vitoria - Las evidencias parecen claras. Y así lo atestiguan las investigaciones policiales desveladas ayer por este diario. Los tres ataques que ha padecido el campus alavés de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en las últimas semanas no pueden ser fruto de la casualidad. Más bien, todo lo contrario. De hecho, los episodios violentos contra las instalaciones de la entidad académica reúnen todos los síntomas que avanzarían la existencia de un grupo organizado detrás de los disturbios. Hasta tal punto llega el convencimiento de tal circunstancia que, ayer mismo, el alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran, responsabilizaba de las algaradas y de los destrozos a un grupúsculo al que espera que “se le atrape”.
Las evidencias policiales se encuentran en poder del primer espada del Ayuntamiento gasteiztarra. Por ello, éste, al ser interrogado en una entrevista concedida a Radio Euskadi, mostraba su preocupación ante los ataques que ha recibido el campus y denunciaba que “un grupo organizado” es el responsable de dichos ataques, por lo que espera que se investiguen los hechos y “se les atrape”. “No tengo más datos, pero es verdad que la UPV/EHU ha sufrido tres ataques en un corto período de tiempo, y eso significa que hay un grupo organizado detrás. Por lo tanto, habrá que prestar atención al campus de Álava, investigar y seguirles hasta capturarles, para evitar este tipo de ataques”, destacó.
Las palabras del primer edil gasteiztarra reiteran las tesis policiales adelantadas por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, que explicaba en la edición de ayer las hipótesis y los convencimientos con los que trabaja la Er-tzaintza en relación a los ataques organizados -tres, hasta el momento- que han sufrido las instalaciones de la institución académica en la capital alavesa. En concreto, los investigadores han situado la lupa sobre un grupo no superior a las 40 personas. Entre ellos habría conocidos de la Ertzaintza, que les habría detenido e identificado en ocasiones precedentes.
Sea como fuere, el grupo estaría conformado por jóvenes de entre 15 y 30 años, aproximadamente. Entre ellos habría, incluso, alumnos de las facultades gasteiztarras, que serían los menos. Las evidencias, además, vincularían al grupo con movimientos de autogestión entre los que alguno de los sospechosos habría logrado camuflarse.
También habría estudiantes de distintos institutos de la capital alavesa, tal y como indicaron a este rotativo fuentes policiales consultadas. Éstas desvelaron, además, la coincidencia en la procedencia de muchos de los integrantes de este grupo, que habrían llegado a la capital alavesa desde zonas de la vecina comunidad navarra, como el valle de la Sakana. Asimismo, los mismos portavoces sospechan que la jerarquía bajo la que opera este grupo respondería a rangos de edad. Así, el modus operandi de estos individuos situaría al frente del grupo a jóvenes que rozarían la treintena, que son los que marcarían los objetivos. Su ascendencia vendría dada por su experiencia previa en contextos similares acaecidos en épocas pasadas.
Aparte, la investigación iniciada tras la concatenación de hechos violentos contra la universidad concluiría que los disturbios, al menos, los tres últimos episodios, formarían parte de una estrategia global que necesitaría cierta notoriedad para retroalimentarse y lograr así trascendencia. Precisamente, ahí también entrarían las redes sociales para dar a conocer su ideario.
En ese contexto, matizan los portavoces consultados, se enmarcarían las campañas de pintadas con marcado acento político alabando las acciones de militantes o exmilitantes de formaciones armadas en zonas concretas, los ataques a determinadas entidades de ahorro y los hechos en la universidad.
Repulsa por los hechos En cualquier caso, los disturbios han logrado concitar el rechazo absoluto de las instituciones vascas, alavesas y gasteiztarras. Incluso, en la concentración de repulsa contra los hechos ocurridos en la madrugada del lunes hubo representantes de EH Bildu, como la parlamentaria Belén Arrondo. Sea como fuere, lo cierto es que el último ataque se produjo a las 3.00 horas. Entonces, uno o varios individuos colocaron dos neumáticos junto a la puerta del Vicerrectorado y prendieron la mecha hasta lograr una llama con un potencial que se logró zanjar de raíz. La reacción de los equipos de seguridad salvó al recinto de sufrir daños mayores.