vitoria - El recinto de las Juntas Generales, no especialmente amplio para acoger entre sus paredes a los más de cincuenta junteros que conforman el hemiciclo, rebotaba el sonido de las discusiones que se escuchaban en la sala durante los turnos de palabra. “Son ustedes como niños, no por gritar van a tener más razón”, espetaba la portavoz del PSE, Eva Jiménez, a sus homólogos de EH Bildu, Podemos e Irabazi. El debate sobre la concesión a Michelin de la Medalla de Álava, en un acto que tendrá lugar la semana que viene en Armentia durante la celebración de la festividad de San Prudencio, elevó ayer varios grados la temperatura de la cámara foral con dos bloques bien diferenciados tratando de convencerse unos a otros -sin éxito- sobre la conveniencia del premio concedido por la Diputación, sustentado en el 50 aniversario de la planta como “un reconocimiento a su trayectoria y a su importante labor en el desarrollo económico del territorio histórico”. El argumento fue avalado por PNV, PSE, PP y el procurador independiente -y trabajador de Michelin-, Miguel Ángel Carrera, pero el bloque de izquierdas de la cámara no estaba en absoluto de acuerdo con la decisión.
Por eso, EH Bildu, Podemos e Irabazi llevaron a las Juntas una moción, tramitada de urgencia ante la cercanía del día de San Prudencio. En ella se posicionaron en contra de la concesión “por obviar totalmente a la plantilla, verdaderos artífices del desarrollo económico” y por “eludir de forma reiterada los derechos” de los trabajadores de la firma. El bloque de izquierdas sostuvo que la Diputación no debería conceder la Medalla de Álava “a empresas que incumplen sistemáticamente la normativa básica de salud laboral”, y acusó a Michelin de mantener “una mala gestión de las lesiones derivadas de los accidentes de trabajo”, además de “empeorar las condiciones laborales y salariales de los trabajadores” mediante la externalización de puestos. Su propuesta no salió adelante, con 18 votos a favor pero 31 en contra.
La sesión contó con la presencia de trabajadores y miembros del comité de empresa de Michelin, que se encuentra negociando el convenio colectivo. De hecho la parte social de la empresa fue protagonista indirecta del intercambio de palabras entre los procuradores, cuando algunos junteros pusieron sobre la mesa que “sólo 14 de sus 27 miembros se han posicionado en este tema” de la medalla, subrayó Miguel Ángel Carrera, trabajador e hijo de trabajador, como él mismo explicó ayer, de Michelin. “Me consta que la mayoría de compañeros no piensa en la medalla, sino en el convenio”, incidió.
Desde EH Bildu, el juntero Manu Rezola puso sobre la mesa los informes de Inspección de Trabajo relacionados hechos públicos en su día con la LCT (Limitaciones de Carácter Temporal) y el uso de amianto como protagonistas. “Nos oponemos a esta medalla. Si es por el tiempo que la empresa lleva en Vitoria o por su número de trabajadores, hay otras empresas que superan a Michelin y no han recibido galardones así”, valoró Rezola. Desde Podemos, José Javier Bizarro aseveró que “sabiendo lo que sucede en Michelin no podemos mirar hacia otro lado”, mientras José Damián García, de Irabazi, criticó también la concesión porque “esta medalla debería haber correspondido a los trabajadores”. PNV, PP y PSE, además de Carrera, coincidieron en sus posiciones para valorar positivamente el reconocimiento.
Mentados por todos, los empleados de Michelin mostraron su postura en comunicado emitido por el comité de empresa, donde la mayoría sindical la ostentan CGT, ELA, LAB y ESK, frente a una UGT y CCOO en minoría. “Desde el comité queremos expresar nuestro malestar ante la Diputación y los representantes políticos por no tener en cuenta a quienes con su esfuerzo contribuyeron a engrandecer no sólo a la empresa, sino a la ciudad de Vitoria”, apunta el comunicado, en el que sostienen que “los trabajadores de Michelin, más que personas, somos tratados como máquinas”, denuncian “la nula actuación de la empresa frente a los accidentes de trabajo” y aseguran que no están buscando “que se entregue una medalla a los trabajadores, ni mucho menos compartirla” con la empresa. El día 28, Armentia acogerá el acto de entrega.