gasteiz - Succubus llevó a la pasarela de Artium una original colección basada en el reciclaje de tejidos vaqueros, hecha a mano y pieza a pieza, que encandiló al jurado. Tanto, que ha logrado uno de los galardones más importantes de la recién concluida Semana de la Moda de Gasteiz. Formada en la escuela local m.CLASS, que a su vez organiza esta cita anual de la mano de Gasteiz On, Succubus ha decidido centrar sus esfuerzos en la moda pese a que lo suyo -también- es la fotografía. Lo importante, sin embargo, “es pagar las facturas”.

Muchas felicidades antes de nada. ¿Cómo le sienta a una ser premiada en casa?

-Muchas gracias, genial. Muy bien. Creo que nadie se lo esperaba, porque no soy de las que va buscando mucho a la prensa o exponiéndose. Depende de cómo sea cada uno, lo respeto, porque al fin y al cabo nos tenemos que vender y vivir de algo. No sé... Piensas, ay, ojalá ganara... Pero ves lo que hacen los demás y dices... Bueno ya, pero mira esto... Me veo con mis vaqueros reciclados, que es algo usado aunque llevan mucho curro, y no te lo esperas.

Ha visto entonces bastante nivel en la pasarela.

-¡Sí! Ha habido cosas. Ya conocía a Zuriñe, a Eder o a Rubén Reyes, no somos nuevos, y hoy en día con las redes sociales vas controlando lo que hace la gente. Cuando me pasaron el listado de quién iba a participar, no te voy a decir que no cotilleé para ver que traían. Por eso se agradece que a quienes les ha tocado votar hayan visto que hay mucho trabajo detrás de lo que hago. No quito mérito a quien compra un trozo de tela, la diseña y luego la corta, pero descoser unos vaqueros o una cazadora entera es... Teniendo en cuenta que uno duerme ocho horas al día, a mí me cuesta más de un día.

Ha tenido paciencia y ya puede presumir de marca, ‘¡Ánimo, valiente!’

-Cuando estudiaba en m.CLASS creo que era la única de mis compañeras que no soñaba con hacer su propia firma. Yo decía, a mí déjame currar en una empresa grande y ya está. Y es lo que he hecho siempre. Por ejemplo, estuve en Barcelona currando para el equipo de diseño de Converse. Hacíamos de todo, como la equipación del Betis, súper glamuroso en su día... (ríe). La verdad es que me rallé un poco de hacer producciones para China y me vine para Vitoria. Estuve un par de años sin saber por dónde me daba el aire, y siempre había hecho cosas con vaqueros. Así que un poco empujada por mi entorno, que me animaba a hacer, esto ha ido viniendo. No fue algo consciente, de pensar, voy a hacer esto. No me planteaba hacer una colección, hasta que de repente me reuní con un montón de prendas y dije... Igual hago un desfile. Hasta hoy.

Antes de haber mostrado su trabajo en Vitoria, también lo han conocido en París. ¿Cómo se gestó esto?

-El verano pasado hice una sesión de fotos mezclando ropa de todos lados con cosas mías, la vio un amigo francés y me dijo que tenía una clienta que le podía interesar para un evento. Total que en diciembre esto se convirtió en un desfile colectivo, Changer la mode pour le climat, donde entraron prendas mías en el apartado de reciclaje. Fue un evento muy protocolario, en el que incluso estuvo Ségolène Royal, la ministra de Ecología. No promocionaron las marcas, pero allí trataron de mostrar que hay muchas maneras de hacer moda, como el reciclaje. No hay que olvidar que, después del petróleo, la moda es la segunda industria que más contamina. Y también que hay mucha explotación, porque en ella trabajan personas, no máquinas. A partir de ahí le di todo el bombo del mundo, hice otra sesión de fotos en febrero con más prendas y en m.CLASS me convencieron para participar en la pasarela de Vitoria.

¿Es difícil sacar al mercado ropa reciclada?

-Sé que me va a costar vender lo mío, porque el trabajo tiene valor y el reciclado le cuesta a la gente, porque ya se ha usado antes. Lo entiendo, porque no tenemos costumbre ni cultura de usar algo reciclado. Mucha gente echa ropa al contenedor de reciclar, me parece guay, pero luego le cuesta mucho comprarla. No es una cuestión de dinero o de falta de dinero, pero yo no necesito un producto nuevo. Ya lo hay, ya existe. El vaquero, además, es un tejido tan resistente...

¿Cómo acaba una fotógrafa empezando a triunfar en la moda?

-Estudié moda y fotografía. Siempre he querido vivir de la fotografía, pero qué te voy a contar... (ríe). La moda ha sido siempre mi plan B, así que o como de la moda o no sé cómo me lo voy a montar. Siempre me han gustado las dos, aunque disfruto más con la cámara que con la máquina de coser. Pero para comer no me da. Tengo una de carretes para revelar... Pero estoy centrada en la ropa, porque además el cerebro no me da para hacer dos cosas.

¿De qué salud goza este sector en Álava?

-Hay gente, pero aquí en el Norte tienes que buscar curro en una empresa o te comes los mocos, y perdón por la expresión. A mí me ha costado la de Dios, como un año y medio, encontrar un local para trabajar, y al final estoy en un estudio de arquitectura de unos amigos. Es imposible, porque por mucho que haya ayudas son muy poquitas y no están enfocadas a este sector. No es un sector que esté contemplado. Y al final tengo que estar entre Vitoria y Barcelona, porque aquí no tenemos costumbre de tener diseñadores. Tampoco necesito que me reconozcan, me vale con pagar las facturas.

¿Va a seguir centrada en el vaquero?

-Sí, voy a seguir con el vaquero y me gustaría encontrar a gente con la que colaborar, como una compañera, Zuriñe Axpe, que tiene una firma de tocados y colaboró conmigo tanto en la pasarela de Vitoria como en París. Pero de momento soy yo y mis circunstancias.

Por cierto... ¿Por qué Succubus? (es el nombre en latín de una criatura de las leyendas medievales)

-Siempre lo he usado, desde el instituto... No sé muy bien por qué, cosas de adolescentes, pero en mi clase de Arte éramos cinco Amaias y para el profesor era complicado identificarnos en los trabajos. Empezó ahí y se ha quedado hasta ahora.

“Teniendo en cuenta que uno duerme ocho horas al día, descoser una cazadora entera a mí me cuesta un día entero”

“Me va a costar vender, porque el trabajo tiene valor y no tenemos costumbre ni cultura de usar algo reciclado”

“Aquí en el Norte tienes que buscar curro en una empresa o te comes los mocos. Las ayudas son muy poquitas”