amurrio - El Ayuntamiento de Amurrio se ha propuesto mejorar la iluminación y el tránsito peatonal de la zona situada detrás de la residencia de personas mayores San Antón de Armuru y del Centro de Día de la calle Intxaurdio, pero para ello ha tenido que tomar la drástica decisión de atajar de raíz el problema; es decir, talar los árboles causantes del serio deterioro que presenta la acera en este punto, a consecuencia de la presión que ejercen sus raíces sobre el pavimento.
Se trata de catalpas que además, debido a la envergadura de su copa, obstaculizan la iluminación adecuada de la acera, ya que para garantizar un alumbrado idóneo hay que dejar libre un espacio de siete metros a la redonda de cada farola. Problemas estos a los que se suma la suciedad del pavimento y peligrosidad para los transeúntes, a consecuencia de la melaza que se genera por la invasión de pulgones que sufre esta especie.
Con el objetivo de corregir estas deficiencias, el servicio de jardinería del Consistorio amurrioarra procederá a la tala y destoconamiento de las catalpas que están dañando el pavimento y obstaculizando el alumbrado, así como provocando problemas de limpieza y seguridad, para posteriormente proceder al arreglo del suelo mediante la pavimentación de los alcorques. Asimismo, las catalpas taladas se entregarán a residentes en Amurrio que están en la lista de espera de solicitud de leñas muertas.
Esta no es la primera vez en los dos últimos años que el Ayuntamiento de Amurrio se ve obligado a tomar la drástica decisión de talar ejemplares del arbolado urbano, aunque por motivos bien distintos. De hecho, en marzo de 2014 y diciembre de 2015, el parque Juan Urrutia fue testigo de la tala de los dos robles americanos que cobijaba, tras constatarse por parte de los técnicos del área municipal de Montes del municipio el evidente envejecimiento de estos ejemplares centenarios, y la imposibilidad de conservarlos, por su mal estado de salud y el serio peligro de caída que suponían.
Y es que, según explicaron desde el Ayuntamiento, presentaban una reducción progresiva de la vitalidad y un debilitamiento fisiológico, “debido sobre todo al alto número de hongos de pudrición e insectos perforadores, tanto en tronco como en ramas, algo que, unido a un importante desequilibrio estructural, traía consigo una alta probabilidad de rotura fatal y del consiguiente riesgo de accidente para el paseante”. Así las cosas, se optó por su tala, de cara a poder garantizar la seguridad de los muchos residentes y foráneos que hacen uso de esta céntrica zona verde. El derribo se llevó a cabo de forma controlada por la brigada de jardines de la localidad, que procedió a sustituir los ejemplares enfermos por otros.
De igual forma, en noviembre de 2014 el Ayuntamiento tuvo que tomar una decisión similar respecto al futuro de dos de los tres tilos que había en la zona peatonal de la calle Dionisio Aldama, a la altura de la cafetería San Antón. La drástica medida también se tomó después de que técnicos municipales del área de Medio Ambiente y Montes verificasen el mal estado de conservación de estos árboles, podridos en su mayoría por el interior del tronco.
Como en el caso de los robles, tras su tala se procedió a plantar dos nuevos tilos de en torno a cuatro metros de altura y unos 25 centímetros de diámetro, y de una especie resistente al pulgón, con el objetivo de evitar la formación de melaza que tantos problemas de suciedad y pavimento pegajoso generan. El tercer tilo (el del centro y menos dañado) se dejó en pie para garantizar sombra a la zona, aunque se le realizan podas selectivas de eliminación de ramas secas y con peligro de desgarro, y su estado de conservación es vigilando en todo momento.