gasteiz - El 4 de noviembre de 1995 tomaba posesión en una ceremonia solemne celebrada en la Catedral de María Inmaculada. Hoy el mismo templo en el que era recibido como obispo acogerá la eucaristía de agradecimiento y despedida y con ello se cerrará una etapa para que el siguiente sábado pueda abrirse una nueva con la ordenación episcopal y toma de posesión efectiva como obispo de Vitoria de Juan Carlos Elizalde.

Pero desde que la Santa Sede comunicara a los protagonistas la decisión del papa Francisco para el relevo en esta diócesis vasca -según algunos mentideros, el 28 de diciembre-, Asurmendi ha ido haciendo las maletas y dedicando un tiempo y una palabra de despedida a sus diocesanos en diversos momentos.

Así el 5 de febrero, la Cofradía de la Virgen Blanca, junto con el Hogar Navarro, organizó en el convento de las Dominicas un acto religioso y musical. El 11 de febrero el prelado no quiso faltar a la cita de la Pastoral de la Salud y la Hospitalidad de Lourdes que en la conmemoración de la advocación mariana del santuario francés celebra cada año la Jornada de Oración por los Enfermos. Asurmendi recordó las muchas peregrinaciones a la localidad francesa en las que ha participado. Y así poco a poco ha ido teniendo gestos de afecto por su diócesis a la que ha servido en estos últimos dos meses como administrador apostólico. En Pamplona le espera, además de su familia, una vivienda junto a la catedral navarra que será su primera residencia como obispo emérito.

Además de los acontecimientos propios en la vida de cualquier obispo, como puede ser la ordenación de diáconos y sacerdotes, el prelado quedará en el recuerdo de la confirmación en la fe de jóvenes y adultos, y las liturgias solemnes en festividades y momentos señalados del calendario litúrgico. En ese sentido, se pueden recordar hitos y fechas concretos.

Al ser titular de la Diócesis de Vitoria fue, hasta que hace pocos años se cambió el criterio, el obispo responsable de las Misiones Diocesanas Vascas (MMDDVV). Con este motivo Asurmendi ha viajado a los territorios de misión en siete ocasiones -a Angola 3 y Ecuador 4-. Así mismo vivió la celebración del 50 aniversario de las MMDDVV, lo que supuso un rememorar el espíritu misionero que hizo de Vitoria la diócesis pionera en la historia de la Iglesia en asumir un territorio de misión encomendado expresamente por la Santa Sede.

Aparte, cabe señalar que el tesoro patrimonial de esta diócesis se conserva en las más de 400 parroquias repartidas por el territorio diocesano. Pero, además, este tesoro tiene dos referentes importantes que han brillado con luz propia durante el periodo de monseñor Asurmendi. Uno es el Museo Diocesano y otro, la Catedral de Santa María, la Vieja. En noviembre de 1997 se anunciaba la reconversión de la girola de la Catedral Nueva en recinto expositivo. El proyecto se empezaría a materializar en el verano de 1998 y abriría sus puertas por primera vez el 30 de abril de 1999. Y de la Catedral Vieja, su Plan Director, referente internacional en materia de rehabilitación, fue presentado al Papa Juan Pablo II el 10 de diciembre de 2002. El acto de reapertura fue el 8 de junio de 2014. Son dos hechos puntuales de una larga y magistral historia que bajo el epígrafe de Abierto por obras ha dado mucho a la ciudad y a la diócesis.

El tema de la Paz, con mayúsculas, ha preocupado sobre manera a monseñor Asurmendi, quien se ha pronunciado particularmente y de forma conjunta con el resto de los obispos de las diócesis vascas con los que ha coincidido. Siempre ha procurado estar cerca de las víctimas de ETA y de sus familiares. En noviembre de 1997 presidía la primera jornada diocesana por la paz. En su homilía decía que “los actos terroristas son inútiles para los fines políticos”.

Sin duda uno de los momentos que muchos recordarán especialmente fue el acto por la paz celebrado el 13 de enero del año 2001 en las campas de Armentia. Lo que muchos no recuerdan es que esa manifestación había tenido un precedente en abril de 1999 cuando más de 2.000 personas pusieron el broche en el mismo lugar a una campaña que se había llevado en la diócesis bajo el lema Desarmar la palabra.

Otra manifestación multitudinaria fue la convocada para el 25 de febrero de 2012 en las tres diócesis. Dicen quienes le conocen que monseñor Asurmendi no ha perdido ocasión para hablar de paz, esperanza, perdón y reconciliación, tanto en una inauguración de curso en la Facultad de Teología como en las Jornadas de la Iglesia Diocesana, como en la fiesta de San Prudencio y otras muchas ocasiones. Por ejemplo, en el funeral del funcionario de prisiones Máximo Casado, asesinado por ETA el 22 de octubre del 2000, Asurmendi diría en su homilía: “Constatar que la inmensa mayoría de nuestra sociedad se ha posicionado en contra de toda violencia, es una gran razón para la esperanza”.

Muy vinculada a la búsqueda de la paz fue la iniciativa de algunos curas de aparecer al final de las listas de algunos partidos políticos como gesto de respaldo a tantos candidatos a las elecciones municipales amenazados por su opción política. “Ellos saben que la ley no permite que un sacerdote esté en partidos políticos. Saben que en una situación normal no debe ser el camino. Sin embargo en este momento difícil que vive el País Vasco, que unos sacerdotes hayan hecho ese gesto me parece digno de todo respeto”, explicaba Asurmendi.

Otro acontecimiento vinculado al tema del perdón y la paz fue el funeral por los 14 sacerdotes asesinados en los primeros meses de la Guerra Civil por el bando nacional. Aquellos hombres no tuvieron siquiera un funeral en condiciones. El 11 de julio de 2009 la celebración tuvo una marcada intención de “reparación y reconocimiento, de servicio a la verdad para purificar la memoria”.

En otro momento Asurmendi dijo: “No queremos reabrir heridas sino ayudar a curarlas o a aliviarlas.” Y por último, en lo que respecta a la Paz, Asurmendi dejará esta diócesis con la satisfacción de haber vivido un momento histórico con la renuncia a la lucha armada de ETA, aunque en la conversación que mantuvo con el Papa Francisco en la primavera del 2014 una de las frases que se cruzaron fue: “Debemos seguir trabajando por la pacificación y la reconciliación”.