El cielo ayer en Dulantzi era plomizo. De él se desprendía gordas gotas de agua, similares a las lágrimas de los familiares, amigos, conocidos y población en general que vieron cómo el 3 de marzo de 1976 la Policía Armada disparaba contra la iglesia de San Francisco de Asís del barrio vitoriano de Zaramaga. segando la vida de cinco jóvenes trabajadores. Y como el recuerdo a las víctimas traspasa los límites de Gasteiz, ahora una plaza de esta localidad de la Llanada lo demuestra.
En una tranquila plaza del pueblo, un par de carpas permitieron a varias decenas de personas guarecerse de la incesante lluvia momentos antes del acto de inauguración de la plaza Tres de Marzo, en honor a los sucesos de 1976, en los que además de los cinco trabajadores muertos resultaron heridos un centenar de personas durante el desalojo de la iglesia. El silencio fue roto por el réquiem Campanades a morts de Lluis Llach. Y un escalofrío recorrió toda la plaza. La canción fue un modo de transmitir solidaridad y la expresión de un compromiso con la libertad.
A frente del sencillo homenaje estuvo el alcalde, Joseba Koldo Garitagoitia, quien recordó que la decisión de habilitar este espacio para la memoria en Dulantzi fue adoptada el pasado año con el respaldo de todos los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento, la Agrupación Independiente de Alegría (AIA/DTI), de la que forma parte el primer edil, PNV, EH Bildu y el PSE. “Creíamos tener una deuda pendiente con los sucesos de ese día. A pesar de que sucedieron en Vitoria participaron trabajadores y estudiantes de Dulantzi y de toda Álava. Toda la clase trabajadora alavesa tuvo implicación en el tema”, remarcó el alcalde en el acto, arropado por el resto de la Corporación municipal. Todos los partidos tenían claro que se deben “extender este tipo de actos a los pueblos para que el recuerdo siga vivo”, y así fue como siguieron adelante con la idea.
La nueva placa se encuentra ubicada en la conocida como plaza verde y antiguamente denominada Marqués de Santillana, en recuerdo a un militar y poeta del Prerrenacimiento. Con su rebautización y la instalación de un monolito, el Ayuntamiento ha tratado de poner “su granito de arena “ y apoyar la labor de la labor de la Comisión del Tres de Marzo”, víctimas y familiares “que durante años y años trabajan por la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación”.
Fueron ellos, miembros de la Comisión del Tres de Marzo, quienes descubrieron el monolito en honor a las víctimas. La escultura ha sido elaborada de forma altruista por los vecinos Félix Saint-Bois y Gonzalo Marcos. Es una talla de piedra con el rostro de las cinco víctimas y una estructura metálica, bajo la que, desde ayer, descansan muchas flores, las que los asistentes al acto colocaron.
Las representantes Nerea Martínez y Eva Barroso agradecieron al Ayuntamiento de Dulantzi y sus vecinos el gesto. “Creemos que con esto también han hecho suya nuestra lucha”, subrayaron, y recordaron que “este reconocimiento también pertenece al pueblo de Araba y a esas miles de voces que nunca han callado y que, desde el mismo día que la Policía masacró aquella asamblea obrera, han venido reclamando verdad, justicia y depuración de responsabilidades”.
Desde la Comisión del Tres de Marzo reconocieron que “después de cuarenta años seguimos teniendo la necesidad histórica de la verdad”. Lo que ellos quieren es “vivir en una sociedad donde no se vulneren ni se violen los derechos humanos y se garantice el cumplimiento de la legislación internacional”. Y, a su juicio, “esta plaza ayuda a visibilizar unos hechos que, no nos olvidemos, la versión oficial siempre ha tergiversado y ocultado”.
La nueva plaza 3 de marzo de Dulantzi comparte ya denominación con uno de los espacios más significativos de Zaramaga, la plazoleta donde confluyen Fermín Lasuen y Reyes de Navarra, junto al templo que fue testigo directo de la masacre. Además, en Agurain también hay una calle con el mismo nombre. Como siempre dice la Comisión, “nuestra memoria es más fuerte que su olvido”.
El acto finalizó parafraseando las palabras del réquiem de Lluis Llach: “Asesinos de razones y de vidas, que nunca tengáis reposo a lo largo de vuestros días y que en la muerte os persigan vuestras memorias”. l