El Carnaval no sólo vive de las carrozas y de la muchedumbre que acostumbra a tomar la capital. De hecho, cada vez que don Carnal llega al territorio histórico lo hace acompañado de una serie de personajes a los que se les presume una intensa pero efímera existencia. La Bruja de Lezeaga y Kakarro asombrarán en la comarca de Ayala mientras Markitos, el Porrero y la Sorgiña harán lo propio en la Llanada. Ellos son la esencia del Carnaval más allá de Gasteiz.

En Agurain, el Carnaval, cuyo preludio es el Jueves de Lardero, llegará de la mano del Porrero y la Sorgiña. Un año más, como lo vienen haciendo desde su nacimiento en 1983, los míticos personajes descenderán de su guarida a la villa para traer el sarcasmo, la burla y la alegría.

Una comitiva recibirá a ambos acompañados por la banda de música hoy a las 20.00 horas. Mañana, la plaza de Santa María se convertirá en escenario de una verbena infantil a cargo de Luhartz a partir de las 18.30 horas. El mismo grupo musical animará la juerga nocturna. Entre las 00.30 y las 2.00 tendrá lugar el concurso de disfraces. El conjunto ganador recibirá 200 euros, mientras que en categoría individual el primer clasificado recibirá un cheque de 75 euros. Además habrá un premio especial de 85 euros.

El domingo tendrá lugar un Carnaval rural por las calles de Agurain a partir de las 12.00 horas. La fiesta contará con una degustación de caldo y un pintxo a cargo de las sociedades Urdai Gutxi, Zornostegi, Potro Leku y Astorreka. Los festejos concluirán el martes con una chocolatada en Santa María, zancos y la despedida del Porrero y la Sorgiña.

El programa de Carnaval de Dulantzi volverá a contar mañana con el tradicional desfile como principal atractivo. Además los pequeños serán los protagonistas de la fiesta infantil que se celebrará en la ludoteca de la Casa de Cultura a las 11.30 horas.

El desfile, que llega a su edición número 26, está especialmente dirigido a grupos. Saldrá a las 19.00 horas desde la plaza hasta el polideportivo. Los participantes entrarán en un sorteo de dos cenas o dos comidas. El entierro de la sardina será el martes a las 19.00 horas.

En lo que a carnavales rurales se refiere, el de Zalduondo es fiel reflejo de fiestas pretéritas en las que se representan los males y y las penas. La localidad celebrará a lo largo del domingo uno de los actos más conocidos. Se trata del recibimiento y ajusticiamiento de Markitos, un grotesco personaje de paja que simboliza todo lo malo del pueblo. Ataviado con un impecable traje, boina y un collar realizado con cáscaras de huevo pintadas de rojo, verde y blanco, saldrá a media mañana para recorrer el pueblo ante la atenta mirada de lugareños y forasteros. Tras su primer viaje permanecerá amarrado en un mástil de seis metros instalado frente al Palacio Lazarraga durante varias horas. A media tarde, una comparsa baja a Markitos de su atalaya y lo pasea por la villa. La comitiva partirá desde el citado caserón, mismo lugar donde hace tres décadas Blas Arratibel, Martiniano Martínez de Ordoñana y Joaquín Jiménez dieron vida a esta tradición, que se ha mantenido estable a lo largo de los años a pesar de su sencillez.

Acompañado por Sorgiñas, Porreros, el Viejo y la Vieja o los zanpantzarras, Markitos llegará al frontón donde el juez leerá su veredicto. El sermón del predicador es nuevo cada año y culpa al personaje de los distintos males que ha sufrido el pueblo a lo largo del año. Muertes, la bajada del precio de la patata o el cereal, las riñas vecinales, entre otras, son algunas de las razones que llevan al personaje a la hoguera. Antiguamente se le pegaba un tiro y un cartucho de dinamita lo descuartizaba. En la actualidad lo rocían de gasolina y le prenden fuego mientras los Porreros danzan y cantan a sus despojos en el frontón, cerca de la fuente de Celedón. Zalduondo reanudó sus carnavales en 1975, interrumpidos en 1934.

Tradiciones ayalesas En el Valle de Ayala, al igual que el resto de Euskal Herria, nunca ha tenido unos carnavales del boato de Venecia o el desenfreno de Brasil, pero sí unos personajes curiosos donde los haya que retrotraen a esa época en que la estricta moral católica permitía unos días de libertinaje antes de adentrarse en la Cuaresma. Así, no es de extrañar que en los núcleos rurales de toda la provincia aprovecharan al máximo esos días en los que la Iglesia miraba para otro lado para regalarse banquetes que agotaban las reservas de las matanzas del cerdo efectuadas al inicio del invierno, acompañadas de ritos ancestrales con olor a magia y paganismo que, de otra forma, no hubieran llegado hasta la actualidad.

Un ejemplo de ello se encuentra en Llodio, con la Bruja de Lezeaga. Personaje principal del Carnaval laudioarra, recibe su nombre de una cueva, cercana al barrio Ugarte. Allí, según la leyenda, residía una mujer que atraía al lugar con sus canciones a los vecinos que, mientras pastoreaban con sus rebaños, oían su voz. Ella, al igual que otros personajes característicos de la mitología euskaldun (tales como la Dama de Anboto o las lamias) solía peinar sus cabellos con peines de oro, y es probable que hace muchísimos años la gente de Llodio la temiera. No obstante, ahora es alguien muy querido en el pueblo porque anuncia el inicio del Carnaval, aunque su despedida llegue entre llamas. De hecho, en el desfile de mañana (un acto que repartirá 2.500 euros en un total de 17 premios a los mejores disfraces, carrozas y animación), las comparsas pasearán un muñeco que representa a la bruja, acompañados de las fanfarrias Gesaltza y Beti Jai, el grupo de animación Auskalo, y los zanpantzarras locales de Ttuntturro. La algarabía se truncará cuando, tras la fiesta infantil a base de castillos hinchables, actuaciones y chocolatada de la tarde del martes, sea condenada a morir en la hoguera.

Algo similar le ocurre al personaje carnavalesco de Amurrio. Se trata de una figura heredada de otros tiempos, que en la actualidad se ha convertido en el trofeo con el que se acompañan los premios en metálico (un total de 1.785 euros) que irán a parar a los disfraces más originales del desfile de este sábado, así como al bar mejor ambientado estos días. La entrega de galardones irá acompañada de talleres de maquillaje y percusión, chocolatada y una verbena con el trío Los amigos del swing. Eso sí, llegadas las 18.30 horas del martes y el fin de fiesta, con verbena infantil, juegos y chocolatada, el Kakarro -que así se llama el personaje, de apellido Judas- también será pasto del fuego.

Respecto a este personaje, cabe señalar que es el nombre que daban antaño los jóvenes del pueblo al atuendo que se ponían para salir del caserío el domingo de Carnaval. Llevaban la cabeza y la cara cubierta con sacos o telas negras y sombreros y vestían ropas oscuras. Salían a la calle con una puxika, que era un globo realizado con la vejiga del cerdo inflada y seca o con unos grandes palos, con la intención de asustar a los vecinos, al igual que hoy hacen los cabezudos en fiestas. Entre los Kakarros destacaba uno que llevaba una túnica negra, vieja y sucia y corría tras los niños del pueblo, portando un saco. Otra reminiscencia del pasado en recuerdo al hombre del saco, aunque en Amurrio era conocido como el Judas y los txikis le cantaban una cancioncilla: Kakarro Birigarro?. Con la mala leche que gastaban estos gamberros enmascarados no es de extrañar que la población se haya querido vengar de sus trastadas sellando el Carnaval, año tras año, con su quema.

En otros municipios del valle, como Ayala y Artziniega, además de los correspondientes desfiles de disfraces, tendrá lugar otra cita típica de estas fechas: el concurso de tostadas.