Vitoria - En Vitoria han muerto atropelladas una treintena de personas en la última década. En algunos ejercicios, como en el de 2007, hubo siete fallecidos; en 2009, cinco. Datos que obligan a la reflexión, a pesar de que en la década de los años noventa del pasado siglo las muertes por atropello eran aún más numerosas. En aquellos años la media de defunciones por este tipo de accidentes rondaba la decena.

En todo caso, se debe actuar ante esta circunstancia, y por ello, para evitar tanto los atropellos como todo tipo de accidentes con vehículos, el Ayuntamiento y los colectivos sociales trabajan en la aplicación de diversas medidas llamadas a hacer la ciudad más amable. En ese sentido, los técnicos municipales presentaron en la última reunión del Foro de Movilidad una serie de actuaciones concretas, como son la habilitación de más orejas -estrechamientos de la calzada en el entorno de los pasos de cebra-, habilitar refugios intermedios entre los dos carriles de una misma calzada, eliminar los obstáculos que impiden la visibilidad en los pasos de cebra, iluminar éstos, para mejorar su visibilidad durante la noche; colocar balizas luminosas con el mismo objetivo, resaltar dichos pasos con colores llamativos, colocar señales luminosas especiales que alerten al conductor de que se acerca a un paso de peatones, echar mano de los radares para evitar tentaciones a los conductores, elevar los pasos, colocar bandas de frenado o los llamados cojines berlineses, estrechar y eliminar carriles -como se ha hecho en la calle Argentina, no sin polémica-, o instalar estrechamientos puntuales en zonas especialmente conflictivas.

La mejora de la seguridad vial pasa también por construir más miniglorietas y colocar más pulsadores en los semáforos, pintar señales horizontales más llamativas y singulares, o emplazar puertas de entrada a las zonas de tráfico calmado.

Precisamente estas áreas de tráfico lento son una de las apuestas más fuertes del Ayuntamiento en los últimos años en materia de movilidad. Desde su implantación se ha constatado que la velocidad del vehículos privado se reduce, aumenta la circulación en bicicleta, y los peatones tienen más sensación de seguridad. La tendencia es que las vías rápidas terminen siendo las mínimas imprescindibles, que hagan las veces de perímetro de las supermanzanas en las que los viandantes, especialmente los menores de edad, puedan ser dueños de la ciudad en lugar del vehículo privado.

Y es que buena parte del problema de la seguridad vial en Vitoria se debe a que, a pesar de que el uso de la bicicleta se ha disparado, en la ciudad hay muchos vehículos a motor. Concretamente, 139.444 en el año 2014, más de uno por cada dos gasteiztarras. Cada año, los coches causan 6.000 accidentes en la ciudad, pero aunque se ha construido toda una red ciclista, ha llegado el tranvía y Tuvisa procura mejorar su servicio a pesar de sus dificultades económicas, para muchos vitorianos el coche es la única alternativa de transporte para llevar a sus hijos al colegio o ir a trabajar.

Precisamente el movimiento de miles de escolares todas las mañanas es uno de los principales riesgos y retos a los que debe hacer frente la ciudad en materia de seguridad vial y movilidad en general. Para cambiar las tornas, el Centro de Estudios Ambientales ha puesto en marcha un programa para impulsar la movilidad autónoma y activa al colegio, enmarcado en el Plan de Movilidad y en el proyecto Civitas de la Unión Europea.

Fruto de este programa se han impartido doce cursos de circulación segura a pie para 281 menores, se han dado otros seis cursos para 150 jóvenes del instituto Koldo Mitxelena y se ha prestado asistencia técnica para diseñar cuatro recorridos escolares en bicicleta. Además, otros 389 niños de nueve colegios de la ciudad han recibido dieciséis cursos de circulación segura en bicicleta, y 705 menores más han sido beneficiarios de 33 cursos para el correcto mantenimiento de la bicicleta y la utilización de luces y elementos antirrobo de calidad. Por último, cuatro talleres de reflexión en cuatro centros educativos se han impartido para exponer a madres y padres las oportunidades de la movilidad autónoma en los desplazamientos escolares.

Los propios menores han sido protagonistas a la hora de identificar las barreras para el transporte sostenible en el entorno de sus colegios. Boli y cuaderno en mano, los jóvenes han examinado vías como Portal de Arriaga o de Legutiano, las calles Etxezarra, Beato Tomás de Zumárraga, Domingo Beltrán, Florida, Manuel Iradier, Francia, Paz y Antonio Machado, la Avenida Gasteiz, la rotonda de América o la calzada que discurre entre las rotondas de la Antonia y de Tanis Agirrebengoa.

El aumento del uso de la bici en Vitoria, que ha pasado de representar el 3% del total de desplazamientos en 2006 al 12% de 2014, se ha traducido también en más incidentes donde los ocupantes de estos vehículos son víctimas o causantes de accidentes. Entre el 60% y el 80% de los siniestros de bicicletas registrados entre 2008 y 2013 se produjeron entre estos vehículos y un coche, mientras que los atropellos de peatones suponen más o menos un 10% de los casos, y las colisiones con otros ciclistas, con animales o con el tranvía apenas son significativos desde el punto de vista cuantitativo.

Medidas. El Consistorio y los colectivos sociales plantean la habilitación de más orejas -estrechamientos de la calzada en el entorno de los pasos de cebra-, o refugios intermedios, eliminar los obstáculos que impiden la visibilidad en los pasos de cebra, iluminarlos, resaltar dichos pasos con colores llamativos, colocar señales luminosas especiales, usar los radares como elemento disuasorio, elevar los pasos, colocar bandas de frenado o cojines berlineses, estrechar y eliminar carriles o instalar estrechamientos puntuales en zonas especialmente conflictivas. También se propone construir más miniglorietas y colocar más pulsadores en los semáforos, pintar señales horizontales singulares y emplazar puertas de entrada a las zonas de tráfico calmado.

El parque móvil. En Vitoria había censados en el año 2014 139.444 vehículos a motor, una cifra que se mantiene más o menos estable en los últimos años. Los coches privados causan alrededor de 6.000 accidentes al año en la ciudad, y en la última década ha fallecido cerca de una treintena de personas por atropellos. Las cifras anuales por muertes de este tipo, en todo caso, eran mayores en los años noventa del siglo pasado.

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Niños y niñas de la capital alavesa han recibido cursos de circulación segura en bicicleta, y otros 705 han sido formados en mantenimiento, utilización de luces y elementos antirrobo de estos vehículos. Los propios escolares se han encargado de detectar los obstáculos a la circulación en el entorno de sus colegios.