concepciones antiguas de la enseñanza como que la letra con sangre entra se encuentran desterradas desde hace ya muchos años de las metodologías educativas. En las aulas, ya no se estila ese aprendizaje mecánico, de memoria, basado en la repetición sistemática de conceptos por parte de los profesores y por extensión de sus alumnos, sino que los primeros tienen que ocuparse ahora también de resolver las dudas que surgen entre los segundos y de fomentar su creatividad, de activar su imaginación y curiosidad. Como dijo el historiador y ensayista griego Plutarco hace casi 2.000 años, “el cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender”, y ya son numerosos los profesionales de la educación que han tomado esta máxima como filosofía de trabajo.
No es una tarea sencilla romper con los viejos esquemas, hacerlo lleva mucho tiempo de trabajo, pero el camino recorrido hasta la fecha por el colegio Urkide de Gasteiz en materia de innovación educativa es amplio. Tanto, que el centro acaba de ser galardonado con el Quality Innovation of the Year en su fase vasca gracias a su proyecto Comunidades educativas innovadoras, que le llevará a competir el próximo 27 de enero por este premio, ya a nivel europeo, en Tallin, capital de Estonia. Urkide ha sobresalido sobre otras nueve candidaturas presentadas por sendos centros de enseñanza vascos en la categoría de Innovación Educativa.
Según recuerda Andoni Íñigo, miembro del equipo de creatividad de Urkide, el centro vitoriano comenzó “a saco” a trabajar todo lo relacionado con la innovación allá por el año 2006, con una autoevaluación que le llevó a concluir que ya era un centro con buenos mimbres en la materia, pero con un largo recorrido por delante para inculcar ese carácter innovador a sus alumnos, para darles herramientas de creatividad y emprendimiento. “Se trata de pasar de las ideas a los proyectos y luego, de los proyectos a los productos”, argumenta Íñigo.
Fue entonces cuando Urkide comenzó a elaborar un proyecto para llevar la creatividad a las aulas, mediante todo tipo de actividades, el germen de los que ahora es Recréate, una de las tres patas del programa galardonado y que en poco más de un mes competirá a nivel europeo.
Con el tiempo, Urkide ha configurado una gran base de datos compuesta por cerca de 500 actividades diferentes relacionadas con la creatividad y el emprendimiento, una biblioteca distribuida a su vez por etapas educativas, para ser desplegadas en las aulas. Contribuyeron a su gestación tanto Íñigo como Félix Sáenz de Ugarte y Amaia Bolois, docentes de Urkide, hasta que se unió a ellos otra “figura fundamental”, la de Nekane Granado, para dar más empaque al grupo. “Todas las técnicas vienen del mundo empresarial. Son complicadas para los niños, pero las hemos ido adaptando a ellos”, explica esta profesional. Están basadas en conceptos como el brainstorming, la clásica tormenta de ideas que en Urkide toma el nombre de xirimiri, o los seis sombreros, una metodología para discutir y tomar decisiones en grupo desarrollada por Edward de Bono.
En Primaria, las actividades desarrolladas en el aula buscan, fundamentalmente, generar ideas y despertar la creatividad de los niños. En Secundaria, se busca dar un paso más, dando herramientas a los jóvenes para seleccionar las mejoras ideas y mejorarlas, unas estrategias más ligadas al emprendimiento. “En definitiva, queríamos asegurar que al acabar su etapa educativa los alumnos puedan aplicar técnicas de creatividad”, sintetiza Sáenz de Ugarte. Los cuatro profesionales han logrado plantar cara a la falta de tiempo y a la dificultad de adaptar las actividades a las aulas con grandes dosis de esfuerzo. Cuando la biblioteca tomó forma, los responsables de este programa comenzaron a “calentar” a sus chavales con pequeñas actividades previas y una experiencia piloto que se extendió durante un curso entero.
‘la sesión 31’ La puesta en marcha definitiva del programa fue un hecho hace ya dos cursos, cuando el centro decidió dedicar una hora a la semana a trabajar la creatividad de sus alumnos. Concretamente los miércoles, donde Urkide comprimió las horas lectivas, que son un total de 30 a la semana, y sacó tiempo para crear la llamada sesión 31, destinada a trabajar estas técnicas. La venta de objetos imposibles es otra de las actividades que se desarrollan en ESO y donde los alumnos, según Granado, “tienen que desplegar todo su pensamiento lateral”. Aunque en Urkide “toda la cadena” ya está trabajando en esta clave, desde que los alumnos tienen seis años y hasta que llegan a los 18, los alumnos de Bachillerato lo hacen en sus tutorías.
A raíz del desarrollo de Recréate, al proyecto de Urkide le han salido dos hermanos pequeños, otros dos programas llamados Aulas Permeables y Ábrete Urkide Gure Artean. “Nos interesaba que viniera al centro gente externa que pudiese contar algo a los alumnos”, expone Sáenz de Ugarte. Fue el germen de la primera de estas iniciativas, que hasta la fecha ha llevado a Urkide distintos talleres de cocina creativa, de cómic, de ciencias... “Queremos que esto sea sistemático y que todos los años venga la misma persona a hacer algo, porque encaja muy bien en el proyecto”, expone de nuevo Sáenz de Ugarte.
La tercera pata del proyecto, Gure Artean, también se basa en abrir el colegio y sus diferentes espacios a otras actividades, pero dando el protagonismo a las familias. Esta iniciativa, la última en desarrollarse -comenzó el pasado curso-, se ha plasmado por ejemplo en la celebración de una exposición sobre el Capitán Trueno en el arte o de una sesión de biodanza con las familias. “Vimos que había un montón de familias creativas en este centro y que se podían animar a participar en estas dinámicas”, expone por su parte Bolois.
Toda la metodología puesta en marcha durante estos años en Urkide ha sido recopilada convenientemente y ha servido para desarrollar un curso on line para que todos el profesorado que así lo desee pueda formarse en esta materia. Entre 200 y 250 docentes no sólo del Estado, sino de países como Uruguay o Chile, han aprendido a aplicar estas técnicas de la mano del colegio gasteiztarra. “Darle estas herramientas al profesorado es algo que nos han agradecido mucho, porque les das ese empujoncito que a veces hace falta”, certifica Granado.
Al margen de premios o reconocimientos, los profesores observan un salto cualitativo en las dinámicas de Urkide, forjado en las competencias que van adquiriendo los chavales. “Han cambiado esa actitud de miedo o de vergüenza que a veces tienen”, expone Bolois. “Vemos que tiene repercusión. Se ha visto una transformación en el centro, ha calado mucho. Cuando llega la hora Recrea les encanta, hay mucha ilusión y eso nos complace mucho”, celebra por su parte Sáenz de Ugarte. El futuro pasa por seguir trabajando en la materia. “El premio no es el final de nada, porque estamos en un proceso de mejora continua”, confiesa Iñigo. “Es un tema infinito. Siempre va a haber algo nuevo que podamos sacar y aprendes mucho de los niños”, zanja de nuevo Bolois.