la teoría del emprendimiento es sencilla. Si alguien tiene un problema, se busca una solución a su medida. La realidad, en cambio, siempre es más compleja, entre otras cosas, porque a veces no existe ningún problema pero la solución se vende igual. Sin embargo, en contadas y exitosas ocasiones sucede que, efectivamente, alguien tiene un problema y que, afortunadamente para él, otros han dado con la solución idónea para resolverlo.
Lo curioso es que, en este caso, el problema es algo que afecta a millones de jugadores de bádminton de medio mundo, y la solución la ha encontrado nada menos que un grupo de niños y niñas alaveses de entre 11 y 15 años, que mañana la presentarán en Zamudio en una competición internacional.
Jon Kepa, Laura, Mikel, Ekain, Luis e Iker son los Landederros Gamberros. Landederros porque se reúnen en el polideportivo de Landederra, en Elburgo. “Lo de gamberros no sé por qué se lo pusieron”, ironiza su entrenador, Fidel Gómez. Estos seis jovenzuelos de Dulantzi, Vitoria, Aberásturi, Trocóniz y Elburgo se desplazarán al parque tecnológico de Bizkaia para, en el marco de la llamada First Lego League Euskadi, dar a conocer al jurado el proyecto en el que llevan meses trabajando. No será el único equipo alavés de los treinta que participarán -también acudirá uno en representación del colegio Urkide-, pero en su caso cuentan con un aval especial, el interés que su propuesta, a medio camino entre el deporte y el reciclaje, ha suscitado en el mundo del bádminton. El objetivo que la organización planteó a los 500 jóvenes inscritos era sencillo: idear un proyecto científico que sirva para producir menos residuos o mejorar la manera en la que tratar los que se producen.
Hace unos meses, estos seis chavales se pusieron manos a la obra para pensar qué producto de su entorno se consume en grandes cantidades y acaba en la basura sin ninguna opción de reciclaje. A uno se le encendió la bombilla echando un ojo a su deporte favorito, el bádminton, y el objeto fundamental -junto a las raquetas- para practicarlo, lo que los profanos llaman “la pelota del bádminton” y los profesionales denominan “volante”.
Los polideportivos y centros en los que se practica este deporte acaban acumulando bolsas de estos objetos, fabricados con plumas de ganso o nylon que, sin embargo, se tiran directamente a la basura, generando residuos de un producto que en el caso de los manufacturados con las plumas podría utilizarse perfectamente -y ahí han encontrado su filón- para compostaje. “La idea en la que hemos trabajado consiste en crear un sistema integrado de gestión de estos volantes, algo similar a lo que hace Ecoembes con la recuperación de envases. Se colocan unos contenedores en los polideportivos y clubes de bádminton para depositar los volantes, los de plumas por un lado y los de nylon por otro, y luego se envían a las empresas de reciclaje”, explica Gómez, que cuenta con la ayuda de Fernando Fernández de Aránguiz como segundo entrenador.
Los chicos y la chica de este grupo de trabajo han presentado ya su idea in situ a empresas como la alavesa Ekaia Eko-gestión, especialistas en compostaje, o a Ekolber, una ingeniería del caucho y plástico de colágeno, en Bergara, donde ya han hecho pruebas incorporando plumas de ave al biocaucho, así que las de ganso de los volantes -que por cierto son siempre del ala izquierda del animal para que gire en la misma dirección- podrían ser una buena opción. Los volantes de nylon se usarían, como sucede por ejemplo con los tapones de plástico, aprovechando la red de plantas de residuos de envases.
El grupo ha contado además con ayuda y asesoramiento de centros tecnológicos como Neiker-Tecnalia y también han trasladado su iniciativa a la Federación Española de Bádminton, la Federación Alavesa, clubes de este deporte de Vitoria y Álava y empresas que fabrican volantes. “Por lo que hemos investigado no hay ningún sistema similar al nuestro, salvo en Francia, donde un fabricante los recoge y a cambio te hace un descuento si compras más, pero sin usarlos para reciclaje”, apuntan.
volantes contra chicles “En Elburgo tenemos cierta tradición de este deporte y ni aquí ni en ningún sitio se hace absolutamente nada con los volantes. Los de pluma se acaban rompiendo con cierta rapidez, y los clubes los acumulan en unas bolsas grandísimas que van directas a la basura”, explica Gómez, que desde hace unos años entrena a un buen grupo de niños y niñas de Elburgo y alrededores como parte del TecnoClub de esta localidad, organizando diferentes actividades al año para inculcar la pasión por la técnica y la ciencia a los más pequeños.
Con la de este año cumplirán cinco presencias consecutivas en la First Lego League, una competición científico-tecnológica internacional ideada por la conocida marca de juguetes a piezas que a lo largo del año se divide en varias competiciones a nivel nacional y regional para, en total, englobar a cerca de 65 países y cerca de 200.000 chicos y chicas de entre 10 y 16 años. La prueba se divide en tres partes. La elaboración del proyecto científico, centrado este año en la gestión de residuos, el diseño y programación de un robot con piezas de Lego para desarrollar diferentes retos y una última pata, la “demostración de los valores”, en la que los niños deben explicar qué han aprendido y en base a qué herramientas, como el trabajo en equipo, han sido capaces de elaborar un proyecto pensado para su ámbito local que se puede trasladar a nivel global. Una premisa que el reciclaje de los volantes de bádminton cumple a la perfección. Eso sí, para llevarse el primer premio tendrán que verse las caras con otros proyectos también bastante curiosos, como el que presentará un grupo de estudiantes de la ikastola Lauaxeta, de Amorebieta, que ha masticado un plan para reaprovechar los chicles usados.
“En todos los años que llevamos participando en esta competición es la primera vez que nuestra propuesta ha generado tanto interés del mundo real, por así decirlo”, explica el coach del TecnoClub de Elburgo. “Estamos muy sorprendidos, porque normalmente estas ideas se suelen quedar en el ámbito teórico pero en esta ocasión creo que el equipo ha dado con algo importante, con un problema real para el que proponemos una solución que está gustando al mundo del bádminton. Ojalá sea el núcleo de algo más grande”, confían. Su pregunta encontrará mañana respuesta en la First Lego League, donde estos jóvenes alaveses y sus entrenadores conocerán si el reciclaje de los volantes de bádminton se lleva el trofeo a la mejor idea para la gestión de residuos y ponen su granito de arena para alcanzar un mundo más sostenible.
Junior League. Además de la competición para jóvenes de entre 10 y 16 años, la Lego League incluye una categoría para niños y niñas de entre 6 y 9 años. El equipo de Elburgo acude con tres equipos con proyectos sobre el reciclado del vidrio, el aceite y el papel y el cartón.
Dos equipos alaveses. Ésta será la quinta presencia del Tecnoclub de Elburgo en la First Lego League. Además de ellos, Álava tendrá un segundo grupo de participantes, con una representación del colegio Urkide.