gasteiz - 1.500 velas iluminan mucho. Quizás no lo suficiente para encarar la oscuridad del desconocimiento, pero, desde luego, sí para empezar un camino que, desde el inicio, se antoja arduo. Los luceros se encendieron ayer por la tarde en Oihaneder Euskararen Etxea para iluminar un mosaico dentro de la campaña de Geu Elkartea Euskarak 365 egun. Luz para vencer la noche, para iluminar una senda, la que le queda por recorrer al euskera, que ya ha caminado muchos kilómetros desde que logró desembarazarse de los grilletes de la intolerancia. Pero aún hay sitio para incorporar atajos al itinerario vital de una lengua que ayer celebró su Día Internacional.
La jornada compaginó los posicionamientos institucionales con la fiesta y la reivindicación de la figura de los euskaldunberris, los nuevos hablantes de un idioma que quiere y que necesita abandonar el reposo de la teoría para pasear por la práctica. Antonio Machado escribió aquellos versos que animaban al caminante, porque el camino se hace al andar. Paso a paso. Metro a metro. Esa idea es la que ayer impregnó la jornada hasta el punto de que el Ayuntamiento de Vitoria anunció que homenajeará a los euskaldunberris con una plaza frente al palacio de Escoriaza-Esquível. Algo parecido hará el Consistorio de Agurain en el espacio adyacente a la Biblioteca Municipal. Desde la Diputación, ocho nuevos hablantes de euskera, entre ellos, el diputado general, Ramiro González, fueron los encargados de leer el posicionamiento oficial del ejecutivo. Hubo también espacio para la fiesta, con actividades en colegios, asociaciones y en la calle. Por ejemplo, la Escuela de Trabajo Social se llevó a cabo un lipdub con el lema Euskaraz eta kitto.
La nota discordante llegó desde el grupo juntero de Ciudadanos, que prefirió no sumarse al consenso al creer que el euskera es una imposición. Lo dicho, aún queda un camino arduo.