santander - El acusado de matar a dos vecinos de Laudio, padre e hija, en la playa Salvé de Laredo en agosto de 2014 aseguró ayer en el inicio del juicio por este trágico suceso que no se siente responsable de los hechos que se le imputan porque no recuerda haberlos cometido, por lo que cree que no lo hizo con “voluntad”.

“No soy consciente de haber cometido los hechos, ni yo mismo doy crédito. Por ello, pido perdón a la familia y a las víctimas, que eran inocentes. Lo siento mucho, lo siento en el alma, porque ese día salí de casa, pero ni por asomo para hacer eso”, aseguró el acusado durante la primera sesión del juicio que se celebra en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria.

Los hechos, por los que la Fiscalía pide 35 años por un asesinato y un homicidio y la acusación particular 40 por dos asesinatos, ocurrieron sobre las 18.30 horas del 17 de agosto de 2014, cuando M.I.R. se encontraba en una duna de la playa junto a una de las torres de vigilancia y las dos víctimas, Gabino y Mercedes, abandonaban el arenal.

Allí, según el relato del fiscal, el acusado “con intención de acabar con su vida y sin mediar palabra y de forma totalmente sorpresiva”, se acercó a la mujer y “comenzó a acuchillarla, sin que tuviese posibilidad alguna de evitar el ataque”. Cuando el padre de la chica “intentó zafar a su hija del agresor, éste, presidido por idéntico ánimo, lo apuñaló en el cuello, para continuar acuchillando” a la mujer, que “se encontraba en el suelo”.

Como consecuencia de esta agresión, la mujer sufrió múltiples heridas y un shock hemorrágico e hipovolémico que ocasionó su fallecimiento minutos después, mientras que el padre fue trasladado al hospital, donde murió hora y media más tarde por un shock hipovolémico provocado por las heridas.

El acusado, en prisión provisional desde que ocurrieron los hechos, afirmó ayer que aquel día consumió cannabis y cocaína tras comer en casa de sus padres y que acudió a la playa con un cuchillo para hacer una talla de madera con un palo. Relató también que, una vez en el arenal, lo que recuerda es que le dio “un subidón, un pelotazo”, y que empezó a ver “cosas raras”, como a la gente “deformada y distorsionada”, “flores flotando por el agua” o “un oso blanco corriendo por la playa”, al cual -dijo- siguió hasta las dunas, unas alucinaciones que el fiscal reveló que M.I.R. no refirió en ninguna de sus declaraciones anteriores al juicio porque le “pareció irrelevante”.

Tras seguir al “oso hasta las dunas”, indicó que lo siguiente de lo que es “consciente” es de “estar tumbado en el suelo, en la arena, y levantarse lleno de sangre” pero “sin saber lo que había pasado”. “Estaba aturdido y recuerdo como si me llevasen en volandas”, añadió.

M.I.R. también señaló que en ese momento se sintió como “en una nube” y que sí recuerda que había una persona encima de él, un policía que se encontraba de libranza y que se hallaba en la playa Salvé ese día, que fue quien le retuvo en el lugar hasta que llegaron efectivos de la Policía Local y de la Guardia Civil. “No me siento culpable porque no me explicó por qué ni cómo he hecho eso ni a santo de qué”, insistió M.I.R., que reiteró en varias ocasiones que no lo hizo de “forma voluntaria”.

A preguntas del fiscal, el acusado admitió que al ser detenido no habló ni de que había consumido drogas ni de sus alucinaciones porque hacía poco tiempo que había salido de un centro de desintoxicación y no quería decepcionar a sus padres. El juicio continuará esta mañana con las declaraciones de la familia, los testigos que estaban aquel día en la playa Salvé y los agentes que intervinieron. - E.P.