a la espera de la última pieza que ponga punto final a la reforma -esa pasarela con El Corte Inglés que empieza a ser una leyenda más que un proyecto-, la Plaza de Abastos inauguró ayer el último espacio que restaba por poner a disposición de los clientes: la terraza y los nueve puestos gastronómicos ubicados en su lateral.
Estaba todo tan nuevo que daba cosa tocarlo. Los operarios se afanaban en arreglar los últimos detalles por pulir, que no son pocos, pero lo importante, lo esencial, estaba ahí. Los comerciantes ya pueden vender sus productos desde lo alto del recinto, y los clientes, comprarlos. No está mal, teniendo en cuenta que muchos llevaban más de un año esperando a poder hacerlo.
Con todo, los datos de afluencia a la plaza desde su inauguración el año pasado hablan por sí solos. 22.000 visitantes diarios, casi 40.000 los días posteriores a la puesta en marcha de los gastrobares, han dictado sentencia. La espera ha sido larga, pero ha merecido la pena y, pasarelas a un lado, sólo faltaba rematarla con el broche final. Ayer llegó el día para siete de los nueve comerciantes que a partir de ahora ofertarán sus productos en la terraza de Abastos, que recibieron a los primeros curiosos desde las 9.00 horas.
No estaban todos, pues dos de ellos, el de la cerveza alavesa Olbea y el de Cáritas, que venderá productos de la huerta que posee en un antiguo convento de la ciudad, tendrán que esperar. Accediendo desde el ascensor ubicado en el exterior de la plaza, el primero con el que los clientes se toparán será el que acoge a las ocho bodegas alavesas de txakoli que, bautizado como Gozo Ederra, también ofrece pintxos con Label alavés.
Poco después de la apertura, el gerente de la Denominación de Origen Arabako Txakolina, José Antonio Merino, recibía a multitud de clientes, que se agolpaban en el local. “Estamos contentos, aunque esperamos que el día fuerte, con más meneo, sea el sábado. A partir de ahora estaremos también los jueves por la mañana y a la tarde. A ver qué pasa, porque tenemos unas expectativas muy grandes con todo esto”, explicaba.
Su objetivo, además de, obviamente, vender todo el txakoli que puedan, pasa también por “promocionar nuestro producto como se merece, para que las ocho bodegas alavesas sean cada más conocidas en Vitoria”. Aviso a navegantes, en Gozo Ederra quieren “desterrar los viejos tópicos sobre el txakoli, como que se escancia”. “Enseñaremos a beberlo y a servirlo”, apunta el gerente de la Denominación de Origen.
Han pasado un par de horas desde la apertura y la mañana “se va animando”, sostiene también en Gozo Ederra Mikel Merino, al tiempo que descorcha una botella para servir a un cliente. A su lado un cartel anuncia la oferta del día: txakoli y pintxo por dos euros. “Se ha hecho larga la espera. La gente que sabía que íbamos a ser uno de los puestos de la terraza nos iba preguntando que cuándo abríamos por fin. La verdad es que el sitio tiene muchas posibilidades. La terraza está bien montada y para organizar eventos tiene potencial”, subraya.
No sólo a Mikel se le ha hecho larga la espera. Otros comerciantes también lamentan que las obras hayan retrasado la inauguración en más de una ocasión, especialmente tras la finalización de la reforma principal y la apertura de puertas al público en julio del año pasado. En noviembre parecía que la terraza iba a estar completada en febrero. En febrero, que en julio. Y en julio, que en septiembre. No llegó al pistoletazo de salida de los gastrobares, el pasado día 1, y al final -para alegría de los productores- ayer pudieron cortar la cinta, al menos metafóricamente, para que los carros de la compra quemen rueda en el largo pasillo del piso superior.
Dos de las primeras clientas, Carmen Fernández de Betoño y Concha Gómez Ruiz, se mostraban especialmente contentas por poder hacer la compra en los puestos de frutas y verdura ecológica. La primera llenaba su bolsa en el de Arantza Díaz de Arcaya. La segunda, en el de Ana Pérez de Arrilucea.
“Me gusta mucho cómo ha quedado todo. Yo soy una incondicional de la Plaza de Abastos y siempre vengo a comprar. Sólo nos faltaba subir a ver los puestos de la terraza. Vendré habitualmente y espero que la gente se anime y venga también”, aseguraba Concha Gómez. Por su parte, Carmen agradecía el nuevo espacio pero lamentaba que el acceso hasta la azotea, con las escaleras y el ascensor, “esté un poco complicado”.
Ubicada en la zona sur del recinto, y con más de mil metros cuadrados, el segundo piso incluye además de la terraza un almacén y un aula de cocina de más de 135 metros cuadrados, con capacidad para entre 18 y 36 personas y espacio para el chef, equipada para preparar los mejores platos e impartir cursos.
frutas y verduras En otro de los puestos de agricultura ecológica Izaskun García se felicitaba por poder recibir a sus clientes desde un espacio donde, poco antes de abrir, acababan de instalarle un más que necesario grifo. Para la luz eléctrica tuvo que esperar un poco más.
“Normalmente los clientes son personas de costumbres, así que estos meses en los que no hemos podido atenderlos nos han hecho perder clientela. Ahora nos tocará recuperar a los asiduos y conquistar a nuevos”, adelanta esta productora de la localidad alavesa de Heredia, que ayer ofrecía tomate, calabacines, pepinos o judías verdes, entre otros productos de su huerta. Próximamente llegarán las conservas ecológicas, los zumos o los huevos.
“Cuando tienes la huerta preparada para sacar las verduras los retrasos son una puñeta. Al final el sitio está bien, aunque con el calor la cristalera es un poco peligrosa para los productos frescos, pero bueno”, señala Izaskun García. En principio, la amplia cristalera se podrá recoger en verano. A su lado, Arantza Díaz de Arcaya lamentaba tras su stand hortofrutícola que no se hubiera promocionado un poco más la apertura de los locales gastronómicos de la terraza, aunque “para no haberlo divulgado demasiado no ha estado mal”. “La gente todavía no se ha enterado mucho, pero los que están viniendo tenían muchas ganas de que abriéramos. Me ha sorprendido porque está siendo como un jueves normal, con mucha gente”, estimaba.
En La Huerta Alavesa, María Jesús García también opinaba que “mucha gente no sabía que abríamos hoy”, pero esperaba que “el boca a boca acabe dando sus frutos” y anime a los clientes a acercarse para comprar sus patatas, acelgas o puerros. “Ha quedado todo bien, desde aquí al menos vemos la calle”, agradecía.
En total, seis de los nueve locales -Ana, Arantza, Juan Carlos, La Huerta Alavesa, Basaldea y Cáritas- ofertarán productos de sus huertas. Los tres restantes son los citados Olbea (cerveza), el txakoli y los pintxos de Gozo Ederra y el stand de Chúpate los dedos, con caldos de Rioja Alavesa y pintxos. “Para beber servimos vino, mosto, salobreña y cava. Los días que el puesto de Olbea esté cerrado ofreceremos nosotros cerveza, y cuando lo esté el de txakoli, lo mismo”, resume Ángel Castillo desde su stand de Chúpate los dedos.
“Han pasado quince meses desde que nos echaron del puesto y hemos estado merodeando un poco por la plaza, así que la espera a nosotros también se nos ha hecho larga. Hoy todo está siendo un poco precipitado y hay cosas sin terminar, pero la terraza tiene buena pinta para organizar eventos y nosotros esperamos dentro de un mes poder montarlo todo para servir también cazuelitas y pintxos calientes, que ahora no podemos”, concluye, Todo se andará.