vitoria - Hace ya tiempo que el comité de empresa de Tuvisa propuso la renovación de los asientos de los chóferes en los autobuses de la empresa vitoriana, el elemento de los vehículos cuya antigüedad más notan los trabajadores en sus riñones. Además, tanto la propia gerencia de la empresa como el gobierno municipal y los grupos de la oposición admiten la necesidad de renovar la flota, pero las estrecheces económicas en el Ayuntamiento, por el momento, lo hacen imposible.

Francisco Guzmán, presidente del comité de empresa, explica que “los autobuses son viejos, y el estado de muchos es muy malo. Además, tampoco hay un mantenimiento exhaustivo, y hay cosas que no están como deberían”, señala el sindicalista, que incide en que “lo peor” para los chóferes son los asientos. “Hay muchos respaldos que están mal, otros que no tienen reposacabezas, básicamente eso es lo que más nos afecta”, explica Francisco, aunque hay casos en los que los volantes dejan ver su alma metálica, con la goma ya carcomida, aparte de los problemas mecánicos, que en este caso Francisco considera lógicos y normales en vehículos que hacen 100.000 kilómetros al año. “Si son más nuevos darán menos fallos, pero los dan, los autobuses están arrancados casi 16 horas seguidas y tienen que tener averías”, explica.

Por otro lado, y precisamente por el uso intensivo que se les da, no sólo los autobuses más viejos están en mal estado. “Los más viejos son los que peor están, pero algunos de los nuevos también tienen los asientos desgastados, algunos rajados, atados con cinta... Ya un autobús con ocho años tienen un desgaste importante, se nota, tiene cerca de 800.000 kilómetros”, afirma Guzmán, quien urge a renovar la flota “cuanto antes”, aunque entiende que “en la situación en la que estamos es complicado”.

Cuando el comité de empresa planteó cambiar al menos los asientos de los chóferes, Tuvisa rechazó la medida porque entendía que lo que hay que hacer es renovar la flota, pero “al final ni hacen parches ni traen autobuses nuevos”. - T.D.