Hoy no es el Día del Blusa. Es el Día del Blusa y la Neska. Y sí, aún quedan al menos dos cuadrillas que no aceptan a mujeres en sus filas. Y sí, ellas todavía son minoría en las mixtas. Pero las que se lanzan a vivir la fiesta al ritmo de alguna de esas enseñas originalmente masculinas han demostrado ser tan guerreras como sus compañeros. Porque para cantar y bailar, hacer el gamberro -el bueno- y jugar, sería absurdo establecer diferencias. Y eso que, aún hoy, cuando se habla del papel de las chicas en las celebraciones populares, la temática principal del debate continúa siendo la misma. Sexismo. Sexismo en la calle, en los bares, dentro de estos grupos o fuera. Un mantra que jóvenes como Jaione, Josune y Leire Sáenz del Burgo, hermanas y prima, reconocen como inevitable pero que intentan combatir con la mejor arma: ejerciendo por sí mismas, sin esperar a que algo cambie por fuerzas externas, un papel protagonista en la celebración. Desde hace tres años, son integrantes de Gasteiztarrak. “Pagando cuota completa, para salir todos los días”, apuntan rápidamente. El matiz es importante.
Antes de oficializar su pertenencia, ya acompañaban a la cuadrilla en los paseíllos. Cosas de tener al hermano -el de Jaione y Josune- y al marido -el de Jaione- dentro. Pero al cabo de un tiempo tuvieron que reconocer que necesitaban más, que reengancharse a los chavales más tarde, después de cenar, unas conversaciones y ya, no era suficiente. Entendían la diversión en fiestas como los hombres, con la misma pasión, la misma necesidad de participar activamente. Y al final dieron el paso. Fue en 2012. Sólo había otras tres mujeres en Gasteiztarrak. Este año, serán ya 19, de un total de 60 personas -cuando se juntan todas, que es en los días fuertes-. Un salto cualitativo significativo que celebran con ilusión. “Es cierto que entrar en una cuadrilla impone un poco porque ves a mucho hombre junto”, sostiene Josune. “Por eso es importante saber en cuál te metes. Mejor si tienes amigos o conocidos dentro”, prosigue Leire. “Y también depende del carácter de cada cual”, apostilla Jaione.
Lo fundamental, coinciden, es “no tener vergüenza ni miedo de hacer nada, siempre que no se falte al respeto a los ciudadanos”. Santiago y La Blanca son la excepción ociosa de un largo año de obligaciones. Qué menos “que liarse un poco”. Y en Gasteiztarrak se sienten felices. “Es una cuadrilla pequeña, y eso es bueno porque no se forman pequeños grupos dentro. Estamos abiertos a nuevas incorporaciones, cómo no, pero conservando el carácter familiar”, sostienen. A las tres les encanta el hecho de conocerlos a todos, y a todas, y se sienten tratadas como iguales porque lo son. Un ejemplo de esa normalización es el hecho de que este año el grupo ha subvencionado una parte del coste de los nuevos trajes de las neskas. “El conjunto que llevan las chicas lo diseñó la mujer de un blusa y no está en las tiendas. Cuando llegamos, tuvimos que buscarnos la vida para que nos confeccionaran uno. Y durante tres años hemos tirado con el mismo todos los días. Limpiándolo a todo correr, secándolo a duras penas, a veces sin limpiarlo...”, explica Leire.
Hacía falta un segundo. “Era necesario”, subraya Jaione. Pero sabían que iba a costar mucho dinero. Ya tenían una primera experiencia. Así que plantearon su propuesta en una reunión. Tenían claro que si se trata de ir uniformados en la misma línea, ellos y ellas, cosa que no pasa en otras cuadrillas, lo lógico es que todo el mundo se gaste lo mismo en el atuendo. La petición fue aceptada por absoluta unanimidad. “Lo que se nos costea es la diferencia entre lo que cuesta su traje de blusa y el nuestro, el 40% para las chicas que lleven ya dos años y con cuota completa”. Y hoy podrán estrenar el resultado de ese compromiso. Falda y pañuelo de cuadritos azules y blancos y corpiño y delantal de azul mahón, los mismos colores que ellos. Ropa que llevarán desde primerísima hora de la mañana. A las nueve han quedado para desayunar con todos los Gasteiztarras. El 25 de julio es el día fuerte de la cuadrilla, junto con el 5 de agosto “y el 9, que es nuestro gran día y celebraremos con la tradicional gambada popular en la calle Bastiturri”. “Ah, y apunta que este año hemos sacado nuestra primera revista. Ha sido una locura lo de buscar publicidad, anunciantes... Pero la imprenta Gárgola se ha portado muy bien con nosotros”, subraya Leire.
Si tienen que elegir un momento destacado de las fiestas, a las tres se les haría muy complicado. Lo que les encanta es “estar con la cuadrilla, participar de cada una de las actividades, esos momenticos...”. Al final, “son siete días en los que estamos casi 24 horas juntos y cuando llega la subida de Celedón y termina todo hasta el año siguiente da bastante pena”. Como todas las neskas, ellas están muy a gusto entre blusas, aunque aún persista una cierta imagen primitiva de ellos. “Por supuesto que hay gente que se aprovecha de llevar una blusa”, sostiene Jaione, “pero también es verdad que se generaliza bastante y se mete a todo el mundo en el mismo saco”. Su hermana asiente, consciente del debate sobre actitudes sexistas que genera la llegada de las fiestas. “Nosotras en la cuadrilla no hemos visto comportamientos inadecuados, pero si fuera así daríamos el toque de atención. Lo mismo que si sucede con chicos que no son blusas, que ya sabemos que algunos se creen que tienen derecho a todo y en grupo, por la noche y con alcohol, se envalentonan”, afirma. Leire también lamenta esas conductas, aunque igualmente desea lanzar un mensaje a las chicas más jovencitas. “A veces ellas mismas no se dan cuenta de que dan por normales ciertas actitudes. Tienen que hacerse respetar”, sentencia.