vitoria- Decía el anterior alcalde, responsable de la construcción de la nueva estación de autobuses en el actual emplazamiento, “que los nubarrones no deben tapar la realidad”. Pero aunque la terminal de la plaza Euskaltzaindia ha supuesto una mejora cualitativa respecto a la de Los Herrán, las críticas de los usuarios frecuentes se hicieron notar nada más ponerse en marcha el equipamiento. Ciudadanos que esperaban más eficacia de un edificio que ha costado la friolera de 16,5 millones de euros y que, al cabo de dos meses después de su inauguración, todavía protagonizaba problemas de organización y coordinación. “Y aún siguen dándose, aunque ya menos”, dicen algunos pasajeros de transporte diario, a la entrada de las modernas instalaciones.
El “por qué calle sale” era una de las preguntas más habituales que los viajeros lanzaban a los trabajadores de las ventanillas en Los Herrán. Con la indicación de los vendedores de billetes, iban fuera y se encargaban de encontrar su vehículo entre la anárquica marabunta. La culpa la tenían unas instalaciones que no estaban diseñadas para esa función. Sólo un megáfono anunciaba las llegadas y salidas más inmediatas por uno u otro lateral del edificio. Lo paradójico, sin embargo, es que en Euskaltzaindia, pese a existir todo tipo de sistemas tecnológicos para ofrecer información exacta sobre los tiempos y la ubicación de los buses, éstos “no terminan de funcionar a la perfección”.
Algunos usuarios afirman que aún se emiten “datos erróneos” sobre las dársenas correspondientes a cada trayecto, lo que les puede llevar a moverse por los andenes “como en Los Herrán”, buscando en los parabrisas los carteles de los destinos. Y otros se quejan de que la barrera de acceso donde se identifican los chóferes no siempre funciona con agilidad, “lo que provoca esperas de hasta cinco minutos” . - J.S.