araia - Ángel Martínez de Contrasta reconoce que “para los arayenses la tamborrada es algo que une a todo el pueblo” y durante estos cien años han sido “familias y familias las que han participado en la tradición de tocar el tambor”. Los miembros de la comisión del centenario no quieren dejar pasar la oportunidad de reconocer la labor altruista que realiza un grupo de mujeres de la localidad durante los meses previos a la tamborrada con la preparación de los trajes y de la organización de los ensayos. Lourdes Vallejo, Rosa Mari Arenaza, Milagros Fernández, Azucena Antón y Julia Bravo son las encargadas desde hace varios años de reclutar a los integrantes del desfile, probarles los trajes -principalmente a los niños-, comprar material o coordinar los ensayos previos -cuatro en el caso de los mayores y ocho en el de los pequeños-.

Lourdes Vallejo es una de las mujeres que se afana cada año para que la tamborrada salga a pedir de boca en Araia. “Empezamos con la tamborrada infantil pidiendo la lista de los niños y llamando a todos. De ahí se hace una selección con los que quieren participar. Se mira la ropa que hay en función de los niños. Si no tenemos vamos a comprar o arreglamos. A cada uno hay que probarle la ropa, la casaca y el gorro”, explica Vallejo.

Una vez organizado el desfile infantil, en el que participan niños y niñas de entre 5 y 15 años, le toca el turno al de los mayores. Los hombres desfilan con pantalón y camisa blanca, chaleco negro, boina azul y pañuelo rojo, mientras que las mujeres visten pantalón negro, camisa blanca, chaleco verde, txapela y pañuelo rojo. Además los barrileros y gastadores van ataviados de cocineros.

Como recuerdo del centenario los organizadores han confeccionado un pin que muestra un tambor con txapela, una cuchara, un tenedor y un pañuelo de cuadros. “En principio se va a entregar a todos los participantes en la tamborrada y posteriormente se pondrá a la venta”, concluyen desde la organización del evento.

Actualmente es Enara Egurrola Solano, médico de profesión, la tambor mayor de una tamborrada que en estos cien años “no sólo ha permitido a sus miembros mantener vínculos” con su tierra, sino que ha ayudado a forjar “lazos de entendimiento y amistad entre los araiatarras”. - E.S.P.