un grupo de veinte universitarios, un motor, dos ruedas, toneladas de ilusión, ni un euro en el bolsillo y un sueño: fabricar una motocicleta de 250 centímetros cúbicos para competir con otros cuarenta equipos en la competición internacional Motostudent, que se celebrará el año que viene en el circuito de Motorland Aragón, en Alcañiz. La carrera se celebrará en octubre de 2016. Congrega cada año a cientos de estudiantes de todo el mundo unidos por una pasión: las motos; y un objetivo: ganar al resto y llevarse alguno de los premios que la organización otorga al mejor proyecto, el diseño más cuidado o el avance tecnológico más sorprendente.

Desde hoy y hasta que se celebre la prueba, cada equipo de jóvenes debe crear su moto prácticamente desde la nada. Sólo reciben el motor, de una Honda CBR250R, y las ruedas, exactamente las mismas para todas las escuderías. A partir de ahí cada equipo de cada parte del mundo tiene que arreglárselas para diseñar, fabricar y ensamblar cual Lego el resto de partes de la moto hasta construir el vehículo con el que lucharán por ganar la competición. Euskadi contaba con sendos equipos universitarios en Bilbao y Donostia, pero no en Vitoria. Hasta ahora. Estudiantes alaveses de 3º y 4º de la Escuela Universitaria de Ingeniería de Gasteiz se han puesto manos a la obra para poner en marcha la escudería VG MotorSport.

Por ahora son veinte -sólo hay dos chicas, por cierto- pero están abiertos a recibir nuevas peticiones para integrarse en un grupo de trabajo que acaba de iniciar su andadura y para el que necesitan, sorpresa, dinero. El apoyo, sobre todo logístico, de la Universidad del País Vasco está siendo fundamental, pero sin la ayuda monetaria de empresas o particulares no serán capaces de finalizar su motocicleta para que el piloto elegido, el vitoriano David Pozas, haga rugir el motor en la pista de Alcañiz.

“Nuestra estimación es que necesitamos entre 15.000 y 20.000 euros para poder competir, así que toda ayuda es bienvenida. No tiene por que ser económica, si alguna empresa nos puede facilitar componentes de la moto o para las piezas también nos sería de gran ayuda”, explica el gasteiztarra Xabi Domínguez, estudiante de Ingeniería Mecánica de la UPV y structural designer dentro del equipo oficial. El germen del proyecto surgió dentro del grupo de amigos que han compartido clase en la facultad gasteiztarra cuando uno de ellos regresó de Elche tras haber conocido allí la escudería que habían formado unos universitarios de la capital ilicitana.

Su deseo pasa, principalmente, por que esta aventura les sirva “para trasladar a la realidad los conocimientos que hemos ido adquiriendo en la carrera”, explica Dani Ráez, estudiante de Ingeniería Electrónica. Pero cuando se pusieron manos a la obra se toparon con un problema. Todos sabían mucho de motos, de mecánica y de electrónica, pero no tenían ni idea de cómo crear desde cero lo que al fin y al cabo es un pequeño proyecto empresarial, con su búsqueda de financiación, su labor comercial y de comunicación o su formación de un equipo de trabajo.

Por eso, tras una primera etapa con hombres -y una mujer- de la escuela de ingenieros, buscaron y encontraron apoyo de estudiantes de Empresariales “o incluso de la Facultad de Letras, donde nos están ayudando con las traducciones”, apunta Xabi Domínguez. De hecho, todavía están abiertos, además de a recibir cualquier inyección económica con los brazos abiertos, a que cualquier estudiante, principalmente del Campus de la UPV de Álava -aunque están abiertos a todos-, se anime a formar parte de este VG MotorSport para aportar su granito de arena en la construcción de la motocicleta.

“No hacemos esto por dinero, eso hay que dejarlo claro. Nuestro deseo es disfrutar del proyecto y, sobre todo, que esto sea el primer paso para que el Campus de Vitoria tenga una escudería permanente para los futuros estudiantes de la Universidad”, subraya Dani Ráez, que el pasado mes de marzo acudió a Madrid junto a Xabi y a otros compañeros del equipo para, entre otras cosas, compartir impresiones con estudiantes que han participado en ediciones previas. “Nos contaron cómo estuvieron hasta la noche anterior a la carrera trabajando en la moto sin parar, y sobre todo, que la experiencia merece la pena después de todo el esfuerzo”, asegura Dani.

un pequeño despacho Aunque serán unos recién llegados, su esperanza es alcanzar uno de los puestos de cabeza cuando se planten en la Motostudent 2016. “Va a ser muy importante el trabajo de nuestro piloto, porque el margen que tenemos cada escudería para mejorar cada moto no es muy grande, al tener todas el mismo motor y las mismas ruedas, que nos proporciona la organización”, asevera Dani Ráez. Por ahora, las reuniones de trabajo se celebran en un pequeño despacho que antes ocupaba un profesor y que la UPV ha cedido a sus estudiantes para que el AutoCad, el programa informático de diseño y modelado, eche humo a base de clics. Además, cuentan con el apoyo del taller gasteiztarra Abad Motor.

Por ahora, lo que hace unos meses parecía una quimera está empezando a cristalizar a base de esfuerzo, inventiva y descaro. Están preparados para quemar rueda, pero si antes de final de año no consiguen recaudar apoyos económicos y colaboraciones suficientes para poder pagar la cuota de inscripción y fabricar las piezas, el sueño de estos universitarios alaveses se evaporará para desdicha de sus integrantes. “Sería una pena porque ahora mismo en Vitoria no hay nada parecido a esto en proyectos universitarios. Además esto serviría para que los estudiantes que vienen por detrás tengan también la oportunidad de participar en las próximas ediciones”, recuerdan.

Mientras tanto, Rubén Darío Rey, Ángel Prieto, Iñaki Aguillo, Xabi Domínguez, Alejandro Cartagena, Adrián Bóveda, Ander Lauzurica, Laura Ramos, Arkaitz Retes, Dani Ráez, Joseba Alonso, Julen Aristimuño, Ander Granado y Diego Tobarra, a la espera de recibir pronto a sus nuevos compañeros, tienen ya Motostudent entre ceja y ceja, aunque estos días han tenido que apartarlo a un lado por algo no menos importante, aprobar los exámenes.