el estruendoso montaje de los andamios rompe estos días la paz que habitualmente reina en la iglesia de San Miguel de Antezana. Una imponente estructura se levanta ya en el interior del templo, que desde el año 2005 está protagonizando una milagrosa restauración a todos los niveles, para permitir a uno de sus principales partícipes volver al trabajo. Se trata del artista Xabier Egaña, cuyos murales están convirtiendo esta nave del siglo XIV en una suerte de Capilla Sixtina a la alavesa. El proyecto Pinturas para la vida renace con la llegada del verano y, como ya sucediese en su día con la Catedral Vieja de Gasteiz, el templo reabre sus puertas por obras. “Tenía ganas de venir y empezar antes, hace tres o cuatro meses, pero te saludaban los pingüinos”, bromea el propio Egaña antes de acceder a la iglesia.
Desde ayer, el muralista getxotarra, aunque residente en Zarautz, ha vuelto a instalar su base de operaciones en el pequeño municipio enclavado a apenas unos metros de las pistas del aeropuerto de Foronda y, si todo va bien, volverá a subirse a los andamios este próximo lunes. A partir de ahí, su trabajo se extenderá hasta que la buena climatología decida quedarse en Antezana. “Estoy con un poco de temblor de espíritu, porque eres un año más viejo y tienes que arrancar. Cuesta, hay que pillar soltura, pero cuando ves el resultado te dan ganas de seguir”, se confiesa el muralista, que el próximo 22 de julio cumplirá 72 años. Las paredes laterales del templo son ahora su objetivo, tras el exitoso trabajo realizado durante el pasado verano en su muro trasero.
Tras la última restauración acometida en la iglesia y su posterior reapertura al culto, allá por el año 2010, los vecinos de Antezana concluyeron que sus paredes quedaban un tanto frías, desnudas. Un punto de inflexión en el que surgió la figura de Diego Bermejo, un catedrático de Filosofía y Ética en la Universidad de Deusto que reside en la localidad y que estableció contacto con Egaña, de quien conocía su prolífica obra. El proyecto Pinturas para la vida daba así su primer paso. Tres años después, y tras un largo trabajo sobre los bocetos, el pintor comenzó a decorar el pórtico y el atrio del templo con el beneplácito del párroco. Lo hizo con su estilo cercano al pueblo, colorista y luminoso, reconocible en los murales del camarín de la Virgen del Santuario de Arantzazu, el ábside de la parroquia de San Pelayo o el muro conmemorativo de Salbatore Mitxelena, ambos en Zarautz.
elementos sacros y profanos Esta primera fase del proyecto concluyó en septiembre de 2013 y configuró un espacio que invita al recibimiento, a la acogida, indicativo de lo que posteriormente emergería en los muros interiores. En las cuatro paredes del pórtico domina el ambiente festivo, de celebración popular, pero tampoco se olvidan ni los dramas ni las crisis. El artista combina elementos tanto sacros como profanos, referencias a la juventud y a la ancianidad, pero trasladando en última instancia un mensaje de esperanza y el anuncio de una nueva creación. Aparecen en estas pinturas también múltiples aspectos de la vida de la localidad, como la torre de control del aeropuerto con un avión sobrevolándola, el crucero del pueblo o una figura de la Virgen que durante un tiempo descansó en el cercano pueblo de Foronda.
A la vista del éxito del proyecto y de su buena acogida entre los vecinos de Antezana, los impulsores de Pinturas para la vida exploraron la posibilidad de llevar la obra de Egaña también al interior de la iglesia. La Junta Administrativa logró el imprescindible apoyo del obispo Miguel Asurmendi y gracias a la colaboración de la Fundación Catedral Santa María, que cedió parte del andamiaje utilizado durante el exitoso Abierto por Obras, comenzó a fraguar esta segunda fase. La financiación volvió a correr a cargo del Presupuesto del concejo, aunque cabe destacar que Egaña muy poco ha pedido a cambio de realizar su obra al margen de la pintura y un alojamiento en el pueblo, una casa cedida por la propia Junta.
Muchos bocetos después, y debidamente colocados los andamios, el artista comenzó a trabajar con sus nuevos murales el 8 de agosto del pasado 2014. Un trabajo mucho más complicado que el que desarrolló en el pórtico al tratarse de unas paredes de cerca de 15 metros de alto y ocho de ancho que requieren una importante habilidad sobre la estructura metálica. Esta segunda fase se está desarrollando a su vez en tres etapas, la que concluyó el pasado noviembre, la que ahora mismo arranca y la que si todo va bien se desarrollará en el verano de 2016. La obra completa podría estar concluida a finales del año próximo, aunque el artista prefiere no marcar demasiados plazos.
Cuando los andamios estén colocados de nuevo en su totalidad, Egaña reanudará su labor en el muro más próximo a la puerta de entrada del templo, donde pintará motivos relacionados con el trabajo y la construcción. Muy cerca elaborará una representación de las pateras que llegan desde África y el drama de sus ocupantes o los muros de Berlín y Palestina. También tendrán su espacio personajes históricos como Dante o San Juan, junto a una representación de los jinetes de la Apocalipsis. “Para hacer temas hay que escarbar de donde puedas”, reconoce el artista, cuya obra recuerda irremediablemente a Pablo Picasso, Marc Chagall o Jorge Oteiza.
Al tiempo que la obra de Egaña avanza por la nave del templo en dirección al altar, el programa de visitas guiadas para conocerla inicia una nueva fase con energías renovadas. José Luis Alonso, alcalde pedáneo de Antezana, ha impulsado la creación de una asociación, Ormandetxea, para promover y divulgar la obra muralística, garantizar su viabilidad económica y finalización con la búsqueda adicional de financiación, así como para velar por su cuidado y mantenimiento. “Hasta ahora todo ha dependido del pueblo y la Junta Administrativa y era necesario contar con una entidad jurídica para avanzar”, explica Alonso. A lo largo de este verano, quien lo desee podrá visitar el templo y disfrutar de las explicaciones de Egaña, previa reserva en el teléfono 618925744, habrá una exposición permanente con las cinco series de bocetos y los diez cuadernos que han servido al artista para plasmar su obra en la pared y arrancará también una campaña de captación de fondos económicos mediante crowfunding, dado el interés mostrado por distintas personas y colectivos por colaborar con el desarrollo de la obra.