las nuevas oficinas municipales de San Martín han comenzado ya a recibir a sus primeros trabajadores y, paralelamente, el nuevo parking en superficie anexo al flamante edificio también ha abierto al público en general. Un doble estreno esperado en la zona tras dos años largos de obras, siempre generadoras de molestias y suciedad, que aspira a transformar este histórico barrio de Gasteiz en un nuevo núcleo de centralidad urbana. Los hosteleros se frotan las manos, al tiempo que los funcionarios celebran su traslado a un equipamiento cómodo, amplio y luminoso que además permitirá al Ayuntamiento desprenderse del pago de numerosos alquileres. La otra cara de la moneda la representan los usuarios del recién inaugurado aparcamiento exterior, de 157 plazas, que ya no será gratuito como el que anteriormente ocupaba este solar salvo entre las 15.00 y las 7.00 horas y durante los fines de semana.
Cuando las nuevas oficinas municipales se encuentren a pleno rendimiento en unas semanas acogerán a más de 500 trabajadores, un decorado interior muy distinto al que presentan a día de hoy. Apenas varias decenas de trabajadores del área de Tecnologías de la Información han sido los encargados de estrenar el flamante edificio, que todavía huele a pintura fresca, por lo que la mudanza a buen seguro será un tema de conversación recurrente en la zona durante muchos días. Jesús Iturralde, uno de los funcionarios de este departamento, ponía ayer voz y rostro al traslado, a una centralización de las oficinas municipales en un mismo espacio que a su juicio supone “una buena idea”. “De momento el traslado va bien, con las cositas esperables, porque somos animales de costumbres. Hay gente que lleva 25 años en otros espacios y los cambios siempre cuestan”, valoraba este veterano trabajador.
Al margen de esta circunstancia, el hecho de estrenar un moderno edificio como éste apenas encontraba ayer oposición entre los escasos funcionarios que acudieron a completar su jornada. Como Ana, que justo estrenaba oficina tras “más de 20 años” en el viejo local que el Departamento de Tecnologías ha ocupado hasta ahora en la calle Pintor Vera Fajardo. “El sitio está bien, es muy amplio, luminoso y parece cómodo. La única pega es que me va a costar cinco minutos más venir a trabajar y otros cinco volver”, remarcaba la trabajadora. “Las oficinas están estupendas”, añadía una compañera de Ana.
“un enjambre” Si hubo que rescatar ayer un punto de descontento entre los trabajadores hasta el momento ése no es otro que la “falta de aislamiento” que, al parecer, el edificio tiene en algunos espacios, que a juicio de un funcionario que prefirió guardar el anonimato puede convertir algunas áreas en “un enjambre” cuando estén atestadas de trabajadores. “Menos al que está a tu lado y tienes que oír, escuchas todo lo demás”, confirmaba otra compañera. “Por lo demás el sitio está muy bien. Todavía huele a nuevo y a pintura pero parece que no se ha mareado nadie”, bromeaba de nuevo el primer trabajador.
La inauguración del nuevo edificio ha supuesto también un soplo de aire fresco para los comerciantes de la zona, especialmente los hosteleros, que después de superar lo más duro de la crisis económica han visto ahora casi como caída del cielo esta reapertura. Josefa Cid, propietaria del bar La Meta, a escasos metros de la entrada de las oficinas, reconoce que estos días en su negocio hay “mucho trabajo y mucho meneo”, coincidiendo con la llegada de los primeros funcionarios. “Se va a mover todo mucho más para todos los negocios, no sólo la hostelería sino también las tiendas. Durante las obras hemos trabajado muy bien, luego se paró un poquito pero ahora vuelve a haber mucho ambiente”, remarca Cid. Consciente de que “el trabajo está delicado para todos los sectores”, la hostelera cree que la apertura del nuevo edificio es para que los propietarios de la zona estén “muy contentos”. En su caso incluso más, ya que adquirió el bar hace poco más de un año y ahora, poco a poco, comienza a ver grandes rayos de luz en el horizonte.
La supresión del viejo parking gratuito que ocupaba la renovada parcela y su sustitución por uno subterráneo con 395 plazas en propiedad y el nuevo en superficie -y de rotación- ha enfadado notablemente a vecinos de Gasteiz como David Castro, que ayer por la mañana dejó su vehículo y lógicamente debió rascarse el bolsillo por ello. “Antes era un sitio que estaba bien y ahora hay que pagar. He dado tres o cuatro vueltas y al final no me ha quedado otra”, se quejaba este vecino de Lakua. “Debería ser gratis porque ya hay bastantes de pago y han reducido muchas plazas de parking”, añadía Castro.
Por su parte, José Herrero, vecino del barrio y propietario de una plaza en el parking subterráneo, ve luces y sombras en la reconfiguración de esta manzana. “El precio creo que es caro, pero últimamente no había quien aparcara aquí. Alguna vez me ha tocado aparcar hasta en el Seminario”, asegura. Queda claro una vez más que nunca llueve al gusto de todos.