Vitoria - No es lo mismo que un ciudadano de a pie le ponga la mano en el hombro a otro y le espete un “majo, te van a caer 350 euros de multa, ya verás qué bien te sientan” que lo haga el alcalde de ese lugar. Y ese detalle lo va a tener “muy en cuenta” el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco con el caso que está investigando, según confirmaron desde su sección judicial a DNA. El 12 de marzo, un vitoriano de 51 años presentó una denuncia ante el departamento liderado por Juan Calparsoro contra Javier Maroto asegurando que el domingo anterior, en plena plaza del Arca, tras negarse a dar su firma a la campaña Ayudas+Justas con el argumento de que la consideraba sesgada y que induce al racismo, el primer edil gasteiztarra le había amenazado. Ayer, el escolta que identificó a ese hombre por orden del dirigente popular tras el supuesto rifirrafe prestó declaración. Su testimonio resultaba vital para aclarar qué pasó y lo que hizo fue afirmar que “no escuchó” la conversación previa a su intervención. O sea, que ni desmintió al denunciante ni sacó la cara por su protegido.
El policía sí confirmó a Calparsoro que llamó a este hombre aparte porque el alcalde se lo pidió -ofendido al parecer por sentir que le había tachado de racista-, tomó nota de su versión, así como de sus datos personales y realizó un informe “de la incidencia”. El propio denunciante ya informó de esta parte de la historia y de cómo tres horas después había recibido una llamada en la que el mismo agente le advertía de que había estado “a punto de cruzar la línea roja” del delito y de que, una vez instruidas las correspondientes diligencias, en un plazo aproximado de tres semanas se le notificaría si se archivaban o si daban lugar a una sanción. Ahora, sin embargo, el que podría enfrentarse a una multa por una falta de amenazas y coacciones es el alcalde de Vitoria. Las mismas fuentes confirmaron que Calparsoro continúa con el procedimiento abierto y se está pensando “si practica más actuaciones, si pide más declaraciones o no”, pues el testimonio del agente no arroja luz sobre el quid de la cuestión y en su momento el alcalde negó haber amenazado al ciudadano. Lo que sí tiene claro es que, con casi toda seguridad, tomará una decisión “en cuestión de semanas”. Le preocupa que eso “pueda interferir en la campaña electoral”, pero por otro lado considera que no tendría sentido alargar la cuestión en el tiempo. “Es la palabra de uno contra la del otro, pero se va a valorar la posición de privilegio que ocupa una de las dos partes”, afirman desde la Fiscalía, que también tiene constancia por los medios de comunicación de al menos otros tres casos en los que ciudadanos aseguran haber sido identificados por criticar la campaña.
Dos son los escenarios posibles, así pues, de aquí a unas semanas: que Calparsoro archive el caso o que lo judicialice. La anterior denuncia que llegó a sus manos acabó de la primera forma. Fue la de SOS Racismo contra el alcalde, al que acusaba de incitar al racismo y el odio por sus controvertidas declaraciones y la posterior campaña. “Pero este es un tema distinto. De otra naturaleza. No es un delito. Se habla de una posible falta de amenazas y coacciones de una persona de cierta posición hacia un ciudadano”, apuntillaron las fuentes consultadas. Eso sí, si se optara por la segunda vía, la de llevar al alcalde a los tribunales, el pleito no tendría lugar en la sede bilbaína del TSJPV sino en Gasteiz. “La denuncia se ha presentado en el TSJPV por la condición de aforado de Maroto como parlamentario vasco, pero al hablar de una falta el juicio se celebraría en los juzgados de Vitoria”, matizaron desde la Fiscalía.
¿Y qué sucedería en caso de que el magistrado diera la razón al denunciante? Estas mismas fuentes explicaron que el Código Penal establece una multa de entre diez y veinte días, con cuantía por día que puede oscilar entre dos euros y 400 “en función de la capacidad adquisitiva” del inculpado, “pues no puede ser igual para el que cobra la RGI que para el que tiene un sueldo holgado”. Lo de menos, en cualquier caso, sería el dinero. Se trata de conocer la verdad.