Igual que, cumplida una edad, las personas se someten a chequeos médicos de forma periódica, el Gobierno Vasco aprobó una ITV obligatoria para revisar el estado en que se encuentra el parque de viviendas en Euskadi, plagado de edificios construidos hace más de medio siglo. Vitoria no es una excepción y barrios enteros de la capital acumulan a sus espaldas heridas externas e internas que merman las condiciones de habitabilidad y confort que ofrecen a sus inquilinos. Para prolongar la vida útil de los edificios más antiguos y enfermos de la ciudad, el PNV se marca como proyecto de gobierno que en diez años se puedan rehabilitar todas las viviendas de 50 o más años que hay en Gasteiz. ¿Cómo hacerlo? Mediante un ambicioso plan impulsado desde el Ayuntamiento aprovechando las posibilidades de colaboración y ayuda que ya ofrecen el Ejecutivo vasco con sus inspecciones y diagnóstico de los males que aquejan al parque de viviendas y la Unión Europea con su línea de subvenciones para financiar las obras.

Adurza-San Cristóbal, Abetxuko, Ariznabarra, Zaramaga, Coronación, Judimendi, Arana, el Anglo, el Casco Medieval etc. “Cualquier gasteiztarra, viva donde viva, tiene que tener el mismo nivel de calidad de vida y servicios, y en ello voy a seguir empeñándome”. Con estas palabras se comprometió hace unos días el portavoz del PNV, Gorka Urtaran, a impulsar desde el Ayuntamiento la reforma de todas las viviendas de 50 o más años de antigüedad. Los jeltzales han elaborado un proyecto, al que ha tenido acceso DNA, en el que especifican que estas intervenciones pueden llevarse a cabo en los próximos diez años, a un ritmo de reforma de dos mil pisos al año (160 edificios) si el Ayuntamiento se lo toma en serio. En total, el plan consiste en actuar en 20.277 viviendas situadas en 1.600 edificios. El primer paso sería realizar el diagnóstico de cada uno de los inmuebles para conocer las carencias y arreglos necesarios. Con los resultados en la mano, el Ayuntamiento con el asesoramiento de los colegios de Arquitectos o Ingenieros, y de acuerdo con los propietarios, priorizaría las reformas a realizar y los tiempos en función de las necesidades de cada casa: intervenciones inmediatas, muy urgentes, urgentes, necesarias a medio plazo o simplemente tareas de mantenimiento.

Teniendo en cuenta que en los últimos años la superficie urbanizada del municipio ha crecido un 40%, frente a un aumento de la población de solo el 10%, “tenemos claro que hay que volver a atender a los barrios de toda la vida”, constata Urtaran. “No hay que construir más viviendas sino atender a las ya existentes”. Este proyecto de rehabilitación abarca una triple intervención. En primer lugar, mejora de la accesibilidad, porque todavía existen en la ciudad pisos sin ascensor, por ejemplo, que condenan sobre todo a personas mayores con dificultades de movilidad a estar encerradas en casa las veinticuatro horas sin poder pisar la calle. En segundo lugar, mejora de la eficiencia energética para que las casas sean, por un lado, más confortables, y por otro, se abarate el gasto de luz, agua, calefacción... al tiempo que se reducen en un 20% las emisiones de CO2 con el aumento en la misma proporción de energías renovables. Y en tercer lugar, mejora de la habitabilidad de las viviendas. Este plan no es como el de Coronación, pero sí complementario. Mientras la experiencia piloto del Gobierno Vasco habla de regeneración integral de todo el barrio, el proyecto del PNV se centra en la rehabilitación de edificios. Por eso es necesario -explica Urtaran- que en el resto de los barrios de toda la vida sepan que no se van a quedar fuera.