llodio - La jornada de ayer sirvió para dar el pistoletazo de salida al periodo de recogimiento -o de vacaciones- de Semana Santa con un evento muy vinculado al sector agroganadero del territorio histórico, que logró reunir a numerosos artesanos y ganaderos y a visitantes. La población de Llodio y la llegada desde localidades limítrofes volvieron a acudir a disfrutar de la CXXII Feria Ganadera del Viernes de Dolores, que -organizada por la asociación Aberedunak- transformó el espacio comprendido por la Herriko Plaza, la zona de Aldaikoerreka y el parking anexo al centro municipal de Formación Profesional en un caserío de dimensiones exageradas. La cita reunió una excelente selección del mejor ganado de la comarca y del Alto Nervión, que se complementó con una amplia variedad de productos agrícolas, alimenticios y artesanales, que acercaron más de medio centenar de expositores, junto a maquinaria y elementos propios para el trabajo con animales o en el campo.
Con todo, la cara de pocos amigos que presentaba el cielo restó público y el que acudió lo hizo provisto de un buen paraguas. De ello, dio fe el presidente de Aberedunak, Justino Arto, que -medio en broma, medio en serio- apuntaba que, “como ya no tenemos a quién llevar huevos en el pueblo para que interceda en las alturas, nos ha tocado aguantar el chaparrón. Con este tiempo no apetece ni moverse de casa y hay menos gente, aunque los niños nunca fallan. Es una jornada excepcional para que los colegios les enseñen que la leche no sale de un cartón”, subrayaba.
Pese a todo, las inclemencias meteorológicas no lograron amilanar a las gentes del sector. “Quiero, de corazón, dar un fuerte aplauso a los ganaderos, por el esfuerzo que conlleva traer lo mejor de sus cabañas a la plaza y más en un día como éste. No ha fallado absolutamente ninguno de los previstos, y sólo el expositor de aves exóticas se ha visto impedido a traer toda la muestra que quería por las inclemencias meteorológicas”, aseguraba.
La cita reunió a 65 cabezas de vacuno. Entre ellas, había varios sementales de razas limusin y pirenaica llegados desde baserris de Llodio, Orozko y Amurrio, así como cuatro parejas de bueyes enjaezados por coloristas yugos. Además, hubo 60 caballos de carne y montura, 23 lotes de ovino y caprino, diez burros, y la ya tradicional muestra de aves exóticas que volvió a convertirse en el principal foco de atención de la jornada. Con todo, los que más llamaron la atención fueron los caballos, que sirvieron para hacer demostraciones de herraje.
ganaderos de relumbrón Tampoco faltó a la feria el ganadero de Saratxo Joseba Ibarrola, que acudió con enormes ejemplares de su rebaño de vacas charolesas. “Aquí estamos aguantando que no es poco, pero si hay alguien quien se merece que le destaquen hoy es Asier Bolívar Imaz. Todo un valiente de los que necesitamos más en el sector para que perdure”, explicaba. Ibarrola hacía referencia a un joven ganadero con el que estaba conversando que, con tan sólo 26 años, hace cinco que decidió tomar el relevo de su aitite Pablo al frente del baserri familiar tras colgar la bicicleta. “Llegué a estar becado con Madariaga, pero me fallaron unas pruebas y tuve que abandonar el sueño de ser ciclista profesional. El ganado es lo que había mamado en casa y vi en él mi oportunidad de futuro laboral y, aunque es muy duro, no me arrepiento. Estoy muy contento”, aseguraba quien a día de hoy cría vacas, ovejas, yeguas y caballos, y mantiene a flote la quesería de Olabezar, “la primera que se abrió en el Valle de Ayala”.
Asier Bolívar acudió a Llodio con varios ejemplares equinos, pero por el que siente especial predilección es Mo-Bahreim. Un semental árabe “que me acompaña todos los días por el campo a recoger las vacas. El nombre no se lo puse yo, venía en su ficha cuando lo compré de potro. Su abuelo fue campeón del mundo de sementales”, explicaba orgulloso.
‘Fracking’ ez La cita se complementó con un desafío de aizkolaris y ya, por la tarde, con un concierto a cargo de la Coral Santa Lucía en la parroquia de San Pedro de Lamuza. Pero si por algo destacó la jornada fue por su lado reivindicativo. De hecho, entre los puestos agrícolas y artesanos también se hizo hueco a stands en contra del fracking y a favor de la recuperación del patrimonio del parque Lamuza.
Esta feria ganadera data desde que en 1890, coincidiendo con la festividad religiosa del Viernes de Dolores, se inauguró en Llodio el nuevo recinto ferial de Arraño. Fue entonces cuando se comenzó a organizar la exposición y el concurso de ganado que, con algunos cambios, ha llegado hasta nuestros días. Es tal su importancia que tan solo se ha dejado de celebrar cuatro veces: en 1937 por la Guerra Civil y en otras dos citas por una grave epidemia que afectó a las reses y por la caída de una intensa nevada; la suspensión más reciente fue en 2010 por el boicot de asociaciones ganaderas a las ferias ante su disconformidad con el plan de gestión del lobo de la Diputación Foral de Álava. Lo más singular del festejo es que los laudioarras cuentan ese día con un permiso de gula que les permite consumir carne a pesar de que se trata del Viernes de Cuaresma. Esta exención estaba motivada, en su origen, por la asistencia masiva de ganaderos que se acercaban andando a Laudio desde caseríos de todo el valle y transportando a sus animales. Se trataba, sin duda, de un importante esfuerzo físico que requería de una alimentación más fuerte que la que permitía la abstinencia católica. Ayer el municipio, pese a la persistente lluvia, volvió a cumplir con la tradición.