Un manto blanco cubría los bellos parajes de la Llanada. La tranquilidad era la tónica dominante el sábado. El mercurio rondaba los cero grados cuando en la pequeña localidad de Ilarduia unos curiosos personajes aparecieron en sus calles. Extraños seres que cubrían sus caras con antifaces, caperuzones cónicos sobre sus cabezas, llamativas pieles sobre sus hombros y sacos alrededor del cuerpo acompañando al hombre de paja a su triste final: la hoguera.
El Carnaval, en general, y el rural en particular, es uno de los festejos de mayor raigambre en la sociedad. Se ha expresado a través de sus máscaras, danzas y músicas y desenfrenos conectando el presente con el pasado. En Álava es en los municipios de Salcedo, Asparrena, Kuartango, Kanpezu y Zalduondo donde sus personajes, que acaban en la hoguera, quienes representan el año que ha pasado y a quienes se culpa de todos los males acaecidos durante los últimos doce meses. El Carnaval es época de alegría y confusión donde los jóvenes del pueblo disfrazados de porreros, katxis o makarrenos no buscan fuera de su casa los elementos para disfrazarse. Ni siquiera tenían posibilidad antaño, simplemente hurgaban en el baúl de ropas y enseres en desuso del caserío y aprovechaban cubiertas de los bueyes, sacos raídos, ropas viejas o sombreros desvencijados para tomar las calles del pueblo. Hechos por el pueblo y para el pueblo, estos festejos de invierno no se han dejado reducir a los ámbitos privados y han sabido adaptase a las circunstancias históricas para sobrevivir.
Este fin de semana Kuartango y las localidades de Egino, Ilarduia y Andoin han rendido tributo a Don Carnal con la escenificación de sus carnavales rurales; en el caso de las localidades de Asparrena con el hombre de paja como protagonista. Recuperado en 2007 tras su prohibición durante la Guerra Civil, en los pueblos de participan alrededor de cincuenta personajes entre los que destacan los ceniceros, lgordos, puntillas, cubiertas, hojalateros, porrero y viejas. Tras una buena comida popular, todos recorren Ilarduia visitando casas y recogiendo alimentos. Y es lo que hicieron de nuevo el sábado por la tarde. Especialmente emotiva fue la visita a casa de Vidal y Raquel, donde la comitiva quiso dar el pésame a la familia por el reciente fallecimiento de la matriarca. Un aurresku de honor y un ramo de flores pusieron la nota protocolaria.
a bailar en corro Las carracas, los sonidos de acordeón, tambor y pandero resonaron con fuerza en Ilarduia con una ruidosa llamada a la fiesta sobre un suelo todavía cubierto de hielo para iniciar el calienta-motores. La música animó a todos los personajes a unirse en corro y bailar el primeros de los bailes de la tarde, mientras el novio y la novia, que intercambiaron sus papeles en la fiesta algo sinvergüenza, charlaban animadamente, o los ceniceros lanzaban ceniza a diestro y siniestro para purificar las almas. Después, otro baile más frente a la iglesia. Y así, calentando el ambiente, los vecinos se encaminan a Egino, donde los distintos personajes no dudan en llamar a la puerta de la primera casa para hacerse con un preciado botín con el que celebrar la cena. Ya en la plaza, el Hombre de Paja se une a la fiesta. Queso y chistorra son algunas de las viandas que gentilmente donan los vecinos, mientras la música, los cencerros y las karrakas invaden el pueblo. Para entonces ya han transcurrido varias horas desde la celebración de la comida, así que la comitiva hace un receso para engañar al paladar con un dulce menú. Una comitiva que este año decide suspender el pasacalles hasta Andoin debido al hielo del firme.
Se quedan en Egino, y es aquí donde el hombre de paja es condenado a muerte. Nadie puede redimir su condena. La sentencia es firme. En medio de la algarabía le encienden la mecha y? ¡pummm! El reo queda reducido a cenizas. Con su muerte desaparecen todos los males.
Tras los de Kuartango y Asparrena llegarán los carnavales de Zalduondo, el día 15, con Markitos como protagonista indiscutible de la fiesta; un grotesco personaje de paja que también simboliza todo lo malo del pueblo. El de Zalduondo es el más antiguo de Álava, revive el ajusticiamiento y muerte de Markitos, que viaja hacia su condena sobre un pollino, acompañado por el cenicero que lanza ceniza, la vieja que lleva sobre su chepa al viejo y las ovejas que aportan al desfile fantasía y colorido. Kanpezu el día 17 y Salcedo el 21 completan el recorrido de los carnavales rurales de Álava.