Gasteiz - Hace ya tiempo que las asociaciones de vecinos de Vitoria vienen cuestionado el farragoso y poco práctico sistema de participación ciudadana instaurado por el Ayuntamiento para entablar lazos de unión entre la población y la Administración. Argumentan los portavoces vecinales que las reuniones de los denominados consejos territoriales de los barrios no son prácticas para solucionar los problemas que plantean los vecinos, demandas que se demoran en el tiempo sin que el Ayuntamiento ofrezca una respuesta. Dado el descontento existente, en Aldabe han ido más allá de la mera queja y han analizado el funcionamiento de este modelo de participación ciudadana. El resultado es cuanto menos preocupante, y la conclusión que prácticamente es una pérdida de tiempo.
Pero, ¿por qué estos foros no acaban de cumplir su función? Los participantes coinciden básicamente en que se debe a la falta de voluntad e interés del gobierno de Javier Maroto, cuyos concejales no se han ganado la confianza de las asociaciones que integran los consejos territoriales. En el caso concreto de Aldabe, su presidente es el edil Miguel Garnica: “No se toma en serio los encuentros con los vecinos, “elude dar respuesta a los problemas”, “no es resolutivo”, “contesta por compromiso”.... Y aunque Aldabe es quien ha dado el paso de poner por escrito los puntos sobre las íes, las mismas quejas se repiten en otros barrios, como El Pilar, Lakua, Sansomendi, Zabalgana, Arana etc.
Las asociaciones acuden a estos foros de participación a exponer sus dudas y quejas, recibir información del Ayuntamiento e incluso plantear sus propuestas. Necesitan contestaciones razonadas y no siempre las obtienen. Tienen la sensación de que para el gobierno del PP los consejos territoriales resultan un tedioso trámite que tiene que pasar para cubrir el expediente, y que por eso al cabo de los años los problemas en el barrio siguen sin solucionarse y se repiten. “La presidencia no se lo toma en serio ni le da importancia a la resolución de los temas que llevamos, simplemente los traslada al siguiente consejo. Además, echa la culpa a los técnicos municipales, no es resolutivo y no incluye en el orden aquellos puntos que le son incómodos de responder. Contesta por compromiso, para quitarse el problema de encima, pero sin asumir la responsabilidades de lo que conlleva su respuesta”. Es la dura evaluación que hacen del papel del concejal.
El informe también reserva espacio a la autocrítica. Las asociaciones reconocen que con el paso del tiempo han bajado su nivel de exigencia al gobierno de Vitoria y que quizá por ello estas reuniones van perdiendo su función y ya “no sirven como espacio de conexión entra los ciudadanos y la Administración”, señalan los agentes que integran el consejo de Aldabe en el que habitualmente participan asociaciones de vecinos, de comercios, de padres y madres del colegio, deportivas, además de los políticos. A menudo consideran “extremadamente floja” la respuesta que da el Ayuntamiento a sus cuestiones y sienten que les trata más como contrincantes que como partícipes de la gestión municipal. Como ejemplo, cita Aldabe las contestaciones recibidas por el AMPA de Ramón Bajo en la reunión de junio del pasado año a dos cuestiones concretas: los perros y la limpieza en los jardines de Etxanobe, un asunto puesto sobre la mesa una y otra vez pero que, sin embargo, se deja siempre para la siguiente ocasión. “No apreciamos esfuerzo por resolver los temas, se pasa por encima hasta la siguiente reunión; la prueba es que no se solucionan y se repiten a lo largo de años y años”, denuncia el consejo de Aldabe.
Una falta de voluntad que a menudo se repite en la mayor parte de las reclamaciones del Casco Viejo, salvo en el caso de la reforma del colegio Ramón Bajo. Ahí sí ven las asociaciones que la participación ha sido útil. La escuela y su buen funcionamiento es de interés fundamental para el barrio y “vemos que la obra a la que se comprometió el Ayuntamiento sigue adelante y se terminará este año”. Lo valoran de forma positiva, no obstante, el funcionamiento del consejo abarca muchos más proyectos que esta obra y “la respuesta municipal nos parece insuficiente”. Otra de sus preocupaciones es cómo el PP saca a menudo del orden del día temas que le resultan espinosos de abordar. Un ejemplo: en junio se excluyó la solicitud de la AMPA Basarte Elkartea de que habría al menos una mesa electoral en el Casco Viejo y sólo se aludió al tema porque se pidió una explicación al gobierno de por qué eliminó las urnas del barrio. “Esta manera de funcionar resta credibilidad y confianza”, consideran las asociaciones. También asuntos que en principio no parecen problemáticos se posponen a otra sesión a pesar de estar incluidos en el orden el día.
Por todas estas razones, a la hora de valorar el actual modelo de participación ciudadana, el consejo territorial de Aldabe da un claro suspenso. El informe de evaluación concluye que, aunque las asociaciones acuden habitualmente a las reuniones, la respuesta del gobierno de Maroto a las cuestiones planteadas es “deficiente, tardía y desligada de responsabilidad”.
Es la opinión que las asociaciones del Casco Viejo tienen del presidente del consejo territorial del barrio, el concejal Garnica.
Consideran que para el gobierno municipal, los foros de participación ciudadana son sólo un trámite tedioso que tienen que pasar para cubrir el expediente.
La prueba está -explican- en que los problemas del barrio, salvo la reforma del colegio Ramón Bajo, no se solucionan, pasan de una reunión a otra sin respuesta y se repiten año tras año.
Una forma de proceder que a su entender hace que las asociaciones pierdan la credibilidad y confianza en el gobierno del PP.
Una autocrítica de las asociaciones, que ya no se rebelan ante la falta de respuestas del gabinete Maroto. Las reuniones van perdiendo su función y no sirven de conexión entre los ciudadanos y la Administración.
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Nota que pone Aldabe al modelo de participación ciudadana: la respuesta del Ayuntamiento es deficiente, tardía y desligada de responsabilidad.