no todos lo querían. Unos consideraban que Vitoria era una ciudad demasiado pequeña. Otros, que el coste económico y las obras no justificaban acometer un proyecto de semejante magnitud. También estaban los que esperaban su llegada con los brazos abiertos, en busca de un medio de transporte más sostenible. Seis años después de su puesta en marcha, el tranvía de Vitoria cumple mañana años asentado en la ciudad -17.000 viajeros diarios, según los últimos datos de Euskotran- pero inmerso al mismo tiempo en un incierto escenario sobre su expansión a corto y medio plazo.
Aprovechando la efemérides, este periódico ha querido conocer la opinión directa de los usuarios del tranvía para que expliquen qué mejorarían de este medio de transporte y por dónde deberían discurrir sus vagones en el futuro. Dos temas son denominador común: la necesidad -casi obligación- de trabajar ya en su expansión a los nuevos barrios y una queja generalizada sobre el excesivo precio del billete (1,35 euros) en relación al precio del autobús urbano de Tuvisa (1,15 euros).
“El tranvía es un buen servicio pero creo que debe llevarse cuanto antes a los nuevos barrios, a Salburua y Zabalgana, y sería coherente hacer ya algún ramal más para reducir el tráfico de coches por el centro de la ciudad. En estos seis años lo que he visto es que es cierto que tiene mucho usuarios, pero lo que no tengo claro es que se haya reducido el tráfico en el centro de Vitoria, aunque supongo que todo llegará”, sostiene Oscar Arana mientras aguarda en la parada del Parlamento Vasco la llegada del tranvía rumbo a Ibaiondo, que tal día como mañana hace seis años era la única disponible para los gasteiztarras.
Siete meses después, el 10 de julio de 2009, entraba en funcionamiento la segunda línea con destino a Abetxuko, no sin polémica por el rechazo de parte del barrio -en febrero de 2010 hubo un referéndum entre los 3.000 vecinos de Abetxuko, de los que votaron 556, 427 de ellos en contra- a su implantación en el centro del vecindario, que finalmente acabó ejecutándose posteriormente en septiembre de 2012. “Yo lo uso mucho pero porque no me queda otro remedio, porque en Abetxuko no tenemos otro medio de transporte que no sea el tranvía”, explica Izaskun Alvarado, vecina de este barrio, que sin embargo se muestra muy reticente a que la capital alavesa tenga que verse de nuevo las caras con las obras de ampliación del tranvía a otros puntos.
”Más vías no, por favor, con esto que nos impusieron es más que suficiente. Vitoria no es una ciudad que pidiera tener un tranvía. Personalmente no creo que la ciudad haya mejorado mucho con él, con lo que teníamos antes nos servía”, argumenta Izaskun , que considera desproporcionado, máxime en los tiempos que corren, tener que abonar 1,35 euros por un viaje en el metro ligero gasteiztarra. “Deberían equiparar el precio del billete con el del otro transporte público que tenemos en Vitoria, el autobús urbano. Igualar el precio y las frecuencias, porque quince minutos de espera es excesivo cuando el autobús es cada diez minutos”, subraya esta vecina del barrio de Abetxuko,
alternativas de futuro A punto de entrar en 2015, la percepción general en Vitoria es que ya es hora de que el tranvía amplíe sus horizontes y abrace con sus vías otros lugares de la ciudad, pues desde que concluyó su llegada al centro de Abetxuko, hace ahora más de dos años, no se ha producido ningún avance tangible en su proyección futura. De hecho, el plan de movilidad urbana en el que el Gobierno Vasco trabaja desde hace meses establece la necesidad imperiosa de ampliar y mejorar los medios de transporte de los nuevos barrios, pero no necesariamente con el tranvía. Actualmente, opciones como los llamados BRT (buses rápidos, bus rapid transit en inglés) parecen haber ganado la partida al metro ligero como medio de transporte para unir Este y Oeste de la ciudad y acercar entre sí a los vecinos de Salburua y Zabalgana -también Aretxabaleta, entre otros- sin tener que acometer las obras necesarias para la ampliación del tranvía. Y es que los buses rápidos, dotados con vagones de amplia capacidad, circulan por carriles propios, sin tener que coincidir con el resto de tráfico rodado, y sin necesidad de construir raíles por la carretera.
Con todo, la opción de extender el metro ligero a Salburua y Zabalgana es un sí o sí claro para los vecinos de Vitoria. “El tranvía debería ampliarse cuanto antes a esos dos barrios, pero no sólo allí, sino a cuantas más zonas mejor. Es algo que hace falta, aunque espero que a cambio no lo tengamos que pagar los ciudadanos con otro aumento del precio del billete, que 1,35 euros es demasiado caro en comparación al autobús, cuando además los trayectos no son tan largos”, solicita otra vecina de la capital alavesa, María Gallego. Entre esas zonas de expansión futura del tranvía a las que María hace referencia estaban hace un par de años la posibilidad de extender el trazado por diferentes zonas, pero ninguna opción salió adelante. Ampliarlo hacia el Sur, para llegar a la zona de las Universidades y Mendizorroza, era en su momento la carta que contaba con mayores opciones de éxito, pero el gobierno de Javier Maroto se sacó de la manga un nuevo giro de guión y pidió hacerlo por Judimendi, hacia José Mardones y Los Herrán con final en la calle Obispo Ballester. Todo mientras muchas voces reclamaban ya empezar a picar asfalto para llegar cuanto antes a Salburua.
Pero ninguna de esas variantes acabó por concretarse. “En la ciudad existe la necesidad de que el tranvía llegue cuanto antes a más puntos. En los barrios nuevos es necesario, aunque igual es más sencillo extenderlo por el mismo centro pero más hacia el extrarradio, por zonas como Arana, que las tienen más abandonadas”, asevera Pilar Estevez, que admite ser “una de las que pensaba que Vitoria no necesitaba tranvía”, aunque “al final la ciudad ha ido creciendo y se ha visto que es un medio de transporte necesario”.
Billete muy caro “Creo que Vitoria ha mejorado en estos seis años con el tranvía. Los autobuses de por sí van llenos, y si no se hubiera construido tendríamos que tener una flota de autobuses inmensa para poder llegar a todos, además de que el tranvía es más ecológico”, expone Pilar, que al igual que el resto de protagonistas de este reportaje considera que una subida “de casi un 40% del precio del billete en tres años es demasiado para los tiempos de crisis económico en los que vivimos”.
Por su parte, la más joven del grupo, Janire Múgica, también considera que “en Vitoria hay barrios importantes que están olvidados y a los que el tranvía debería llegar”. Para esta joven estudiante, usuaria habitual de la línea de Abetxuko para acudir diariamente a clase, la posibilidad de combinar el uso de tranvía y autobús es una opción que debería explotarse mejor. “Alguna vez he cogido los dos medios de transporte, pero normalmente no es algo que me preocupe a la hora de mirar cómo puedo llegar antes de un sitio a otro de Vitoria”, concluye Janire.