Escepticismo. Ésa es la sensación que se respiraba ayer en Trebiño ante el trámite que vivirá el enclave esta tarde en el Congreso de los Diputados. La gente no habla del tema en la calle, ni en la gasolinera o la cafetería. Sencillamente lo rehuyen. Son muchos años de espera y aunque la unidad de los alcaldes creó un cierto optimismo, la cerrazón de los partidos estatales no deja posibilidades a la esperanza.
De hecho, ayer mismo, tanto PP como PSOE volvían a insistir en la decisión que ya tenían adoptada y ratificaban que la propuesta de modificar los límites provinciales de Euskadi y de Castilla y León, y anexionar el Condado burgalés a Álava no saldrá adelante. Pero aunque el no ya lo tienen desde antes de comenzar este proceso, un autobús, con una nutrida representación de vecinos del enclave irá hasta Madrid para asistir al debate parlamentario. “Al menos -como señalaba un vecino que prefiere mantener el anonimato-, que se nos vea la cara, que se sepa que estamos allí, que no queden dudas de qué es lo que queremos, aunque nos lo nieguen los del bipartidismo”. Ignacio Portilla, alcalde de Trebiño, y Roberto Ortiz Urbina, primer edil de La Puebla de Arganzón, así como distintos concejales y vecinos rasos dejarán su impronta en el hemiciclo. Unas cuarenta personas que saldrán a las ocho de la mañana para poner rostro a sus voluntades en el Congreso a las cuatro y media de la tarde.
A la actual generación de gobernantes en el enclave -alcaldes independientes- se les ha dado la oportunidad de trasladar la voluntad de 2.000 ciudadanos a los representantes del Legislativo español. Lo harán a través de la palabra de los parlamentarios vascos Xabier Agirre (PNV), Belén Arrondo (EH Bildu) y Txarli Prieto (PSE-EE), que fueron elegidos para este cometido en un Pleno celebrado por la Cámara de Vitoria el pasado mes de febrero con los apoyos de esas formaciones y la abstención de UPyD y de PP, que defienden la anexión pero cuestionan la idoneidad de la fórmula. Agirre, Arrondo y Prieto explicarán en la Cámara Baja que en la argumentación de esta propuesta se recuerda que los trebiñeses han manifestado repetidamente a lo largo de la historia su voluntad de formar parte de Álava, y que así lo expresaron en los acuerdos adoptados en 1980, 1998 y en 2013.
El resultado de hoy será el mismo que en ocasiones anteriores. Pero, al menos, se abrirá una nueva vía. Como Castilla y León se ha opuesto ya en dos ocasiones a la segregación (en 1980 y 1998), el Parlamento Vasco defiende ahora que sean las Cortes Generales las que aprueben una ley orgánica que modifique los límites provinciales, posibilidad recogida en la Constitución española.
Además de los tres parlamentarios vascos, asistirá una delegación de la Cámara de Vitoria integrada por su presidenta, Bakartxo Tejería (PNV), la vicepresidenta segunda Blanca Roncal (PSE) y el popular Carmelo Barrio. No faltará el candidato jeltzale a la Diputación alavesa, Ramiro González. También escuchará el debate desde la tribuna del Congreso Iratxe López de Aberasturi, la presidenta de la asociación de electos municipales de la izquierda abertzale (Udalbiltza), junto a alcaldes y concejales de EH Bildu.
Sea como fuere, las circunstancias no frenan las ganas de poder ganar el derecho a ser alaveses de los trebiñeses consultados por este diario. Sentimientos o cuestiones de práctica diaria. El caso es que el enclave vive mirando a Vitoria. Ayer mismo, Almudena López explicaba que “Trebiño debería segregarse de Burgos y entrar a formar parte de Álava. La verdad es que eso nos traería muchos beneficios en sanidad, educación, cultura y oportunidades”.
Este discurso, basado en cuestiones básicas, lo reeditaba Javier Rolando, otro de los residentes en el enclave. “Desde el punto de vista de la vida práctica, Trebiño debe estar en Álava. Yo creo que el enclave está bastante abandonado por Burgos. Por eso, y por cercanía. Los temas administrativos se tendrían que hacer desde Vitoria. Está a 15 kilómetros frente a Burgos, que está a cien kilómetros. La diferencia es clara”.
Son muchos los lazos afectivos que unen a los dos municipios aún burgaleses y al territorio histórico de Álava. De hecho, Gasteiz linda con el término municipal de Trebiño en una relación de buena vecindad que se materializa en situaciones diarias como las que plantea Adolfo Peláez. “Yo he trabajado toda mi vida en Vitoria y desde allí me vine a vivir aquí por cuestión de los precios de la vivienda. Eso no quiere decir que esté de acuerdo o no en la anexión. Aunque yo viva aquí estoy empadronado en Vitoria y soy un invitado. ¿Los servicios? Yo he vivido en Madrid, por lo que estar en Trebiño es sólo estar a un paso de Vitoria”.
Por su parte, Inmaculada del Barrio cree que “estamos un poco abandonados. Yo llevo a mi hijo todos los días a Vitoria. Me dieron la opción de ir allí o de quedarme en Trebiño y me pareció mejor ir a Gasteiz, aunque tengo que ir cuatro veces al día. Eso es muy incómodo. Creo que sería mejor para todos que Trebiño estuviera en Álava. Además, casi todo el mundo aquí ha hecho su vida laboral allí”.
Pese a los sentimientos, en Trebiño son conscientes de que su voluntad volverá a recibir un portazo, como en ocasiones anteriores. Roberto Bajo explica que “sabemos que vamos a hacer un viaje en balde, porque por activa y por pasiva ya han manifestado tanto el PP como el PSOE de que seguiremos como estamos. Pero vamos a ir a Madrid a escuchar la propuesta y ver como la rechazan. Para Trebiño sería muy bueno que la aceptaran, tanto para las cuestiones administrativas, como sanitarias, de educación, transporte, vivienda? Las diferencias entre un pueblo alavés y uno del enclave son tremendas. Mijancas o Berantevilla en quince años han cambiado dos veces las redes de abastecimiento y de saneamiento. En Trebiño no hemos cambiado todavía ni una sola desde hace décadas y en algunos pueblos del enclave no hay ni abastecimiento de agua y otros ni luz. Ahí se aprecia la diferencia que hay entre ser alavés o de Burgos.