Con música solidaria y arte en la calle. Así es como la capital alavesa ha decidido darle la bienvenida al verano. En El Campillo se lió una buena esta semana con la celebración de la una fiesta urbana como inicio del programa Haziak. Graffitis, música, baile? todo mezclado con una buena afluencia de jóvenes y mucha alegría. Por otro lado Cruz Roja y el conservatorio Jesús Guridi decidieron unir fuerzas con un concierto. Y es difícil que exista un objetivo mejor: ayudar a las familias que peor lo están pasando? que por desgracia son muchas.
No era un concierto de fin de curso? era mucho mejor. Los alumnos del Jesús Guridi ofrecieron esta semana un concierto en colaboración con Cruz Roja. Con la entrada en forma de donativo que entregaron todos los asistentes se conseguirá echar una mano a las familias que lo están pasando realmente mal. Minutos antes de que todo arrancaba había dos personas que andaban de un lado para otro atando los últimos cabos: Txomin Ondarre, director de Intervención social de la Cruz Roja, y Ángel Ugarteburu, Vicedirector del conservatorio Jesús Guridi. Por allá andaban también otros miembros de la asociación como las hermanas Alda, Ander López de Abetxuko, Yolanda Susaeta o Álvaro García. En representación de la Cruz Roja también acudieron la Presidenta Provincial Estibaliz Arnaiz y el Secretario Xabi Manzano.
El Campillo se convirtió por un día en toda una fiesta urbana con grafftis, street dance, patinaje y mucho ritmo. Se celebraba el arranque del programa Haziak. Hubo coreografías con U’Klap y Soul Flavas, patinaje con Gaubela y graffitis, De todo se encargaron un buen número de monitores que enseñaron a los jóvenes gasteiztarras su mejor hacer. En ello andaban Juan Andrés Arias y Sara García, que se propusieron mostrar a todos los presentes cómo hacer un graffiti, y la verdad es que el resultado mereció la pena. En otro punto de El Campillo los monitores de patinaje ponían el ritmo sobre ruedas. Camino, Aurelio, Gorka, Sonia, Asier y Juan Alberto ayudaron a dominar los patines a todos los chavales que se acercaron, entre ellos la más pequeña de las patinadoras: Nizar.