“Este impulso” -ha continuado- “requiere el establecimiento de figuras de protección urbanística del suelo agrícola, el fomento de las buenas prácticas, la incorporación de jóvenes agricultores, la potenciación de los mercados locales y la educación e información a los consumidores urbanos, todo ello en el marco de políticas de conservación de la biodiversidad y del paisaje”.De este modo se conseguiría la incentivación de la producción agroganadera del municipio y el impulso a su sector primario, la mejora de la calidad alimentaria de la población y la reducción de la huella de carbono de la ciudad, al disminuir el consumo energético derivado del transporte y conservación de los alimentos.“La idea es que esta estrategia sea participativa desde sus orígenes, ya que únicamente con el trabajo, compromiso y dedicación de los agentes sociales implicados será posible hacerla realidad”, ha asegurado la edil.Así, el Encuentro Cívico Alimentario por la cantidad de agentes que aglutina: (Fundación Zadorra, Foro Rural Mundial, Slow Food, Escuela Agraria de Arkaute y Neiker-Tecnalia.), por su amplia trayectoria y por la riqueza de experiencias que presenta, permite considera del sistema alimentario municipal desde diferentes perspectivas.“Las conclusiones, aportaciones y reflexiones de esta sesión, queremos que ayuden a avanzar en la consecución de un territorio municipal sostenible, donde la conservación y fomento de la biodiversidad, el impulso a la agricultura, la generación de una economía verde en torno a la alimentación y en definitiva la mejora de la calidad de vida del ciudadano, sean los principios orientadores de su planificación y gestión”, ha asegurado la concejal.La ciudad de Vitoria-Gasteiz cuenta con un extenso término municipal que incluye además de una amplia zona natural en excelente estado de conservación, cerca de 11.000 hectáreas de terrenos de cultivo de buena calidad agrológica. La población que vive en el entorno rural es de 5.135 habitantes y se conservan 462 explotaciones agrarias. Sin embargo, en los últimos años, la agricultura ha venido perdiendo peso específico en el municipio, debido a la crisis estructural del sector en Europa, al envejecimiento de la población rural y a la presión urbanística.El freno a la pérdida de este recurso estratégico pasa por la potenciación de un nuevo tipo de agricultura respetuosa con el medioambiente y la promoción de los ciclos cortos de producción, comercialización y consumo en materia de alimentación. De este modo, podrá contribuirse a reducir la huella ecológica de la ciudad y a aumentar la seguridad alimentaria. Este impulso requiere el establecimiento de figuras de protección urbanística del suelo agrícola, el fomento de las buenas prácticas, la incorporación de jóvenes agricultores, la potenciación de los mercados locales y la educación e información a los consumidores urbanos, todo ello en el marco de políticas de conservación de la biodiversidad y del paisaje.