para ser uno de esos comicios que -supuestamente- no importan a nadie, las elecciones europeas del pasado 25 de mayo han provocado un terremoto político con epicentro en Bruselas y réplicas a lo largo y ancho de la geografía estatal. También en Álava, donde el actual equipo de gobierno foral, a manos del Partido Popular, parece haber encendido todas las alertas. A falta de menos de un año para que los alaveses dicten sentencia en las urnas para dirimir el nombre del nuevo diputado general, el actual inquilino de la Casa Palacio de la Diputación alavesa, Javier de Andrés, ha decidido que, si el discurso que lleva tres años enarbolando no funciona, siempre hay tiempo para cambiarlo. Ya lo dijo Groucho Marx: "Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros".
El cambio ha sido tan rápido que algunos todavía salen desenfocados en la foto. No había transcurrido ni una semana y media de la jornada electoral cuando, el pasado miércoles, el diputado general salió a la palestra en las Juntas Generales para, de repente, gritar a los cuatro vientos que su postura sobre la reapertura de Garoña acababa de reducir unos puntos su nivel de decibelios.
"Si al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) le cuesta un año determinar si la central es segura lo mejor sería decidir ahora que no se vuelva a abrir", aseguraba el líder popular. Al día siguiente, el PP vasco se sumaba por primera vez al consenso en contra de Garoña apoyando un texto en el Parlamento Vasco en el que se instaba al Gobierno de Madrid -gobernado por sus correligionarios conservadores- a que no autorice una nueva licencia para la reapertura del complejo nuclear. Nada como unas elecciones para entrar en razón.
Eso sí, el mismo día que iniciaba el cambio de rumbo, Javier de Andrés insistía de nuevo en que la Cámara foral no es escenario para mostrar rechazo alguno a Garoña. Por si acaso, aclaraba que el PP no va a plasmar su firma en el recurso que las Juntas Generales han llevado al Tribunal Supremo para detener la puesta en marcha de la central. Un recurso admitido a trámite y que en marzo, dos meses antes de las elecciones europeas, obtuvo el voto en contra de los populares alaveses. El pasado lunes, en una entrevista concedida a este periódico, el portavoz del PNV en las Juntas Generales y primer candidato oficial a diputado general, el jeltzale Ramiro González, apuntaba al "temor" que se ha extendido en las filas del PP ante la cada vez más cercana necesidad de anunciar quién será su candidato al sillón foral.
El desgaste de De Andrés y su equipo durante los tres años que lleva de legislatura es palpable. Al respecto, fuentes consultadas en las Juntas Generales dan por hecho desde hace tiempo que cuanto más se acerquen las elecciones de mayo de 2015, más giros de guión se producirán en las filas del PP alavés. Lo que algunos no esperaban era que empezaran tan rápido. Los mismos portavoces apuntan a la sangría electoral como punto de partida, pese a que equiparar voto europeo a local es un acto de ficción. Pero en política las tendencias acostumbran muchas veces a crear más congoja que los resultados.
Con 16.978 votos, el Partido Popular pasaría ahora mismo a ser la tercera fuerza política en Álava, con apenas 863 votos más que el PSE. Respecto a las europeas de 2009, el PP bajó hace unos días más de diez puntos porcentuales, por quince del PSE y dos del PNV. Los populares ganaron la contienda continental en quince municipios -Armiñón, Baños de Ebro, Berantevilla, Elciego, Elvillar, Lantarón, Lagrán, Labastida, Laguardia, Navaridas, Oion, Yécora, Ribera Baja y su principal bastión, Vitoria-, por 17 de EH Bildu y 18 del PNV. Con todo, el escenario político a once meses vista se anticipa diáfano, con PNV y EH Bildu dándose codazos en primera fila y PP y PSE a empujones a una considerable distancia de las dos fuerzas nacionalistas.
"ahora tengo argumentos" Si significativo ha sido el rápido cambio de rumbo de De Andrés en lo que a Santa María de Garoña respecta, no menos adornado ha sido el regate con el que el diputado general intenta ahora defender la camiseta de Foronda. Tras desdeñar la pasada semana la recuperación del Puesto de Inspección Fronterizo (PIF) alegando que las operaciones con animales suponen un porcentaje nimio en relación a la carga que mueve el aeropuerto alavés, ayer el diputado general se enfundó un nuevo traje para tratar de borrar sus últimas intervenciones del subconsciente de los electores.
"Me pongo al servicio para volver a recuperar el PIF", aseguraba ayer el diputado general tras la decisión de AENA -el organismo estatal que gestiona aeropuertos y navegación aérea- de pedir a Hacienda, Agricultura y Sanidad el regreso del PIF a Foronda para que la firma Decoexsa pueda realizar operaciones con 500 caballos al año y 15.000 kilos de alimentos por semana en la terminal alavesa. Hace una semana miraba hacia otro lado; ayer dijo tener "argumentos" para defender la reapertura del Puesto de Inspección Fronterizo.
Mientras tanto, el Gobierno foral y el Ayuntamiento gasteiztarra aguardan como agua de mayo algún movimiento del Ministerio de Fomento sobre Foronda para que la soga que aprieta a los populares desde la eliminación del H24 empiece a destensarse un poco de cara a las elecciones. Que el aeródromo pueda reabrir las 24 horas del días se atisba un gesto improbable a tenor del desdén con el que Madrid ha tratado al aeropuerto vitoriano los últimos años. Sin ir más lejos el pasado fin de semana, cuando el Gobierno central consideró "un despilfarro" desviar a Vitoria los vuelos que no pueden aterrizar en Loiu.
Así las cosas, con casi menos meses para acudir a las urnas que dedos en las manos, el diputado general maneja una cuenta atrás en la que a buen seguro buscará una medalla que ahora mismo no se puede colgar, como tampoco ha podido durante los últimos meses. El proyecto para relanzar el parque logístico de Arasur, enlazándolo con el Puerto de Bilbao mediante una playa de vías, fue sellado tras un acuerdo presupuestario con el PNV en el que los jeltzales a punto estuvieron de tirar la toalla ante la desidia del diputado general, que no quería aportar la cantidad pactada en su día a tres bandas entre Diputación, Gobierno Vasco y Puerto de Bilbao. Meses después, la Unesco fastidió su fotografía en el Valle Salado con el logro de patrimonio mundial en el bolsillo, evaporado por sus cambios en lo que a la conservación e impulso de las salinas se refiere. Así, sin margen par abrir nuevas vías, De Andrés ha decidido cambiar el discurso en las cartas que le quedan.