el servicio de Urgencias de cualquier hospital constituye un engranaje clave para garantizar el correcto funcionamiento global del centro sanitario. Nunca debe bajar la guardia por lo que pueda entrar por sus accesos, necesita realizar un trabajo de selección ágil y eficaz para que los pacientes sean atendidos en orden de prioridad y tiene también que garantizar un tiempo de respuesta rápido para evitar posibles colapsos. Sus profesionales, acostumbrados a un clima constante de estrés y adrenalina, cumplen satisfactoriamente con su cometido, aunque ese tercer mandamiento no siempre es posible de cumplir. La razón viene de fuera, del abuso que todavía sigue produciéndose de estos servicios por parte de algunos usuarios de la Sanidad. Las situaciones más comprometidas suelen darse en invierno, su temporada alta por excelencia.
Las Urgencias de Txagorritxu y Santiago, las dos patas que conforman el Hospital Universitario de Álava (HUA), atienden anualmente a cerca de 160.000 pacientes, más de 430 diarios. En los últimos cinco años, las cifras se han mantenido estables, con 2.000 usuarios por encima o debajo de ese registro. Son, en definitiva, la puerta de entrada al hospital, porque más de la mitad de los ingresos que se producen en cualquiera de las dos sedes del HUA han pasado previamente por el servicio de Urgencias.
Pueden parecer cifras asumibles a primera vista, pero que comparadas con otros dos datos estadísticos clave ofrecen una perspectiva de la realidad bien diferente: Más del 60% de los pacientes que acuden a las dos Urgencias de Gasteiz tienen un nivel de gravedad bajo, por lo que podrían ser atendidos perfectamente en otros recursos de la red sanitaria como los centros de salud o el Punto de Atención Continuada (PAC) de la calle Olaguíbel, que abre en horario de tarde y noche. "La Urgencia hospitalaria debería dirigirse al 40% restante", certifica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el director médico del HUA, Alberto Manzano. Además, de todos los usuarios que llaman a las puertas de las Urgencias de Txagorritxu o Santiago únicamente acaban siendo ingresados en planta alrededor del 15%. "Es una buena noticia que se hayan estabilizado los datos, pero debe abusarse menos de las Urgencias. Los dispositivos extrahospitalarios funcionan muy bien y debemos redirigir allí a los pacientes menos graves antes de que acudan al hospital", insiste Manzano.
Curiosamente, según el criterio del especialista, la gente por lo general es consciente de que si acude a Urgencias con un problema de salud no demasiado grave está abusando del servicio, pero no pone los medios para evitarlo. "Por una cuestión de comodidad, muchos piensan que como el hospital lo tiene todo se les va a atender mejor, pero eso no es así", contextualiza Manzano.
Acompaña al director médico en su encuentro con este periódico el responsable del servicio de Urgencias del HUA, Pedro Lopetegui, que suma nada menos que 27 años de experiencia en el servicio. La mayor parte de su carrera en Txagorritxu y ahora, saltando de allí a Santiago, ya que este servicio está caminando también hacia su integración en el marco de la fusión hospitalaria de Gasteiz.
Éste es, precisamente, el segundo gran reto al que se enfrentan las Urgencias de la capital alavesa, al margen de mejorar la coordinación con el resto de estructuras sanitarias de la red para evitar el sobreabuso de sus instalaciones. "Estamos hablando con la atención primaria para reorganizar los flujos de pacientes y que sean atendidos en los sitios más adecuados", asegura Manzano. En cuanto al otro objetivo, el de adaptar las Urgencias a la nueva realidad hospitalaria trabajando complementariamente, éste se encuentra todavía en una fase inicial, aunque caminando a un paso decidido.
Habida cuenta de que en un futuro Txagorritxu será un centro destinado a la atención de las patologías agudas y que Santiago se especializará en la asistencia crónica y pluripatológica, sus Urgencias se irán reorientando a esas nuevas necesidades globales. También a otras más específicas: A la vista de que la maternidad y la Pediatría se concentrarán en Txagorritxu, los servicios de Urgencias dirigidos a estas especialidades también se ubicarán ahí. Lo mismo sucederá en el histórico centro de la calle Olaguíbel, por ejemplo, con Psiquiatría. No obstante, según matiza Manzano, "la capacitación para atender cualquier tipo de urgencia se mantendrá en los dos centros".
un nuevo perfil El imparable envejecimiento de la población local está provocando también un cambio de perfil en el tipo de usuario que sobrepasa la puerta de Urgencias. Actualmente, predomina un paciente de avanzada edad y pluripatológico, más complejo en definitiva, que requiere de numerosas pruebas complementarias, un mayor tiempo de permanencia en el servicio y también de ingreso en el hospital, según enumera Lopetegui. Esta nueva realidad explica también la necesidad de seguir descongestionando las Urgencias de casos leves, porque cada vez más pacientes las irán necesitando de verdad. "La gente menos grave tiene que esperar y termina quejándose, pero sería atendida de forma muy correcta en el resto de dispositivos", insiste Manzano.
Teniendo en cuenta esa especialización de Santiago en la atención de pacientes pluripatológicos, la necesidad de ampliar y modernizar su servicio de Urgencias, que ahora únicamente cuenta con seis boxes, queda todavía más justificada. "Tenemos unas muy buenas Urgencias hospitalarias, lo dicen los pacientes y los datos, pero en Santiago estamos un poco justos", asume Manzano. Txagorritxu cuenta con 27 boxes, más del cuádruple. En cuanto a la dotación de profesionales, son alrededor de 217 los que, por turnos, trabajan en los servicios de Urgencias de adultos del HUA y en las pediátricas de Txagorritxu entre médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, administrativos y celadores.
Lopetegui no se fija un registro ideal de atenciones a lo largo de un año en Urgencias, ya que es "algo subjetivo", sino que espera que el servicio vaya recibiendo cada vez más "a los pacientes que realmente tienen que ir", lo que ayudará también a reducir los tiempos de espera de todos. Uno de los momentos más críticos del año en este sentido llega con el invierno, marcado por la gripe, las patologías respiratorias y sus complicaciones, como las neumonías. Amén de las clásicas fracturas provocadas por el hielo y la nieve. "De noviembre a marzo es la temporada más alta. A veces se empieza antes y otras después, pero puedes encontrarte también con picos importantes en junio", certifica Lopetegui.
Cuando la gripe se hace fuerte, los hospitales tienden a resentirse tanto por el sobreuso de las Urgencias como por el hecho de que muchos pacientes sí que requieren ingreso y las plantas de hospitalización pueden llegar a completar todas sus camas. "Son momentos puntuales de enlentecimiento pero nunca de colapso, porque eso supondría no poder atender a los pacientes", matiza entretanto Manzano. Las campañas para que los pacientes con gripe acudan al médico de cabecera y no a las Urgencias, siempre que no cursen con complicaciones graves, se repiten todos los años. "No hay ningún tratamiento que vaya a ponerse en el hospital que no esté en Primaria. Además, ir a Urgencias con gripe es un problema de salud pública, porque se contagia", contextualiza el especialista.