San Honorato era más bueno que el pan. Quizás por ello, la Asociación de Panaderías de Álava celebró ayer, el día consagrado al santo francés, su día grande, con un acto entre festivo e institucional en el que tomaron protagonismo, en primera persona, dos de las personalidades con más miga del panorama social alavés. Por un lado, el traumatólogo Mikel Sánchez. Por otro, la medallista olímpica Maider Unda. Ambos recibieron el reconocimiento anual del gremio, el galardón Amigos del Pan de Euskadi 2014. Todo ello en una jornada repleta de actividad entre panes, otanas, chapatas, barras, baguettes y otras delicias de ésas que ponen los dientes largos y azuzan el interés de todos los sentidos.
San Honorato, patrón de los panaderos, fue obispo de la localidad francesa de Amiens allá por el siglo VI. Dice la leyenda católica que cuando se supo que había sido proclamado al episcopado, su ama, que estaba en esos momentos cociendo pan en la casa paterna, acogió la buena nueva con completa incredulidad, y dijo que sólo se lo creería si la requemada pala para hornear que tenía en la mano echaba raíces y se convertía en árbol. Al parecer, aquello empezó a reverdecer al instante. Fiel a su palabra, a continuación, la incrédula plantó en el patio de la casa la herramienta, que pronto adquirió las trazas de una morera que pronto dio flores y frutos. Todavía en el siglo XVI se seguía enseñando este árbol en la casa paterna de San Honorato. Desde entonces, floristas y panaderos se disputaron el santo patrón.
Ha llovido y nevado mucho desde que la pala de la discordia echó raíces. Pese a ello, el pan sigue haciendo milagros, pero en otra escala. Para relatar tales hechos, el gremio de los panaderos, orquestado por su presidente, Óskar Garro, ha decidido desde hace unos años dedicarse una jornada a ellos mismos y a sus delicias. No en vano, la repercusión culinaria de las mismas es inherente a la cultura gastronómica local. Por ello, la Asociación de Panaderías de Álava decidió encomendar uno de los puntos fuertes de la jornada de ayer al crítico gastronómico Mikel Zeberio, que en el hotel Ciudad de Vitoria disertó sobre El pan, eje de nuestra riqueza gastronómica. No faltó nadie. Ni los responsables de las tahonas más afamadas ni representantes institucionales del calibre del alcalde gasteiztarra, Javier Maroto.
Entre migas Media hora después de la charla, les llegó el turno a Sánchez y Unda, agasajados como manda la ocasión, entre panes y con una concurrencia que no era capaz de quitar el ojo a las delicias dispuestas en el recinto hotelero y que fueron objeto de una cata dirigida por un sumiller al que le precede la fama: Iñaki Suárez. Poco después de la clase magistral, la jornada de los panaderos alaveses tocó a su fin con una degustación de las diferentes variedades de panes de Álava.