aún es pronto para realizar un balance exhaustivo porque Gasteiz suma poco más de cinco meses como Capital Gastronómica, pero el sector hostelero local comienza a tener algunas pistas sobre el presumible impacto del galardón. Y una de las conclusiones más extendidas entre sus profesionales es que el título, al menos hasta la fecha, está beneficiando fundamentalmente a los restaurantes y bares de pintxos del centro de la ciudad, que por su estratégica posición no sólo reciben clientela autóctona sino también a numerosos turistas. Establecimientos tradicionales, ésos que aparecen en todas las guías gastronómicas y que han sido los encargados de ejercer de embajadores de Vitoria en citas como Fitur o Alimentaria, donde la Capital Gastronómica ha contado con stand propio.
A pesar de que Gasteiz cuenta con alrededor de 1.500 establecimientos hosteleros en los que se pueden degustar pintxos y menús, los bares y restaurantes más pequeños o ubicados en los barrios creen que el beneficio derivado del galardón sobre sus cuentas de resultados por ahora ha sido muy pequeño o incluso nulo, una realidad a la que tampoco ha ayudado nada la crítica situación económica de las familias. Una buena oportunidad de darle un empujón importante al sector en general que, según temen, puede acabar escapándose por el sumidero.
La capitalidad generó grandes dosis de ilusión entre el sector hostelero, también en nuevos barrios como en Salburua, y de hecho han sido numerosos los bares alejados del centro que han hecho su aportación a la causa realizando su propio pintxo o menú capital, una iniciativa impulsada por el Ayuntamiento dentro de los actos del año de reinado gastronómico.
La Taberna del Cojo, que se ubica en la calle Viena de Salburua, es uno de ellos. Por desgracia, la falta de promoción ha hecho que en el establecimiento regentado por Iñaki Montilla "nadie ha venido preguntando" por la delicia en miniatura preparada para la ocasión, lo que le ha generado un enfado importante a este profesional. "Habría que hacer un mapa con rutas en condiciones. Por ejemplo, que cada mes esté dedicado a un barrio y que se invite a los turistas a visitarlo", sugiere Montilla, que a escasa distancia de su local cuenta con una joya también frecuentada por numerosos visitantes como el parque de Salburua. "Si alguien viene a Vitoria y pregunta en la Oficina de Turismo, le van a mandar a comer a los sitios más cercanos, los del centro. Es muy fácil decir que somos la Capital Gastronómica, pero luego se lo llevan los mismos", lamenta. Porque lejos del centro de la ciudad, las actividades relacionadas con la capitalidad también brillan por su ausencia.
Problemas a los que también se unen la crisis y el hecho de que la hostelería sufre muchísimo cuando no es fin de semana, sobre todo de lunes a miércoles. "Ahora nadie sale a tomar cañas por la tarde, así que hay que pelearse todos los días", advierte el hostelero, que abrió las puertas del local el pasado octubre y hasta el momento va "tirando", "poco a poco", sin correr demasiado.
"a los cuatro de siempre" Iñigo Calleja, socio del gastropub Darkablar, un moderno establecimiento ubicado en el Casco Viejo, también coincide en esta idea, a pesar de la inmejorable ubicación de la que disfruta su local. A escasos metros de la Catedral Vieja, donde el tránsito de turistas es muy frecuente, el impacto de la capitalidad gastronómica también se ve desde lejos, si es que lo está habiendo. "En general se nota que en Vitoria hay más turismo desde hace tiempo, pero no creo que sea por esta razón. Si está beneficiando a alguien es a los cuatro de siempre, a los que están cerca de la Virgen Blanca y a los del centro", advierte Calleja, que oferta una de las barras de pintxos más atractivas del Casco Viejo.
También en boga por su cuidada selección musical y la oferta de vinos, el Darkablar tiene sus horas más concurridas cuando llega el fin de semana, empezando por el vermú. El sábado, en el que la barra de pintxos crece, es su día fuerte, ayudado también por las horas nocturnas. "Entre semana muchas veces te comes los mocos", lamenta el hostelero al ser cuestionado por la manida crisis o por la dificultad de competir con iniciativas conjuntas como algunos pintxo potes. Aparte de todo esto, Calleja considera también que fuera de Gasteiz poca gente sabe de la existencia de este galardón y o que la ciudad sea Capital Gastronómica durante este 2014. "Creo que no es muy consciente de eso", zanja el profesional, que el próximo mes de junio cumplirá un año a los mandos del local.
Otro de los establecimientos de barrio que decidió sumarse en su día a la iniciativa Pintxo-Menú Capital es el bar Arana 13, donde también se comparte la sensación de que el galardón gastronómico está beneficiando fundamentalmente "a la primera línea", a los bares ubicados en el centro de Gasteiz y, "como mucho", en el Casco.
Así lo entiende Francisco Retamero, propietario del local, que tiene la suerte -por ahora- de contar con la estación de autobuses a escasos metros, lo que le aporta bastante clientela de fuera de la ciudad. "Gracias a eso tengo gente que viene de Bilbao, de Santander o de Logroño en autobús, pero si estuviese en Zaramaga no me caería nada", advierte el hostelero, que lamenta que en general "la cosa está paradilla" en Vitoria, a pesar del galardón gastronómico. Caprichos del calendario como la reciente Semana Santa y la casi consecutiva festividad de San Prudencio tampoco han ayudado a la hostelería local. "Viene gente, pero está costando mucho... Y además se queda en el centro", analiza Retamero. Finalista de la Semana del Pintxo del año pasado, sobra destacar que las delicias en miniatura son una de sus grandes especialidades y lo que atrae al local a un buen número de fieles de Gasteiz. No obstante, a la vista del difícil entorno, para el profesional supone una misión harto complicada hacer planes o tener expectativas a medio o largo plazo. "Estamos viviendo todos al día. La gente no tiene trabajo y se nota en todos los ámbitos. Antes Vitoria era una ciudad para alternar, pero ahora sales del fin de semana y ha cambiado mucho", lamenta.
De vuelta a un barrio de nueva construcción, en este caso Zabalgana, las sensaciones se repiten, a pesar de que el Smile, un nuevo establecimiento especializado en comidas, desayunos y pintxos, abrió sus puertas hace menos de dos semanas. Detrás de su barra se encuentra Carol Escudero, que durante muchos años ha trabajado en el centro de la ciudad y es consciente de que la ubicación de sus bares juega mucho a favor para sacar partido a la capitalidad. "Ahora mismo donde más se trabaja es en la Cuesta y en el Casco Viejo... Es lo que está funcionando porque se ha puesto de moda", advierte la propietaria del local.
Por el momento, el bar está disfrutando de bastante movimiento. Sus clientes, vecinos de Zabalgana que ya comienzan a conocer sus tortillas, bocadillos y pintxos. El fin de semana también es el punto fuerte del Smile, cuya propietaria ve "muy complicado" que la capitalidad gastronómica haya ayudado o vaya ayudar en algo a los nuevos barrios. "Fundamentalmente mira al centro y, aparte, la crisis nos está matando a todos. La gente ya no sale como antes y que hayan pillado los dos puentes seguidos tampoco ha ayudado nada", lamenta Escudero, en una idea compartida con su colega del Arana 13.