la pasión de Javier Aldea por la cerveza viene de lejos, pero hace cinco años, después de otro lustro sirviéndola tras la barra del bar Kitsch de Gasteiz, decidió dar un paso más y aprender todos los secretos de su elaboración y producción. "Poner cervezas me sabía a poco y empecé a estudiar", recuerda este hostelero, que a base de tiempo y mucha constancia se convirtió también en birrero. Primero dio a luz a su propia marca, Nómada, con la que incluso logró dar el salto a Estados Unidos. Y desde hace alrededor de un año viene gestando en compañía de otros dos socios un nuevo oro líquido con lábel alavés que tiene su centro de operaciones en plena Llanada, en Agurain. Se llama Olbea, una palabra enraizada en la localidad ya que da nombre a los característicos soportales que adornan su Casco Viejo.
Doce meses de trabajo entre bambalinas, de papeleo, de acondicionar la fábrica ubicada en el polígono industrial Litutxipi y de producir las primeras botellas que ya comienzan a dar sus frutos. Koldo Vesga, uno de los socios de Aldea y que se encarga de la gestión de la empresa, celebra la buena aceptación que hasta ahora ha tenido el proyecto y, sobre todo, el producto. "Surgió tal cual, como una posibilidad, porque el tema cervecero está en un buen momento. Es un proyecto interesante, que motiva, porque empiezas a meter la cerveza en el mercado y poco a poco se van abriendo muchas posibilidades. Además, Javi ha acertado muy bien con los ingredientes", describe Vesga.
No le falta razón. Por el momento, Olbea ha comenzado a comercializarse en dos modalidades, Helles y Bock. La primera, una rubia alemana tradicional suave, con maltas muy claras y baja graduación. La segunda, tostada, con un pronunciado color rojo y gusto caramelizado. La primera remesa de Olbea, de alrededor de 14.000 litros -7.000 de rubia y otros tantos de tostada-, ha sido producida en una fábrica de primer nivel ubicada en Cuenca, una de las mejores de España, porque la factoría de Agurain todavía no se encuentra en funcionamiento. La producción comenzará en la Llanada en el plazo máximo de un mes y medio, según sus cálculos.
Hasta el momento, Aldea se ha encargado de ir y venir en múltiples ocasiones a la localidad castellana para que esta primera tanda sea completamente artesana y que así encaje en la filosofía del producto. Mientras tanto, el contacto con las instituciones del territorio y el acondicionamiento de la fábrica de Agurain han cristalizado sin prisa pero sin pausa. Cuando los promotores entraron a la factoría por primera vez, de hecho, se la encontraron infestada por unos molestos vecinos. "Estaban allí todos los ratones de la Llanada y había como una tonelada de malta por el suelo que les servía de alimento", bromea Aldea.
Es la misma fábrica donde el antiguo propietario del pub The Man in the Moon de Vitoria fabricaba en su día una popular cerveza inglesa que comercializaba en su local. Cuando falleció, la factoría quedó en estado de abandono, por lo que el trabajo para volver a ponerla a punto ha sido exhaustivo. Adaptarla, higienizarla... Ahora sólo está a falta de los equipos necesarios para empezar a producir la cerveza, que si todo va bien llegarán la semana que viene, comenzando así la verdadera cuenta atrás para su puesta en marcha.
Han sido meses también de lograr los permisos necesarios de las instituciones, a las que ambos dan las gracias por las "facilidades" dadas hasta el momento. Aunque el papeleo ha costado "más de lo esperado", todo este tiempo ha servido a su vez para que Olbea disponga de una atractiva imagen corporativa y una página web, ambas obra de la empresa vitoriana La Consulta Creativa, para poder echar un vistazo a los productos disponibles y los puntos de venta donde ya se puede encontrar, todos ellos ubicados de momento en Agurain y Vitoria. Entre otros, cómo no, el Kitsch, varias carnicerías, pescaderías y fruterías de la capital o el bar restaurante Raíz de la calle Labastida. En Salvatierra puede encontrarse en las cafeterías Jai Alai y Mendibil, en el pub Kilkenny y en La Despensa de Agurain.
¿Y qué se puede decir de la cerveza? "Estamos cuidando toda la cadena de producción. A la cerveza no se le ha añadido nada más que agua, levadura, malta de cebada 100% y lúpulo. No lleva gas añadido, no se refermenta en la botella y se mantiene bastante bien", describe Aldea.
La Helles, inspirada en una famosa cerveza que comenzó a producirse en Munich con mucho éxito para competir con la Pils procedente de Bohemia, es menos amarga que la cerveza tradicional y tiene un sabor a malta suave, con un porcentaje de alcohol que oscila entre el 4,5 % y el 5,5%, de color dorado, claro y brillante, y con sabor vigoroso y un poco dulce. La Bock, entretanto, se trata de una cerveza Lager, originaria de la ciudad alemana de Einbeck, de estilo robusto, fuerte, de color pardo y una graduación más alta, superior al 6%. "Tienen un punto diferente y queremos que la gente las sienta como suyas", promete Aldea, que aunque con los pies en el suelo también se muestra ambicioso con el recorrido del proyecto. "Se trata de crear una espiral y con el tiempo llegar a ser la cerveza de consumo de Álava", anhela. Además de las Helles y Bock embotelladas, los promotores crearán también unos grifos para que ambas puedan servirse como cañas en los bares que así lo deseen.
buen precio El modelo de fabricación de Olbea permitirá también a sus promotores optimizar la producción y conseguir así un precio que, prometen, será "muy competitivo", más cerca de las cervezas industriales que de las artesanas, normalmente bastante caro. "Supone un gran esfuerzo, pero hay que tener un buen precio porque la gente está muy apretada", razona Vesga. Esto se traduce en que el coste del botellín de 33 centilitros rondará los 2,5 euros en los bares, un precio muy similar al de cualquier cerveza típica.
Al margen de las dos marcas de consumo ya descritas, Aldea viene trabajando en los últimos meses en otras dos modalidades de cerveza de elaboración más costosa y que se embotellará en menos cantidades. Se trata de una rubia fuerte y de otra negra también fuerte que llevan ya alrededor de seis meses fermentando en las barricas y a las que todavía les restan alrededor de tres o cuatro meses más. "Nos basamos mucho en la Llanada y hay sitios donde se está trabajando mucho y bien con la cerveza. Será un producto hecho con cariño y con los mejores ingredientes y que se embotellará menos, de un modo más premium, más bonito", destaca Aldea.
Con el paso del tiempo, el cervecero busca lograr que el producto, que siempre se encontrará en constante evolución, esté elaborado al 100% con productos alaveses y tratado también en el territorio, con cebada de la propia Llanada alavesa y malteándola él mismo. Pero, ante todo, logrando que sea "un producto diferente en el que por encima de todo prime la calidad".
En cuanto a la expansión de la empresa y sus miras futuras, todo dependerá del consumo y de la aceptación que vaya teniendo el producto. "No vamos a hacer locuras. Iremos poco a poco, con los pasos muy medidos. La velocidad nos la irá marcando el consumo", advierte, por su parte, Vesga.