La estancia más noble del Ayuntamiento vitoriano, su Salón de Plenos, abrió ayer las puertas a decenas de jóvenes de once centros escolares vitorianos para celebrar una sesión en la que el alcalde, Javier Maroto, y concejales de los tres grupos de la oposición tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano qué preocupa a la generación que ocupará su lugar en unos pocos años. Es el proyecto Hiretu Hiria 2013, que persigue implicar a los estudiantes en la política municipal, en la que, a tenor de lo demostrado ayer, se mueven en general con bastante soltura.

Había mucho de lo que hablar, muchas inquietudes que trasladar y muchas quejas que transmitir. Por ejemplo, los estudiantes de Jesús Obrero están preocupados por las partidas de los comedores sociales y pidieron al equipo de gobierno que trabaje para concienciar a los ciudadanos sobre la situación de necesidad en que viven muchas familias. Los jóvenes están preocupados además por sus alternativas de ocio, que consideran insuficientes, quieren que el servicio de autobús nocturno gautxori se amplíe y que el tranvía funcione también de noche, o que se persiga con más ahínco el robo de bicicletas y que se construyan más aparcamientos específicos para estos vehículos.

Las chavalas y chavales también han trabajado por su cuenta antes de acudir al Pleno. Los de San Viator instalaron un mercadillo de juguetes para colaborar con la Asociación Española de Lucha Contra el Cáncer, en Koldo Mitxelena conocieron de primera mano cómo es la vida de las personas afectadas por parálisis cerebral, y los alumnos de Corazonistas trabajaron con Kaleratzeak Stop sobre el problema de la vivienda vacía y los desahucios.