Gasteiz. Los bloques de viviendas de Vitoria tienen una eficiencia energética baja y son grandes emisores de dióxido de carbono. De hecho, el 80% posee una calificación energética baja, y sólo los nuevos barrios de Zabalgana, Salburua y, en menor medida, Lakua, se libran del pequeño rapapolvo que supone el estudio realizado por la empresa gasteiztarra Cercae, que se dedica a la certificación y calificación energética. Basándose en una muestra total de 1.076 edificios, de los que 870 corresponden a la capital alavesa, el informe apunta que, aunque como las meigas, haberlos, haylos, los bloques de viviendas de Vitoria que pueden calificarse con un sobresaliente en eficiencia, es decir, con notas de A, B o C, brillan por su ausencia.

La mayoría, ocho de cada diez, se conforman con una calificación que roza el suficiente o, directamente, el suspenso energético, aunque los responsables del estudio prefieren no hablar de suspensos sino de aspectos a mejorar. "No es que Vitoria suspenda, simplemente los datos muestran las consecuencias de que una gran parte de los bloques edificados estén construidos antes de 2006, cuando entró en vigor la última normativa", explica Jorge Intxaurbe, arquitecto y socio de la firma encargada del estudio.

Por este motivo, los barrios de Coronación, el Casco Viejo o El Pilar son los que peor calificación obtienen, con un 32% en los dos primeros casos y un 31% en el tercero de viviendas con la peor calificación energética posible, una G. Abetxuko (25%), Arana (23%), Judimendi (29%) o Sansomendi (23%) son otras de las zonas de la capital alavesa que más suspensos energéticos acumulan, al ser también algunas de las más antiguas de la ciudad. Un mal aislamiento térmico con el consiguiente incremento del gasto en calefacción, la ventilación, refrigeración o iluminación del edificio son lagunas de las condiciones que se han valorado en el informe y que acaban provocando que los bloques de pisos y los locales y viviendas unifamiliares se conviertan en auténticas fábricas emisoras de CO2.

La solución pasaría por rehabilitarlas y adecuarlas, aunque eso conllevaría obviamente un gasto económico siempre inoportuno en estos tiempos. Al menos las nuevas construcciones de las jóvenes zonas residenciales de Vitoria se han librado de la reprimenda, aunque "tampoco es para tirar cohetes".

Sólo el 5% de las viviendas de Salburua se llevan la peor calificación, mientras que en Zabalgana ninguno de los pisos que ha sido objeto de estudio ha sido calificado con un suspenso. Así las cosas, parece que a la hora de calentar a sus vecinos, la Green Capital todavía tiene mucho camino que recorrer en materia de eficiencia energética. "En todo el mundo estamos calentándonos emitiendo altas dosis de dióxido de carbono", lamenta Javier Intxaurbe. Y es que, en este caso, como siempre, cuanto más eficientes, mejor.