vitoria. "Comencé a trabajar en el año 1992 en la radio, en la Cadena SER. Antes tuve una beca de seis meses en Radio Vitoria. ¿Los comienzos? Pues como todos los comienzos, aprendiendo día a día lo que era esto de la comunicación". Así recuerda la periodista alavesa Estibaliz Ruiz de Azua el inicio de su carrera profesional. Actualmente, presenta todos los fines de semana Teleberri, en el segundo canal de Euskal Telebista, lo que le convierte en uno de los rostros más conocidos de la televisión en Euskadi.

¿Qué aspectos destacaría de Vitoria o de Álava como un lugar ideal para vivir? Y por otro lado, ¿qué echa en falta que pudiera hacer su vida más cómoda?

Lo mejor, lo tranquila que es. Lo peor, lo tranquila que es, y quizás ¿qué tal un poco más de luz y de sol?

Los recortes debido a la crisis, ¿cómo están afectando al ámbito rural en el que se mueve? ¿Hay proyectos que se están retrasando? ¿Se percibe en la renovación o en el mantenimiento, por ejemplo, de las carreteras?

Los recortes afectan a todos y en todo, y más aún en la zona rural. Se ve menos, molesta menos. Hace unas semanas se cayó la barandilla de uno de los puentes que cruzan el río. Se da aviso al departamento competente, pero pasan meses hasta que se arregla. Hoy seguimos esperando.

¿La vida que se desarrolla en el ámbito rural condiciona a la hora de tener que viajar a Vitoria? ¿El transporte público cubre las necesidades o es imprescindible el vehículo propio?

Vivir en la zona rural de Álava supone tener -sí o sí- coche. Hay autobús, pero tiene sus limitaciones. Un ejemplo: el trayecto entre Gebara -localidad donde vivo- y Vitoria. De momento tenemos que acercarnos al pueblo más cercano por donde pasa el autobús, Maturana. Este viaje podemos hacerlo en 15 minutos andando, en tu coche, o en un autobús que, a demanda, enlaza los dos pueblos con un coste de 1,70 euros. Tienes que pedirlo de víspera, con lo que tienes que saber de víspera que vas a hacer ese día. Llegas a Maturana, y tienes dos autobuses a la mañana y tres a la tarde para acercarte a la capital. Y de nuevo hay que pagar el billete.

Son muchos los alaveses que muestran sus reticencias cuando se conoce un nuevo proyecto (estación de autobuses, qué hacer con el monumento de la Virgen Blanca,...). Hay instalaciones nuevas que no siempre son bien acogidas. En este aspecto, ¿la comunicación entre instituciones y ciudadanía debería mejorar?

El otro día oía hablar de la "resistencia alavesa". Por principio nos oponemos a todo, que nada cambie, que todo permanezca como está. No creo que sea cuestión de comunicación, es una cuestión de carácter.

El Ayuntamiento de Vitoria está ofreciendo a los ciudadanos la oportunidad de participar y opinar sobre el futuro desarrollo urbano de la ciudad, los equipamientos, los espacios públicos... ¿Cree que los políticos valoran más la opinión ciudadana hoy en día?

No hay voluntad para abrir espacios de participación, de que sean los vecinos los que decidan que quieren que se haga en su barrio, en su calle.

En su opinión, ¿qué ha supuesto para Vitoria recibir el título de Green Capital? ¿Cree que los ciudadanos realmente somos conscientes del valor de ser una referencia medioambiental en Europa?

Vitoria es Green Capital y por eso no es más o menos sostenible que otra ciudad que no tenga el título. Ser una ciudad de referencia medioambiental es una cuestión que hay que trabajarla todos los días.

La central de Garoña está en el ojo del huracán de los alaveses. La polémica instalación contempla la posibilidad de ampliar su vida útil. Los ciudadanos continúan haciendo numerosas manifestaciones para exigir el cierre inmediato. En su opinión, ¿las protestas pueden tener algún tipo de repercusión en las decisiones políticas?

Protestar sí sirve. Sí que se consiguen derechos. ¿O es que alguien piensa que los derechos que ahora nos están quitando se nos dieron sin pedirlos? Esos derechos son el resultado de muchas protestas.

Otra de las polémicas abiertas en el territorio es la posibilidad del uso del fracking para obtener gas. En este caso, son varias las manifestaciones multitudinarias que han expresado en la calle su rechazo y el temor ante el uso de esta técnica.

Los ciudadanos están preocupados por este peligro. Pero por su parte, los políticos no disipan estas dudas. Las instituciones no disipan esas dudas porque no saben qué puede pasar si dentro de unos años se dice sí al fracking. No tienen las respuestas a esas preguntas, no puede asegurar que esa forma de extracción de gas no presente problemas.

El paro golpea a muchos ciudadanos pero no todos los grupos de edad están en disposición de afrontar esta circunstancia en las mismas condiciones. Jóvenes menores de 25 años y mayores de 55 son los más castigados. En su opinión, ¿se está perdiendo una generación que ya está empezando a buscar fuera un futuro mejor?

No sé que es eso de "la generación perdida". Que los que intentan comenzar lo tienen difícil, sí. Que quien pierde el trabajo con 55 años lo tiene difícil, también. En esta sociedad van a quedar dos clases sociales, por una parte los que tienen trabajo, y por otra los que no lo tienen.

¿Un título universitario ya no basta para lograr un empleo medio o alto?

No, pero ayuda.