CELEDÓN estrena calle. Bueno, más bien su primer representante en carne y hueso. Esto es, José Luis Isasi. El mismo que desde la balconada de San Miguel otea esculturado cuanto sucede en la Virgen Blanca. Además de casa con ventana y balcón, el aldeano de Zalduondo se ha hecho con una vía en el antiguo polígono de Esmaltaciones. Para ser más exactos, en un lateral de la avenida de Olarizu, con la cantidad de amplias vías de extraños nombres que hay recién bautizadas en Salburua y Zabalgana...
Los representantes de la institución Celedones de Oro y de la comisión de blusas y neskas inauguraron ayer la calle José Luis Isasi en honor del primer Celedón que durante 22 años trajo la alegría a la ciudad cada 4 de agosto. Un aurresku y algunos recuerdos imborrables sirvieron para recordar al predecesor de Iñaki Landa y Gorka Ortiz de Urbina, ambos presentes en el acto, quien sabe si sabedores de que algún día -dentro de muchos muchos años- también su nombre puede quedar inscrito en una placa de la ciudad.
Isasi encarnó el mito del aldeano de Zalduondo entre 1957 y 1979, salvo en 1976. Quienes le conocieron coinciden en que vivió el personaje con intensidad e hizo que calara entre sus paisanos. Blusa, buen mozo y arquetipo del vitorianico, la figura del personaje festivo le venía como anillo al dedo. Lo que comenzó como una parodia, acabó transformándose, en parte gracias a su sentido de la fiesta, en una tradición sin la cual ya nadie concibe las jaias de la Virgen Blanca: la bajada de Celedón. Nacido en Gasteiz, Isasi falleció a los 77 años tras una enfermedad, pero su nombre sigue a día de hoy más vivo que nunca entre los gasteiztarras que tanto le deben. A partir de ahora, en las mayúsculas del callejero.