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EL mapa comercial de Vitoria ha variado a lo largo de los últimos años al ritmo que lo ha hecho su propia población, entre la que los vecinos de nacionalidad extranjera han incrementado su peso notablemente. Si bien es cierto que debido a la crisis muchos de ellos se han visto obligados a regresar a sus países de origen, más de 2.000 personas a lo largo de 2012, los últimos datos del padrón municipal dan buena cuenta de su relevancia sobre el global: Gasteiz, en concreto, contaba el pasado 1 de enero con 23.227 foráneos entre sus habitantes, el 9,6% del total. La mayoría procede de los países del Magreb y Latinoamérica.

Muchos de estos inmigrantes pensaron un buen día en la posibilidad de emprender, de abrir un negocio, como una buena opción para prosperar en esta tierra. Así que, con el paso del tiempo, las calles de la capital alavesa se han ido convirtiendo en un pequeño mapamundi comercial donde no faltan los negocios latinos, africanos, asiáticos o vinculados a cualquier punto de Europa. Bazares, comercios de alimentación, de ropa y complementos o incluso peluquerías, sólo por citar unos pocos, que en muchos casos no tienen en la población inmigrante a su clientela más numerosa.

Esto es lo que sucede, lógicamente, con los bazares, un modelo de negocio que en las últimas semanas ha sido puesto en el punto de mira del Consistorio pero que constituye una opción cada vez más extendida entre la población local para realizar todo tipo de compras low cost. Casi cualquier artilugio puede encontrarse en estos establecimientos, que además acostumbran a abrir casi todos los días del año. En la ciudad hay un total de 51 bazares, según los datos que maneja el Ayuntamiento, y 36 de ellos están regentados por asiáticos.

A día de hoy, según los datos facilitados a este periódico por el Ayuntamiento de Gasteiz, alrededor de 700 extranjeros se encuentran dadas de alta en el régimen de autónomos. No todos son comerciantes, aunque lógicamente representan un número destacado. El último informe sobre esta materia elaborado en la ciudad -del ya lejano año 2006- cifraba en 71 el número de comercios regentados por inmigrantes, la mitad de ellos por chinos.

Éstos proliferan en el área de Coronación y en el entorno del Casco Viejo, al igual que los negocios regentados por la población árabe. Son numerosas, por ejemplo, las carnicerías halal, en las que se venden alimentos aceptables según la ley islámica, que exige el sacrificio de los animales orientados hacia La Meca, y que por tanto son prácticamente exclusivas de la población musulmana. Tampoco faltan peluquerías o pastelerías regentadas por marroquíes o argelinos, en las que es mucho más habitual ver también a clientes autóctonos. U otros negocios controlados por inmigrantes procedentes del África subsahariana.

Sin salir de Errota, en la propia calle Coronación, Miriam García regenta un pequeño establecimiento de alimentación latina donde también es frecuente el comprador local, aunque los colombianos y ecuatorianos siempre representan a la gran mayoría. García abrió su negocio -primero en la calle San Antonio- en cuanto consiguió los papeles, hace ya algo más de una década. Y entre su variado género pueden encontrarse desde productos secos a congelados, las típicas bananas y la yuca, frutas colombianas como el maracuyá, el lulo o la guayaba y todo tipo de dulces. "La clientela por lo general es latina, pero viene mucha gente de aquí a por mango, porque vendo pulpa de frutas tropicales congelada, a por guanábana, que se dice que es buena contra el cáncer, o a por quinoa -un tipo de semilla-. También a por panela en polvo, que tiene muchas calorías", enumera García.

Esta comerciante, colombiana de Cali, se siente "súper bien" en Gasteiz y especialmente en Coronación, calle de la que también es vecina. Y todo ello a pesar de una crisis que, lógicamente, también la ha castigado. "Sí que se nota en comparación con lo que vendía antes. Se ha ido mucha gente latina, pero hemos metido productos africanos porque también vienen clientes de Ghana y otros países", desvela. Los productos estrella de Distrilatina, que así se llama el establecimiento, son las harinas, los chocolates -"muy diferentes a los de aquí"- y la ya citada panela, además de las galletas. "Acostumbramos a desayunar café con ellas", subraya.

de colombia a rusia Saltando de continente y también de barrio, destaca por su originalidad y buena acogida la tienda rusa Slavianka, que se ubica en el número 27 de la calle Los Herrán desde hace algo más de dos años y medio. A los mandos de la nave se encuentra hoy su encargada, Maia Dolengo, natural de Moldavia, uno de los numerosos países que están representados entre el género ofertado en este negocio. No faltan los alimentos de todo tipo, desde pescados a embutidos, pasando por el caviar y el vodka, sólo por enumerar algunos artículos básicos. También es posible comprar un periódico ruso -de tirada semanal-, una revista de pasatiempos en cirílico e incluso llevarse a casa una camiseta, un gorro de plato ruso o un souvenir, como las típicas matrioskas, que según recuerda Dolengo "dicen que si las abres dan buena suerte".

La comerciante calcula que cerca del 70% de su clientela fija proviene tanto de Rusia como del resto de exrepúblicas soviéticas, desde Ucrania a Bielorrusia, y reside en Gasteiz. El resto se reparte entre gente que visita el negocio eventualmente y que no siempre proviene de la antigua URSS, muchos de ellos vitorianos. "Los más jóvenes compran cerveza y vuelven para repetir, y los que son más mayores se interesan más por la chatka, el caviar y el vodka", asegura Dolengo. "A la gente de aquí le gusta probar nuevos sabores", certifica. Buena prueba de ello es que dos de sus clientes habituales son una mujer gasteiztarra que siempre compra galletas de sabores y otro hombre apasionado del kéfir, un lácteo originario de la región del Cáucaso. Entre las posibilidades más recientes que ofrece Slavianka se encuentra el envío de paquetes a países como Ucrania y Bielorrusia, de donde todos los años vienen muchos niños a familias adoptivas. Una opción muy socorrida a la que recurren los vecinos de Gasteiz para mandar caramelos o dulces a sus otras familias.

Una de las comunidades de inmigrantes más numerosas de Gasteiz, la rumana, también dispone de una tienda específica en el barrio de Santa Lucía. Se llama Casa Romanesca, que abrió sus puertas hace ya un año y medio. Natalia Bondarchuk muestra sus secretos a este periódico tras el mostrador, donde destaca la gran cantidad de embutidos y quesos que el cliente puede encontrar. También son productos estrella -apreciados incluso entre los vecinos del barrio- las mermeladas, los variados dulces y una empanada rellena de queso "muy rica". Con todo, "lo que más se vende es el mici, una carne picada con especias para hacer barbacoa", según desvela Bondarchuk, que suma ya 14 años viviendo en Gasteiz. "Tenemos un poco de todo... aquí no cabe nada más", bromea.

La comerciante espera que la tienda vaya haciéndose cada vez más popular entre los vecinos de Gasteiz para ampliar clientela, porque todavía "mucha gente no sabe dónde está". "El otro día, un hombre me preguntó si el idioma de los productos era italiano", asegura.