Vitoria. Javier Maroto ha decidido sustituir a dos miembros de su gobierno. Sacrifica a Marian Castellanos y Encina Serrano justo en mitad de la tormenta por las últimas polémicas suscitadas en el Ayuntamiento en las áreas que las responsables de Seguridad Ciudadana y Cultura gestionaban, respectivamente, hasta ahora. El alcalde elude vincular ambas cuestiones y aduce razones personales para justificar su marcha. No obstante, en el caso de Castellanos, reconoce que ha influido la presión ejercida desde la oposición. "Es evidente la campaña que ha sufrido en torno a su persona", dice en referencia al cese del gerente de Tuvisa, que supuso la salida de la edil de la sociedad municipal encargada de los autobuses urbanos.

Castellanos y Serrano salen del gabinete popular y en su lugar entran Iñaki García Calvo, un abogado de 25 años, que se hará cargo de Cultura, Juventud e Igualdad. Una persona joven, de las Nuevas Generaciones del PP, estrechamente vinculada a la cultura de Gasteiz como miembro de la Cofradía de la Virgen Blanca y activo en la organización de las fiestas de La Blanca. Y Elena Izuel, también letrada, de 37 años que, bajo la supervisión del edil de Hacienda, Manu Uriarte, se encargará de las contrataciones que efectúa el Ayuntamiento; un servicio tampoco exento de polémica en las últimas semanas por la manera en la que las fuertes bajas económicas presentadas por las empresas para hacerse con un contrato público pueden afectar a la calidad de las obras y de los servicios. Funcionaria interina de la Diputación y voz del PP en Emakunde, la nueva concejala también asume el conservatorio de danza y la escuela de música.

Dos caras nuevas, desconocidas para la mayoría de los gasteiztarras, pero con experiencia en tareas políticas, pese a su juventud, dentro de las filas del PP. Con Izuel, Maroto recupera la figura del concejal con dedicación especial, que también explotó su compañero de partido y exalcalde Alfonso Alonso. Una especie de subconcejal, con voto, pero menos sueldo y rango que el resto, que actúa a las órdenes de otro edil, en este caso, de Manu Uriarte.

Pero, sin duda, la sorpresa de esta remodelación de gobierno con la que el alcalde afronta la recta final de su legislatura, llega otra vez de la mano de Alfredo Piris, que pasa a ser coordinador general de la Policía Local, departamento del que ya fue hombre fuerte en la época de Cuerda. Un ascenso el del exgerente de Ensanche 21 que Maroto reconoció ayer que puede no sentar muy bien a los nacionalistas de Gorka Urtaran, partido con el que el alcalde tiene firmado el acuerdo presupuestario de este año, pacto que no descarta repetir de cara a 2014.

De hecho, fue precisamente el PNV quien forzó a Maroto a destituir a Piris de la sociedad urbanística, y ahora el alcalde decide premiarlo con un ascenso. Piris pasa a ocupar el puesto de Iñigo Bilbao, que seguirá promocionando el turismo en la ciudad pero, de ahora en adelante, sin la categoría de coordinador general. El alcalde se rodea así de tres asesores de su plena confianza como son Alfredo Piris, Luis Andrés Orive y Rafa Laza. Maroto, que ya ha rubricado los nombramientos que afectan a los técnicos, espera que todos los cambios se puedan hacer efectivos en noviembre, tras dar cuenta a la Junta Electoral y convocar los plenos necesarios para ratificar la marcha de Castellanos y Serrano y la entrada de García Calvo e Izuel.

Las salidas La marcha de Castellanos responde, según Maroto, a razones de índole personal, que es la justificación que la mayoría de cargos públicos da cuando termina su andadura en primera línea de la política. A nadie se le escapa, sin embargo, que su gestión al frente del área de Seguridad Ciudadana está en el punto de mira desde las desafortunadas declaraciones durante las nevadas del pasado invierno cuando la concejala dijo en una radio que las calles estaban totalmente limpias de nieve cuando no era así. A ello se suma su responsabilidad al frente de la Policía Local, un departamento siempre polémico en el que ahora Maroto quiere poner orden. El último de los episodios que ha salpicado su gestión ha sido la trifulca mantenida entre gobierno y oposición en el consejo de administración de Tuvisa a cuenta del cese del ya exgerente Javier Latorre al que PNV, PSE y EH Bildu destituyeron después de que actuara en contra de las órdenes dadas por los consejeros al aplicar a los chóferes las condiciones laborales ordenadas por Rajoy.

En el caso de Serrano, el alcalde explicó ayer que es la edil de Cultura quien ha pedido su marcha del gobierno municipal, ya que en noviembre se jubila y ha decidido abandonar la actividad pública. En cualquier caso, la polémica también le ha salpicado los últimos meses a cuenta de las rebajas en las tasas que tienen que pagar quienes alquilen el Iradier Arena. Un asunto aún sin cerrar, ya que la Fiscalía estudia en estos momentos la legalidad o no de esta actuación. El ejecutivo de Maroto siempre ha defendido que los precios se rebajan para atraer eventos y actividad a un multiusos casi vacío de contenido. Sin embargo, la oposición ve que con esta decisión que el Ayuntamiento pierde suculentos ingresos que en esta época de vacas flacas le vendrían muy bien al erario público.