Vitoria. Los vecinos del barrio de Larrein sufren la desdicha de vivir al ritmo que marcan las decisiones del Ayuntamiento. Aún con un porcentaje de viviendas, y por tanto de votos, demasiado exiguo, los habitantes de esta nueva zona aún en construcción tienen que vérselas aún con los problemas de un proceso de urbanización todavía en pañales, a pesar de las promesas del Gabinete de Javier Maroto. Si, además, a esto se le suma los contratiempos inesperados, Larrein pasa ahora mismo por ser el barrio olvidado por excelencia de la capital.

El último y desesperante problema para la zona ha llegado con la inundación de cuatro arquetas, que impide por ahora implantar por fin el sistema de recogida neumática de basura del que gozan ya el resto de vecinos de Salburua. En realidad, este nuevo problema ni siquiera puede decirse que afecte a todos los residentes en Larrein, pues el plan inicial del Departamento de Medio Ambiente y Espacio Público del Consistorio gasteiztarra pasaba inicialmente por implementar en dicho servicio en un único edificio de viviendas, el que corresponde a la parcela RC-3, situada justo al lado de la vía del tren.

En principio, el citado bloque era el que iba a recibir la recogida neumática a lo largo de este mes, antes de que la inundación de las arquetas lo impidiera, mientras que el resto de viviendas de la zona tendrían que esperar "a los próximos meses" para disfrutar de este sistema, según la propia página web del Ayuntamiento. De cualquier forma, teniendo en cuenta que fuentes municipales explicaron ayer a este periódico que confían en solucionar el problema de las arquetas inundadas "entre este mes y el que viene", a este ritmo Larrein va camino de iniciar el 2014 sin la posibilidad -el derecho- de depositar sus residuos en un lugar adecuado, en lugar de tener que hacerlo, como hasta ahora, en plena vía pública.

Robo de contadores Por si no tuvieran suficiente con la bruma que el Ayuntamiento de Vitoria sitúa sobre ellos para obviar sus problemas, esta semana Larrein se despertó con el robo de alrededor de una veintena de contadores del agua en dos bloques de viviendas de la calle Antonio Amat Maiz, concretamente los números 22 y 24. La acción de los ladrones, que sustraen estos aparatos por el cobre, supondrá a sus vecinos cerca de ochenta euros por cabeza para sustituirlos, asumiendo un gasto que no podrán prevenir de nuevo porque sólo está permitido arreglar las cerraduras de acceso a estos contadores, pero no cambiarlas por otra llave al ser la misma para todos los edificios. De hecho, al parecer en uno de los bloques los ladrones ni siquiera llegaron a forzar la cerradura, por lo que es probable que contaran de antemano con una llave de acceso.