Rebeca sigue sin terminar de acostumbrarse a ser una sardina en la lata número 6 de Tuvisa. Todos los días coge el autobús en Naciones Unidas para trasladarse a su puesto de trabajo en el centro de Vitoria. Para su desgracia, en las horas punta. Con el espacio justo para respirar o, más bien, para transpirar. La línea Zabalgana-Arkaiate es la que más saturada circula en el día a día gasteiztarra, aunque la 4 (Lakua-Mariturri) y la 2 (Periférica) también tienen sus momentos de congestión. Sufren los usuarios y se lamentan los chóferes, condenados a conducir en ocasiones con retrovisores obstruidos por cabezas apiñadas. Hacen falta más autobuses dobles. Lo dicen los unos y los otros. Sólo hay ocho para toda la flota del servicio y cuando no están en una ruta lo están en otra.

El problema viene de tiempo, y se agudiza cuando arrecia el mal tiempo, pero hasta ahora el Consistorio gasteiztarra no ha tomado la decisión de reforzar la armada de Tuvisa. Y esa falta de iniciativa llena las conversaciones de la prieta masa de viajeros en las líneas más saturadas, mientras los conductores hacen piña con los usuarios. "En la actualidad, hay momentos en los que incluso pasamos cada cinco minutos y aun así los autobuses van llenos", sostiene Miguel Aransay, del comité de empresa de la sociedad municipal encargada del servicio de transporte urbano de Vitoria. Es preciso, admite, aumentar la flota con vehículos dobles "para reforzar principalmente las líneas 6, 4 y 2", si es que el Ayuntamiento quiere acabar con un hacinamiento que poco honor hace a la ciudad que durante un año presumió de ser tan verde.

La de Zabalgana, en concreto, es una situación especialmente crítica debido a la gran cantidad de familias con niños pequeños. O sea, con carritos. Asegura Leila que, en ocasiones, hay que dejar pasar "hasta dos y tres autobuses" hasta que llega uno con espacio para la silla de bebé. Así que hay a quienes se le quitan las ganas de coger el urbano y acaban tirando del coche, por mucho que les pese. La incorporación de autobuses dobles ayudaría a paliar la situación, aunque la asociación de vecinos Zabalgana Batuz asegura que en esta zona de la ciudad ésa "no es una solución". El colectivo insiste en la creación de una nueva línea para que la 6 no abarcara tanto barrio como ahora y, a la vez, se diera servicio a Aldaia, Elejalde y Borinbizkarra.

La saturación reinante exige una respuesta, según Zabalgana Batuz, pero lo cierto es que el Presupuesto no contempla su petición. Sí hay propuestas de los grupos municipales del PNV y Bildu para ampliar la cobertura de Tuvisa a Borinbizkarra aprovechando las líneas ya existentes, pero la asociación advierte de que esta medida sería "sólo un parche", como ya lo es la lanzadera de Aldaia, que también se ha quedado pequeña con el paso del tiempo. Y lo último que quieren los representantes vecinales es tener "una lanzadera dos, que cronifique además la primera". Su demanda, además, se sustenta en números. De todas las líneas, la 6 lidera la lista de usuarios: concentra el 15% de los usos, por delante de Salburua-Sansomendi, Lakua-Mariturri, Periférica A, Sansomendi-Errekaleor y Periférica B.

El presupuesto de Tuvisa, a todo esto, contempla para este año la posibilidad de adquirir nuevos vehículos, pero para mejorar la eficiencia energética de la flota, aunque también podría ser que sólo se pusiera en marcha un plan de mejora de energía y emisiones. O sea, que de adquirirse autobuses dobles no será por un criterio de saturación. Y tampoco es seguro que vaya a suceder. Una incertidumbre que preocupa al comité de empresa, sobre todo tras las bajas sufridas con la última nevada. "Hay que reforzar y también hay que renovar la flota, porque se está quedando vieja, pero hace ya tiempo que no se compra ningún urbano", censura Aransay. A la espera de que el Ayuntamiento escuche las reclamaciones, viajeros como Rebeca tendrán que seguir soportando la falta de espacio vital de la a veces no tan sostenible movilidad de Vitoria.