Vitoria. La romería de Olarizu marca cada año la vuelta al cole del alcalde y los concejales. El recorrido de los mojones que hacen de muga entre Vitoria y los pueblos del municipio da paso a un recorrido más de fondo: el inicio del curso político, marcado este año por los recortes, las elecciones autonómicas del del 21 de octubre y la minoría del PP en el Ayuntamiento (9 ediles frente a 18 de la oposición). Un otoño caliente para Javier Maroto, que se verá forzado a ceder ante PNV, PSE y Bildu para lograr los apoyos que le permitan cerrar el volumen de asuntos pendientes que se acumulan sobre su mesa.
Una empinada cuesta de septiembre que ya ha comenzado. Y es que en solo una semana al alcalde se le han abierto nuevos frentes, como la polémica designación de Vicky Gastón nueva secretaria general del Pleno, el "injusto" sistema de padrón utilizado para gravar las viviendas vacías, que hay que revisar, o la pérdida de una subvención de 100.000 euros del Gobierno Vasco. Asuntos que se suman a otros pendientes como la renovación, o no, de la figura del Síndico -puesto que los populares estaban dispuestos a cargarse hasta que la oposición salió en su defensa-, la guerra abierta con los funcionarios municipales a cuenta de los recortes, o la temida subida de tasas e impuestos en un ayuntamiento que más que nunca necesita recaudar dinero.
Asuntos que ocuparán la agenda de Vitoria hasta que a finales de año llegue el momento de hablar de presupuestos. Otra patata caliente que pelar. El gobierno de Maroto tendrá que sentarse con los mismos grupos de la oposición que hasta ahora han sido tan críticos con la forma en que el PP ha metido la tijera para reducir el gasto. A no ser que en la mente del alcalde esté prorrogar otra vez las cuentas como este año.
Aun así, a pesar de la intensidad con que se presenta el nuevo curso político, Maroto dice -al menos ante los periodistas- no estar preocupado. "No debería ser más difícil que el anterior". Para, a renglón seguido, reconocer que, en ocasiones, los cuatro partidos con presencia en el Ayuntamiento -PP, PNV, PSE y Bildu- "no se parecen en nada".
mojones y alubias Un distanciamiento del que este año no se ha librado ni la romería de Olarizu. Una tradición de siglos que, según denuncia el PNV, a suprimido Maroto al eliminar el popular regreso desde las campas argumentando razones económicas, al igual que hizo con la comida de hermandad con las juntas administrativas. A cambio, el alcalde acudió a Olarizu para servir alubias a los presentes, mientras la oposición se sentaba a la mesa con los representantes de los concejos. Una comida alternativa para 50 comensales que cada uno pagó de su bolsillo. Lo que no se suspendió fue el reivindicativo recorrido matinal de los mojones; 9,6 kilómetros entre Vitoria, Bolívar, Gámiz, Otazu, Askarza, Arkaia, Monasterioguren, Elorriaga, Arkaute, Betoño, Mendiola, Castillo, Aretxabaleta y Gardelegi, para comprobar que ninguno de estos pueblos ha comido terreno a la capital.