Vitoria. No hay sitio en Gasteiz donde los perros puedan estirar las patas sin tener que llevar correa. La ordenanza de tenencia de animales exige que, tanto en las vías y parques como en cualquier otro lugar de tránsito de personas, los canes vayan sujetos para evitar sustos y facilitar la convivencia. La regla incluye a todos, desde los más pequeños hasta los de razas peligrosas, pero no siempre es acatada. Y ese incumplimiento, sumado a la creciente presencia de perros en los barrios nuevos y la -para muchos- actitud pasiva de la Policía Local, alimenta cada día más la guerra dialéctica entre los ciudadanos que exigen la ejecución de la norma en aras de la seguridad y los dueños que desafían la ley porque consideran que va contra las necesidades de sus mascotas. En el buzón ciudadano, el debate está que arde.

Quienes se quejan de los perros sueltos argumentan, para empezar, que las normativas están para cumplirlas. También les mueve el miedo en su reivindicación, pues están convencidos de que nadie puede garantizar que alguno de esos animales no vaya a protagonizar en un momento dado un episodio de peligro. Además, aseguran que es habitual que los propietarios, al advertirles de la obligación de llevar sujetos a sus mascotas, se les enfrenten, llegando a veces al insulto. San Martín, Salburua, Zabalgana, Ariznabarra, Lakua... Las quejas llegan de toda Vitoria. Y todas ellas, acompañadas de un toque de atención a la Policía Local, acusada de pasar de largo o de intervenir más bien poco en este tipo de casos.

"Para los ciudadanos que pasamos por el parque de San Martín no es ninguna garantía que los perros sueltos vayan con sus dueños porque, en general, no les hacen caso", alerta M.A.E. Más vehemente, J.P.R. inquiere: "¿Tenemos que creer en la palabra de todos los dueños de perros que nos dicen que los suyos son inofensivos mientras nos ladran y acosan, y tenemos que aguantar la indiferencia o la falta de respeto de otros cuando les pedimos que los aten? Piden respeto para los animales, pero no se lo dan a las personas".

Los ciudadanos que exigen el cumplimiento de la ordenanza relatan, además, sus experiencias para tratar de demostrar que el miedo está justificado y que el entendimiento es difícil. "En el parque del Este de Salburua, paso verdadero terror por la cantidad de perros sueltos que hay y se acercan a los niños. En uno de los columpios incluso se puede ver la marca de los dientes de uno", dice I.P.A, quien recuerda que hace poco un can siguió a su hija con la bici hasta que la desequilibró, motivo por el que pidió explicaciones a la dueña. "Tuve que aguantar sus insultos y los del resto de dueños de perros que había por allí". En el caso de M.A.R., un sobrino suyo sufrió una caída "por un perro danés, con la consecuencia de cuatro vértebras rotas". Cuando a los días se localizó a la propietaria del animal, éste seguía suelto. "¿Hasta cuándo lo vamos a consentir?", pregunta. Un interrogante que también alzan algunos propietarios de perros pequeños, quienes dicen sufrir igualmente las consecuencias de la violación de la ley. "Cuando salgo de paseo con mi mascota lo único que hago es estresarme porque tengo que mirar continuamente por si aparece un perro suelto de tamaño grande", señala J.B.N.

El otro frente, no obstante, también tiene mucho que decir. "La normativa se incumple porque es del todo irracional, va en contra del sentido común y de las necesidades de los animales", señala HappyDog. "Llevándolos atados lo único que conseguimos son perros inestables, sin socializar y destructivos, así que está claro que la ordenanza vulnera claramente los derechos de los perros y hay que luchar por modificarla", añade Y.C.T. Según dice, "para mí, mi perro es un miembro más de mi familia, lo quiero con locura y jamás permitiría que atacase a nadie, ya que si lo hiciera, en el mejor de los casos no lo sacrificarían pero sí le podrían poner un bozal y no quiero esa clase de existencia para mi mejor amigo". A.A.A., mientras tanto, lamenta que paguen justos por pecadores. "¿Tenemos el resto la culpa de que un dueño en concreto se comporte maleducadamente y no tenga educado a su perro como es debido? ¿Acaso tienen los padres la culpa de que haya niños con trece años robando móviles a punta de navaja a otros?". Otro ciudadano agradece a la Policía Local que "no ponga multas". Seguramente este conflicto podría apaciguarse si se crearan zonas especiales donde las mascotas pudieran desahogarse con plena libertad sin molestar a nadie, como ya existen en otras ciudades. Hace dos años y medio hubo un intento para habilitar en algunas zonas de equipamiento de la ciudad áreas donde los más de 16.000 perros censados del municipio pudieran desahogarse sin ataduras, pero la idea no llegó a funcionar y se aparcó.