El hashtag #estamoscumpliendo de Javier Maroto se ha convertido en un arma de marketing masivo. Pero de doble filo. El grupo municipal del PSE ha recurrido a la hemeroteca para intentar demostrar que las palabras del alcalde contravienen los hechos, o las nuevas palabras. Que en realidad él y los suyos #noestancumpliendo. Empleo, rigor económico, Foronda, soterramiento del ferrocarril, Casco Viejo, cooperación, cultura... Son algunos de los asuntos vitales para la ciudad que ahora cojean, según los socialistas, pese al maquillaje de las redes sociales.

Dijo Maroto en mayo de 2010, cuando guerreaba desde las filas de la oposición, que "un alcalde que no piense en empleo no debería presentarse". Ya en el gobierno, presumió de que con el PP "sube el trabajo y baja el paro". La realidad plasmada en los medios de comunicación desvela, sin embargo, el malestar de los funcionarios ante "el inicio de la destrucción del empleo público" con la no renovación de 200 contratos -por ahora-, mientras casi 21.000 gasteiztarras sufren ya las consecuencias de quedarse en la calle. Es una cifra que preocupa aún más por el fracaso del plan del alcalde para impulsar la actividad económica. El proyecto de Betoño, que iba a "crear un millón de puestos", ha quedado en un cajón.

"Gestionaremos desde el rigor económico, desde la transparencia y desde la cercanía, escuchando a las personas", proclamó Maroto nada más tomar la vara de mando. Resultado: retiró el Presupuesto en vísperas del debate ante la incapacidad de llegar a acuerdos evitando pactos entre los grupos de la oposición, oficializó un recorte de 34 millones de euros por decreto y fue acusado por el Consejo Social de no facilitársele el acceso a las Cuentas prorrogadas. Evidentemente, él y sus concejales han tratado de justificar cada una de estas actuaciones, pero ningún argumento ha encubierto lo que para los socialistas es obvio: que el PP no cumplió con la palabra dada.

En la oposición, los populares eran de los que abogaban por congelar los impuestos. Y al llegar al poder, el discurso se mantuvo. Hasta que la crisis que abofeteaba las arcas municipales les hizo cambiar su postura. El "no incrementaremos la presión fiscal a los vitorianos" quedó atrás. El gobierno prepara ya las subidas de los precios de los centros cívicos, ha aparcado la gratuidad de las escuelas infantiles para niños menores de dos años y ha reconocido que se verá obligado a gravar más a los ciudadanos. Además, Maroto tuvo la oportunidad en el último Pleno de posicionarse en contra de los recortes de Rajoy al consistorio y no lo hizo. Y eso que sólo una semana antes había confesado que no los compartía.

"Para el Partido Popular, todas las personas cuentan para construir Vitoria", sostuvo el alcalde en mayo de 2011. Un tiempo después, retwitteaba un mensaje de su compañero Antonio Basagoiti que decía: "Sanidad y educación para todos, pero primero los de casa". Prioridad era también para Maroto el proyecto del soterramiento del ferrocarril. "Es factible y Fomento lo apoya con rotundidad", afirmó el concejal responsable de Urbanismo, Miguel Garnica, hace tres meses. Y ahora resulta, según desveló el PNV, que el Estado supedita la obra a un plan de transportes con horizonte en 2014. Tampoco está clara la posición de los populares respecto al aeropuerto vitoriano. "Estoy a muerte con Foronda", dijo Maroto en julio, para a los pocos días ser reprendido por los propios trabajadores, quienes dudan de que el primer edil esté defendiendo el mantenimiento de los horarios de esta infraestructura vital para Gasteiz.

Donde dije digo, digo... El PSE no ha dudado en recordar el posicionamiento favorable de Maroto a la estación de autobuses en Arriaga antes de las elecciones y tras ganarlas. "Se va a construir esa estación y ninguna otra. Este proceso está en marcha y no tiene vuelta atrás", aseguró en mayo de 2011. Poco después, en julio, anunciaba que la terminal se trasladaría a la plaza Euskaltzaindia tras la paralización del BAI Center para aprovechar el socavón. El refrán, a juicio de los socialistas, vale también para la gestión de la almendra medieval. Dijo el primer edil a principios de este año que "el futuro del Casco Viejo está más garantizado ahora que hace unos meses". Pero bastaron otros pocos para reconocer la mayor: que hay retrasos en el desarrollo de actuaciones en la colina. Una inactividad que ha frenado la aplicación de las ayudas procedentes de la UE.

La tijera también ha mutilado la gestión de los colectivos sociales y vecinales de la ciudad, aunque el programa electoral del PP abogaba por no tocar las convocatorias públicas de subvenciones dirigidas a este gran movimiento. Además, frente a la promesa de implementar el Plan Director de Cooperación al Desarrollo, se ha producido una reducción del 90% en las inyecciones económicas a las ONG. Un hachazo que también ha llegado al ámbito en la cultura.

Maroto, en cualquier caso, parece tener claro cómo utilizar las redes sociales para ensalzar su gestión. Ayer, recurrió a otros de sus hashtags a propósito de la colocación gratuita de una pantalla en la Plaza Nueva para seguir el txupinazo y de las nuevas promesas de Aena: #hacermasconmenos y #apoyoforonda. El del ahorro, por cierto, le encanta.