Vitoria. Mientras las calles de Vitoria se llenan de coches, las avenidas de los nuevos barrios se convierten en auténticas autopistas para desgracia de sus vecinos. Es el caso de Salburua, donde el pasado mes de febrero un atropello costó la vida a dos personas. Ocurrió en el boulevard que lleva el mismo nombre que el barrio, precisamente en el lugar donde ahora se han instalado semáforos y un radar para mejorar la seguridad.

Se trata de una de las calles con más tráfico de la ciudad, con un flujo diario de 40.000 vehículos. Por los tres carriles en cada sentido pasan cada jornada coches del propio barrio, vehículos pesados que van de Gamarra a Jundiz y viceversa, además de los camiones de las sempiternas obras que padece esta zona. En unos pocos años ha pasado de ser una carretera de extrarradio de la ciudad, a una avenida urbana en la que los vecinos reclaman indicaciones que frenen la velocidad.

Su demanda parece haber dado algunos frutos. Aquel trágico suceso ha conseguido acelerar la adopción de medidas por parte del Ayuntamiento gasteiztarra. En concreto, el Boulevard de Salburua cuenta ya con dos semáforos con pulsadores a la altura de Portal de Elorriaga y con un radar que controla que los vehículos no superen los 50 kilómetros por hora permitidos en vía urbana.

Desde que se instaló, la Policía Local ha constatado un descenso en la velocidad del tráfico rodado que atraviesa esta calle, aunque entre los vecinos hay opiniones contrastadas. Si bien la mayor parte de las personas consultadas coinciden en que ahora se corre menos, creen que las medidas correctoras adoptadas no son suficientes para garantizar la seguridad en un barrio que se caracteriza precisamente por la anchura de sus calles. "En todos los pasos de cebra tendrían que poner semáforos, no sólo donde murió esa pareja. Lo que pasa es que hasta que no ocurre, no se hace nada", asegura Iraia Uriarte.

Los vecinos siguen notando el peligro cada vez que tienen que cruzar la calle, incluso en el propio paso de peatones. "Hay mucha gente joven y mucho fitipaldi en este barrio. Tenemos algún susto prácticamente todos los días", añade Iraia. En este aspecto coincide con Soledad Suso, que aunque no vive en el barrio conoce muy bien sus calles por los paseos que se da con su nieta cada vez que le toca hacer de canguro. "La gente corre mucho, y lo que es peor, nadie te deja pasar en el paso de cebra, es horroroso", asegura la mujer, quien, sin embargo, sí ha notado que en el caso concreto de Boulevard de Salburua ha mejorado la situación en poco tiempo.

Entre los cambios que ha experimentado esta vía en los últimos meses para ganar en seguridad destaca también la creación de un carril lento en el que no se pueden superar los 30 kilómetros por hora. Éste está ubicado en el lado derecho de la calle y hay uno por cada sentido. Sin embargo, de todas las medidas adoptadas por el Departamento municipal de Seguridad Ciudadana, ésta es la que probablemente resulta menos eficaz. "En este carril siempre hay coches en doble fila, por lo que se utiliza poco", explica Fernando García, otro vecino, quien apela al sentido común para lograr un equilibrio entre vehículos y peatones.

No es, de hecho, el único que opina que se podría encontrar una solución sin necesidad de recurrir a una excesiva regulación del tráfico, y con un coste económico bastante más bajo. "Basta con tener un poco de cuidado y mirar a ambos lados antes de cruzar la calle, no son necesarias más medidas", cree Elena Araugo. Tampoco los conductores son demasiado partidarios de las limitaciones impuestas al tráfico, aunque éstos también vivan en Salburua. "Utilizamos mucho el coche y me fastidia bastante pillar todos los semáforos en rojo", asegura Nagore Pablos, una opinión con la que coincide su pareja Andrés Durán.