Vitoria. El alcalde de Vitoria, Javier Maroto, es consciente de que la ciudadanía mira de reojo a un Ayuntamiento incapaz de levantar, en veinte años, una infraestructura tan elemental como es una estación de autobuses. Maroto sabe que se está abriendo una brecha entre los gobernantes y los gobernados, que cada vez que oyen hablar de un proyecto municipal de envergadura se preguntan cuántas modificaciones sufrirá antes de ser finalmente desestimado. Por ello, en el debate sobre el estado de la ciudad celebrado ayer -hoy les toca replicar a los grupos políticos- el primer edil vitoriano lanzó un guante a la oposición para tratar de recuperar "la credibilidad de la política".
Maroto dividió un discurso sin grandes concreciones en tres ejes principales, el modelo de ciudad de Gasteiz, la promoción del empleo y la necesidad de "un cambio en las relaciones entre los grupos municipales, en los acuerdos y los disensos, poniendo el foco en lo que nos une y no en lo que nos separa". El alcalde subrayó la necesidad de hacer autocrítica, empezando por el propio gobierno pero emplazando también a PNV, PSE y Bildu a reflexionar para "tener una actitud más responsable y buscar más espacios de consenso, por parte de todos, y que no sea una batalla permanente".
Sin nombrarlas, el alcalde hacía alusión a situaciones como el último episodio vivido en torno en la estación de autobuses, paradigma de ese estilo tan vitoriano en el que los debates se enredan hasta el punto de llegar a paralizar el proyecto que los motivó. "A veces son unos y otras veces son otros, pero la sensación final es que no gana nadie, perdemos todos, y la sensación es de distancia en los ciudadanos".
En esa línea, Maroto ofreció un debate amplio entre los grupos de cara a la elaboración de los Presupuestos del próximo ejercicio, tras un primer año de legislatura en el que el PP prorrogó las Cuentas de 2011 ante el enfado del resto de formaciones. "Yo pondré de mi parte, pero necesito una predisposición sincera", pidió el primer edil.
En todo caso, no todo ayer fue autocrítica en el discurso del alcalde. Maroto alabó el modelo de ciudad que a su juicio Vitoria ya poseía desde hace años y que sólo necesitaba de una plasmación concreta, el galardón Green Capital, un premio "de todos" que ha disparado el turismo y ha hecho que "no sólo despertemos el interés de nuestro entorno, sino de países como China y Brasil". El alcalde se autodefinió como "un comercial de Euskadi" y celebró, por otro lado, que el fin de la violencia de ETA haya permitido a la CAV proyectarse sin rémoras en el exterior, e "interrelacionarse con normalidad" a los concejales dentro de las propias dependencias del Ayuntamiento.
La paz ha llegado y el verde sostenible tiñe todos los aspectos de la vida diaria de los vitorianos, pero a la vez la ciudad se encuentra ante una de sus mayores encrucijadas. La situación económica es, si no desesperada, grave, y en ese sentido el alcalde apeló a "seguir haciendo inversiones, pero de forma diferente". La reforma del Palacio Europa es el principal ejemplo para Maroto de esa nueva política, como contraposición a un BAI Center que sacó a colación sin necesidad de mentarlo.
La rehabilitación de viviendas, la contención en el gasto de suelo urbanizable y el desarrollo de los servicios en Salburua y Zabalgana son sus apuestas en materia de vivienda en un ejercicio que está viendo nacer un nuevo PGOU y en el que tocará seguir apretándose el cinturón. "No podemos mantener la estructura que teníamos", afirmó el alcalde en relación a los centros cívicos, el centro de medicina deportiva o los servicios sociales, señas de identidad de la ciudad que se tambalean ante la precaria situación económica y que Maroto quiere redimensionar.
Y, por último, el desempleo. Maroto presentó un plan para ceder en régimen de alquiler "simbólico" los 652.000 metros cuadrados inutilizados que posee el Ayuntamiento en Jundiz a medio centenar de empresas, siempre que contraten principalmente a ciudadanos empadronados en Gasteiz, y con el fin de crear 2.000 puestos de trabajo. Maroto afirmó que esta iniciativa, que se iniciaría con una pequeña reserva de terreno a modo de prueba piloto, no sustituye a su parque empresarial de Betoño, un proyecto "secuestrado" por la oposición.