Vitoria. No existen soluciones perfectas para enlazar la zona rural de Vitoria con la ciudad a través del transporte público. La dispersión típica de los concejos del municipio y la baja densidad de población de casi todos hacen inviable el establecimiento de líneas regulares de autobús. Tuvisa sólo llega a nueve pueblos, los que están pegados al núcleo urbano. Y la Diputación justo alcanza a otros nueve, aunque con horarios insuficientes. Por eso, cualquier pequeña medida que se impulse para parchear el problema de movilidad de quienes viven lejos del cemento es bienvenida. Como la única probada hasta ahora: el reparto de tarjetas de OTA para poder aparcar gratis en Gasteiz. Dos años después de ponerse en marcha la iniciativa, que se ha extendido progresivamente a las 45 localidades que no tienen servicio de autobús ni municipal ni foral, los beneficiarios no dudan en mostrar su satisfacción. "Es un buen invento", coinciden todos los consultados.
Aberasturi fue uno de los pueblos incorporados a la OTA rural ya en su tercera fase, en enero de este mismo año. Y, desde entonces, la tarjeta de Vicente Martínez de Lagos echa chispas. Un ejemplo: "A nosotros nos pertenece el centro de salud de Los Herrán. Aparcar gratis ahí es imposible y si lo haces en la zona azul es un incordio, porque uno sabe cuándo entra al médico, pero no cuándo va a salir. Así que sólo por este motivo ya merece la pena". Todos los vecinos de los concejos que, cómo él, se ven obligados a coger el coche para ir a Vitoria a trabajar, a hacer compras o por enfermedad se suman a la crítica positiva. Y, por eso, los nueve pueblos que por ahora han quedado excluidos de esta iniciativa por disponer del servicio de transporte público de la Diputación se lamentan enormemente de su descarte.
'Enganchados' al coche Miñano Mayor, Elorriaga, Arkaute, Matauco, Eskarza, Argandoña, Ilarraza, Andollu y Oreitia insisten en que la prestación foral es insuficiente en frecuencia y servicios. Los fines de semana no hay autobuses y en días laborables bastantes horarios chocan con las necesidades reales de la población. Por eso, muchos vecinos, casi todos, se ven obligados a engancharse al coche. Y cuando llegan a Vitoria, han de dar mil vueltas hasta encontrar aparcamiento o apoquinar. Es el día a día, por ejemplo, de Josean Haro, presidente de la junta administrativa de Oreitia. "Se nos excluyó de la OTA rural por tener autobús, pero la realidad es que sólo pasa cuatro veces al día por el pueblo y nos obliga a salir a la carretera. Y esa no es una conexión real con la ciudad, especialmente para población sensible, como gente mayor o personas que pueden caer enfermas", se lamenta.
Hace más de un mes, la asociación de concejos de Vitoria (Acovi) solicitó al Ayuntamiento gasteiztarra la OTA para estos nueve pueblos. La concejal Marian Castellanos, responsable del área de movilidad, se comprometió a estudiar el informe remitido por el colectivo. Y aún sigue en ello. "No hay nada definitivo todavía", especifican fuentes del equipo de gobierno. Tal vez la contestación pueda coincidir con la valoración que se va a realizar a finales de este mes, en el Consejo de Tuvisa, de la propuesta presentada por los taxistas alaveses para dotar de un servicio a demanda a los concejos. Como el ticket de la zona rural, no es la llave mágica que desatascará su problema de movilidad. Y aun así, son muchas las expectativas que ha generado.