Vitoria. "Vitoria no puede ni debe esperar más a que el soterramiento del ferrocarril vea finalmente la luz para impulsar su transformación urbana", declaró el alcalde durante su discurso de investidura. Las asociaciones de vecinos de Zabalgana tomaron nota y sólo un día después le conminaron a poner en práctica su compromiso resolviendo el aislamiento que sufre el sector de Borinbizkarra. En la anterior legislatura, su petición había caído en saco roto, porque el gabinete Lazcoz la había supeditado al proyecto para enterrar las vías del tren. Pero ahora saben que no hacía falta, que la solución era posible y que gastar tanta saliva mereció la pena. Antes de finalizar 2011, el nuevo equipo de gobierno anunció su intención de zanjar la brecha con una pasarela peatonal y la rehabilitación del viejo puente de Ali. Una decisión que ha sentado "como un regalo de Navidad".

Tanto Pasabidea como Zabalgana Batuz creen en el compromiso del gabinete Maroto, supeditado al visto bueno de la Adif. Y, por eso, no han dudado en mostrar abiertamente su satisfacción. La cicatriz ferroviaria separa Zabalgana de los sectores 1 y 4 de Borinbizkarra a modo de burla. Por una distancia en línea recta de sólo 300 metros, los vecinos que viven en la margen discriminada de la trinchera se ven obligados a caminar más de un kilómetro. El rodeo es inevitable por culta de la poca estratégica ubicación de los accesos peatonales existentes.

La fórmula planteada por los vecinos y aceptada por el gabinete Maroto contempla la construcción de una pasarela elevada que unirá la avenida Reina Sofía con la calle Henry Morton Stanley. La sociedad municipal Ensanche 21 ha dado los primeros pasos para materializar el proyecto de manera definitiva a lo largo del año que viene. Y el concejal de Urbanismo ya adelantó que permitirá cómodamente tanto el paso de viandantes, como de sillas de ruedas, carritos y bicicletas de acuerdo a los criterios de la Ley de Accesibilidad.

La nueva pasarela irá acompañada, además, de la adecuación del viejo puente que une Ali con la zona de Aldaia, otra reinvidicación de las asociaciones. La idea es recuperarlo para el tránsito peatonal y de bicis, añadiéndole barandillas antivandálicas para evitar que se puedan arrojar objetos a los raíles del ferrocarril.

"Por fin ha primado el sentido común", destaca el portavoz de Pasabidea, Mario Calvo, quien recuerda el intenso trabajo realizado desde su colectivo para la materialización de estos proyectos. "Llevamos propuestas a los consejos territoriales, habalmos con los grupos políticos y al fin se ha llegado a una solución con unanimidad. Lo importante es olvidar las diferencias políticas para que prime el bienestar de los vecinos", subraya. La pasarela y la adecuación del viejo puente permitirán, además de atender a Borinbizkarra y Elejalde, cohesionar los seis sectores de Zabalgana, facilitando el acceso a los recintos educativos, al centro de salud y a las paradas del transporte público. "Ya no seremos un barrio partido por la mitad", aplaude Calvo.

La asociación Zabalgana Batuz también destaca la importancia de "lograr la cohesión en el barrio". El raíl del tren creaba una brecha "muy perjudicial" para la vida de los vecinos de Borinbizkarra, obligados en sus rutas diarias a dar un rodeo de un kilómetro. "Todos los servicios básicos están al otro lado. Y era evidente que había que acabar con ese corte". Por eso, el colectivo agradece que las reuniones con el equipo de gobierno y los distintos grupos políticos hayan permitido por fin dar con una solución sin esperar al devenir del plan para soterrar el ferrocaril..

El alcalde, por cierto, ha vuelto a hablar de este proyecto, al publicar el Boletín Oficial del Estado la resolución ministerial por la cual se da el plácet medioambiental al soterramiento del tren. Era el último fleco técnico pendiente, por lo que ahora la pelota para su impulso definitivo está en el tejado del Gobierno de Rajoy. Por eso, Maroto ya ha solicitado una reunión con Fomento para establecer los compromisos que debe adquirir cada uno de los agentes implicados y, de esta forma, acelerar lo máximo posible los trámites para que el plan se haga por fin realidad.