vitoria. La falta de consenso es costosa para la ciudad. Y no sólo por que los acuerdos unánimes se vendan caros en el Ayuntamiento de Vitoria, sino más bien por que lo que en esta legislatura puede ser una mayoría suficiente, en la siguiente se queda corta. Con lo que eso conlleva de gastos en estudios, reuniones, contratos, ajustes, obras... Y así luego se llega a advertencias como la que realizó Javier Maroto como portavoz del PP al entonces alcalde Patxi Lazcoz: "Cuerda, antes de irse, dejó a la ciudad un agujero en la calle Francia y usted va a dejar otro en la plaza de Euskaltzaindia".

El tiempo le ha dado la razón, aunque la postura del PP -y la de Bildu- también han propiciado esta situación. La clave, no obstante, es que el panorama de la nueva estación de Euskaltzaindia es similar al que antes tuvo, por ejemplo, el BAI Center: estos proyectos parten de un gobierno en minoría, tienen el apoyo suficiente de dos grupos municipales y reciben duras críticas desde la oposición. El debate se enrarece y los ciudadanos lo critican, lo apoyan o no saben a qué atenerse ante tanto cruce de acusaciones.

Lazcoz medió en esta situación cuando, tras concretarse el traspaso de poderes, ofreció a Maroto un "cheque en blanco" para pactar los proyectos estratégicos de la ciudad y evitar vaivenes. El alcalde lo descartó. Ahora falta por conocer si la financiación del Gobierno Vasco a la nueva estación de buses de Euskaltzaindia allana estas relaciones, puesto que el gabinete Maroto no tiene por ahora socios preferentes. El alcalde ya ha dado la sorpresa al impulsar la nueva estación con Bildu, pero esta misma semana afirmó que su intención es pactar "con unos, con otros y con todos", porque le gustan las mayorías amplias. Las ordenanzas son su siguiente prueba.